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Oficina de Defensa del Anciano


Los jefes militares republicanos.
Asturias, Octubre de 1937.


Octubre de 1937. Los jefes militares republicanos.

Valentín Fuentes, Jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico (I)


Por Marcelino Laruelo.


El miércoles 20 de Octubre de 1937, el capitán de navío Valentín Fuentes, jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico, había visto como los bombarderos Heinkel 111 de la Legión Cóndor habían hundido el día anterior, en El Musel, al destructor “Císcar”, inutilizado al submarino “C-6”, echado a pique mercantes e incendiado los depósitos de la Campsa. Solamente le quedaba el destartalado torpedero nº 3 y algunas unidades menores. El cañón nacionalista tronaba ya en Villaviciosa y los asesores militares rusos habían salido hacia Francia en avión la tarde anterior. Iban entre ellos, su consejero naval, el oficial Arkadii V. Kruchenykh, y el comandante del “C-6”, capitán de corbeta Nikolai P. Eguipko, que antes había hundido su dañado submarino a tres millas de la costa para evitar que cayera en poder del enemigo. Ambos marinos alcanzarían el almirantazgo en la URSS.

El capitán de navío Valentín Fuentes había sido nombrado por el ministro de Defensa Nacional, Indalecio Prieto, jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico el treinta de Junio de 1937, once días después de la caída de Bilbao. Llegó a Santander después de estar al mando de la base de Cartagena y se puso a la tarea ímproba de reconstruir la Marina republicana en el Cantábrico: el gobierno vasco se había apoderado unas semanas antes de los destructores “José Luis Díez” y “Císcar”, detenido a sus dotaciones sustituyéndolas por otras más afines, y habían huido a Francia llevando a bordo unos centenares de “notables”. Los principales mandos de la Marina republicana, una vez en Francia, también desertaron.

Poco a poco, bajo el mando de Fuentes, se fueron recuperando los buques de guerra y las unidades auxiliares, se enrolaron nuevas dotaciones y se nombraron nuevos oficiales. A trancas y barrancas, esquivando el bloqueo nacionalista, se mantuvo el tráfico marítimo, vital para la alimentación de la población y el suministro del ejército. Pero a últimos de Agosto de 1937 se tuvo que abandonar a toda prisa el puerto de Santander ante el imparable avance de las fuerzas de la coalición franquista. Y en aguas asturianas encontraron refugio el “Císcar” y el “Díez”, los submarinos “C-2”, “C-4” y “C-6”, el torpedero Nº 3, los bous “Bizcaia”, “Guipuzkoa” e “Ipareko Izarra”, de la antigua Marina Auxiliar Vasca, y otras embarcaciones menores dedicadas al dragado de minas y la vigilancia costera. Su mera presencia seguía constituyendo una amenaza para la Marina nacionalista.

La Legión Cóndor redobló los bombardeos sobre los puertos asturianos de Gijón y Avilés. Especialmente duro fue el del 28 de Agosto sobre El Musel: varios mercantes fueron alcanzados por las bombas y hubo muertos y heridos entre las tripulaciones. El petrolero Elcano se incendió y tuvo que ser remolcado fuera del puerto y hundido. Caos, impotencia, desesperación, pánico..., llevan a la insubordinación: los submarinos “C-2” y “C-4” se largaron a puertos franceses y sus comandantes desertaron; los bous vascos también huyeron a Francia y el “Díez” se refugió en el puerto inglés de Falmouth. Quedaban el “Císcar”, uno de los destructores más modernos, al mando del alférez de navío Castro Izaguirre, el torpedero nº3, al mando del teniente de navío Ruiz de Ahumada y el submarino “C-6”, al mando del capitán de corbeta ruso Eguipko.

Al producirse el Dunkerque asturiano el 20 de Octubre del 37, conseguiría Valentín Fuentes que el torpedero, pese a su mal estado y la escasez de combustible, forzara el bloqueo y alcanzara la ría de Burdeos. Iban a bordo altos mandos militares, incluido el jefe de las fuerzas republicanas, coronel Prada, con su hijo, y la dotación del “C-6”. La del “Císcar” y el resto de personal de Marina también se pudo poner a salvo a bordo del remolcador “Plutón” y del mercante inglés “Stanbrook”. Cincuenta y nueve embarcaciones de todo tipo arribaron a los puertos franceses del Atlántico con miles de milicianos y civiles que, rápidamente, fueron enviados por ferrocarril hacia Cataluña. Otros, fueron recogidos en alta mar por barcos de guerra y cargueros ingleses que los desembarcaron en Francia. Pero veintiocho pesqueros y mercantes, abarrotados de gente, fueron capturados por el crucero nacionalista “Almirante Cervera” y por la flota nacionalista de bloqueo. Estos miles de prisioneros fueron conducidos a campos de concentración en Galicia. El comandante del “Cervera” era Manuel Moreu, compañero de promoción de Valentín Fuentes.

Capítulo siguiente.

Buques de guerra nacionalistas al final de la campaña del Cantábrico.

Buques de guerra republicanos al final de la campaña del Cantábrico.

Acta de la última reunión del Consejo Soberano de Asturias y León.

Entrevista con el cenetista Ramón Alvarez Palomo, miembro del Comisión de Evacuación.

Buques que consiguieron forzar el bloqueo y arribar a Francia.

Buques capturados por la Marina nacionalista.

Campos de concentración en Asturias.

Campos de concentración en Galicia.