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Los jefes militares republicanos.
Asturias, Octubre de 1937.


Octubre de 1937. Los jefes militares republicanos.

Valentín Fuentes, Jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico (II)


Por Marcelino Laruelo.


Los mandos del Ejército del Norte que consiguieron escapar de Asturias en Octubre de 1937 y pasar a Cataluña fueron ascendidos un grado. Valentín Fuentes fue designado jefe del Estado Mayor de la Flota y ascendido a contralmirante semanas después. Fue el único marino republicano que alcanzó el almirantazgo por vía reglamentaria. Nombrado subsecretario de Marina, se exilió en Francia a comienzos de 1939, después de la ocupación de Cataluña por el ejército franquista. Residió primero en París y, durante la ocupación alemana, en Marsella, bajo el gobierno de la Francia de Vichy, sobreviviendo en penosas condiciones.

El dirigente anarquista asturiano Ramón Alvarez Palomo, consejero de Pesca con Belarmino Tomás, le encontró en París en los años sesenta. Vivía el almirante republicano acogido en un asilo para ancianos desamparados y era una de sus mayores alegrías la de invitar a los amigos exiliados a merendar una tortilla española cuando conseguía hacerse con unas patatas y unos huevos. Hablaba Ramonín de él con cariño, pues, era una persona de ideología liberal y buen corazón que, según se decía, tenía dos hijas monjas, pero había mantenido su juramento de fidelidad a la República y cumplido con sus obligaciones.

Fue también Ramón Alvarez el que dio una explicación coherente de lo ocurrido con el “Císcar” y la “famosa” orden de Prieto, desobedecida, de que zarpara: Valentín Fuentes comunicó al Consejo Soberano la orden de zarpar recibida del ministro; entonces, Ramón y Segundo Blanco fueron al Musel y trajeron con ellos a Valentín Fuentes, “medio como prisionero”, porque si el “Císcar” escapaba, el enemigo se daría cuenta de que comenzaba la huida y reforzaría todavía más el bloqueo naval. Y, después de todo, el “Císcar” había sobrevivido ya a muchos ataques de la aviación, por suerte y por mala puntería. Se trataba tan solo de retrasar la salida del destructor veinticuatro horas. Le convencieron, pero la mala suerte quiso que el diecinueve de Octubre los bombarderos alemanes acertaran al destructor con varios impactos y se hundiera. Eso explica que a su llegada a Barcelona, Valentín Fuentes no fue expedientado, sino ascendido. A destacar el heroísmo del cabo artillero vasco Totorica, que se encargaba de la única ametralladora antiaérea disponible, y que, el día del hundimiento, estuvo haciendo fuego hasta que la escora del barco se lo impidió.

Valentín Fuentes López había nacido en Huesca el veintiséis de Febrero de 1882. Aún no había visto el mar cuando aprobó, en 1898, la oposición para el ingreso en la Escuela Naval. Su padre era abogado, funcionario, y gobernador civil, y su madre, de familia acomodada, con un hermano gobernador civil. Siendo niño, había quedado cautivado al escuchar una conferencia que pronunció Isaac Peral. La lectura de la vuelta al mundo de la corbeta Nautilus, al mando del asturiano Fernando Villaamil, le reafirmó en su pasión marinera. Aprobó sus estudios y realizó las prácticas de navegación. Los historiadores nacionalistas más sectarios le descalificaron llamándole “marinero de agua dulce”, pero ahora sabemos que era una falsedad. Fue el primero de su promoción y había sido condecorado y felicitado por su actuación destacada en el desembarco de Alhucemas. En 1936, figuraba el primero en el escalafón de los capitanes de fragata. Valentín Fuentes era también ingeniero geógrafo al servicio del Instituto Geográfico y Catastral. En Julio de 1936, llevaba ya un año al mando del destructor “Lepanto” y, siguiendo las instrucciones del gobierno, contribuyó decisivamente con la amenaza de sus cañones al fracaso de la sublevación en Almería.

Con el final de guerra, la “Victoria” cayó sobre los vencidos. En Noviembre de 1939 fue dado de baja en la Armada. En Julio de 1941 fue encausado por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, de Madrid, que inició una minuciosa y tenaz pesquisa por toda España para localizar propiedades y cuentas bancarias a su nombre, pero sin resultado alguno. Fue condenado en Junio de 1945, en ausencia, a tres años de inhabilitación para cargo público y al pago de tres mil pesetas. El periodista y escritor Vicente Talón, que entrevistó a Valentín Fuentes en París, cuenta que éste quiso regresar a España en los sesenta, pero el Régimen no se lo permitió. Su mujer, con una enfermedad incurable, tuvo que cruzar la frontera francesa en una ambulancia para verle y despedirse de él. Murió el almirante republicano en su exilio de París el seis de Junio de 1975, a los noventa y tres años. En Le Monde se publicó una necrológica escrita por el capitán de fragata republicano David Gasca y titulada “La muerte de un almirante”. En ella decía de Fuentes que era “un ejemplo raro de lealtad” y añadía que “no era un caso único entre la sacrificada generación de los republicanos españoles exiliados”. Finalizaba interrogándose sobre “cuántos de estos hombres admirables han desaparecido en silencio, lejos de su tierra natal, pero con la España sublime en el fondo de su corazón”.

Contralmirante Valentín Fuentes, marino y español ejemplar al que conviene recordar ahora, cuando España parece dominada por la patente de corso, la mediocridad y la deslealtad.

Capítulo anterior.

Buques de guerra nacionalistas al final de la campaña del Cantábrico.

Buques de guerra republicanos al final de la campaña del Cantábrico.

Acta de la última reunión del Consejo Soberano de Asturias y León.

Entrevista con el cenetista Ramón Alvarez Palomo, miembro del Comisión de Evacuación.

Buques que consiguieron forzar el bloqueo y arribar a Francia.

Buques capturados por la Marina nacionalista.

Campos de concentración en Asturias.

Campos de concentración en Galicia.