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Oficina de Defensa del Anciano         Asturias Republicana
   
   

Si ninguna madre que se precie dejaría a un recién nacido al albur de lo que pueda ocurrir en instituciones opacas y desgobernadas,
¿por qué se deja a los ancianos indefensos?

Cigüeñas y Ancianos

Por Marcelino Laruelo.

 

Es simpática esa leyenda de que los niños llegan de París en un atadillo que una cigüeña de vuelo majestuoso lleva prendido en su pico. Pero Francia, como Asturias, es una excepción y, por razones que se desconocen, no son territorios de cigüeñas. Tal vez alguien en Las Galias, antes de que se inventara la píldora, pensó que exterminar a las cigüeñas podría ser un método anticonceptivo eficaz.

En los pueblos del norte de León, en la segunda quincena de Agosto, no se veían cigüeñas por los campos. En las coronas de ramas tenazmente entrelazadas de los campanarios de las recias iglesias anidaba ya la soledad. Como en esas casas cerradas a cal y canto hasta la llegada de un nuevo verano de niños, viejos y moscas.

De las cigüeñas, como del resto de las aves migratorias, poco se sabía del destino de sus viajes. Los naturalistas del siglo XIX empezaron con sus anillamientos, sus observaciones sistemáticas y sus canales de intercambio de información. El vagabundeo por la naturaleza y la observación siempre están detrás de hallazgos sorprendentes de la vida animal. Cuentan en la hermosa web pajaricos.es que, en 1923, capturaron en Sevilla una cigüeña que tenía una flecha que le atravesaba el cuello pero no le impedía volar. Averiguaciones posteriores establecieron que la flecha pertenecía a una tribu africana del lago Tanganica. Con el paso de los años, se descubrieron ejemplares anillados en la Europa central que habían llegado hasta Sudáfrica en sus migraciones anuales.

Se van las cigüeñas temprano este año y los que viven en y con la naturaleza se preocupan por si no será el anuncio de un invierno largo, duro y frío. Van quedando desiertos los pueblos y ya no hay viejos a los que preguntar. Viejos que eran portadores de saberes milenarios: “les vaques albidren nieve”, y esa tarde empezaba a nevusquear. Nadie mira ya al cielo en busca de la nube del agua, nadie escucha al viento en los árboles, nadie observa el vuelo de las aves… Hoy, todo se fía a unos locutores que repiten los resultados de un programa informático.

Con la observación se aprende y se avanza, con la ocultación se retrocede. Allí donde empieza a haber zonas reservadas, puertas cerradas y persianas bajadas, malo. Los ancianos con alzhéimer y otras enfermedades similares son personas totalmente indefensas, como ese bebé que nos decían que traía la cigüeña de París. Y ninguna madre que se precie ni ningún padre dejaría a ese recién nacido al albur de lo que pueda ocurrir en instituciones opacas y desgobernadas. Con el agravante de que un bebé o un niño despiertan en los seres humanos, incluso en los muy poco humanos, un instinto de protección o de no hacer daño, mientras que los ancianos, no.

El organismo autónomo Establecimientos Residenciales para Ancianos de Asturias (ERA) debería de dotar urgentemente a todas sus residencias con sistemas de vídeo vigilancia como los que existen en los despachos oficiales de la burocracia gobernante y por todas partes y en toda clase de negocios, incluidas muchas residencias de ancianos privadas.

De igual modo, se debería posibilitar que los familiares o tutores de los ancianos internados pudieran observar desde su casa cómo se encuentran éstos mediante la sencilla, y barata, instalación en los lugares adecuados de cámaras conectadas a Internet y accesibles mediante la correspondiente clave. No hace falta extenderse en las ventajas de todo tipo que reportarían estas actuaciones. Tampoco hace falta recordar que los autores de crímenes horrendos pudieron ser detenidos e inculpados gracias a las imágenes de las cámaras. Y que la simple posibilidad de ser visto ya es suficiente para disuadir de acciones u omisiones absolutamente inadmisibles.