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El mundo cierra los ojos para no ver la realidad
El atún rojo al borde de la extinción en el Pacífico
Por Robert Hunziker

¡Queda el 3% del atún rojo del Pacífico, eso es todo!
El atún rojo del Pacífico tiene un estatus único en el mundo y es una de las criaturas más impresionantes y asombrosas del mundo. Llegan a medir más de tres metros y medio, y a pesar 700 kilos. Pueden llegar a vivir 35 años y nadan a mucha velocidad, de modo que pueden atravesar el Pacífico en 21 días. Son la esencia de la maravillosa creatividad y belleza de la naturaleza.

Sin lugar a dudas, los días del atún rojo están contados, casi garantizado su camino hacia la extinción y ello nos lleva a plantearnos la siguiente cuestión: ¿Es el atún rojo una metáfora del impacto del calentamiento global en la civilización? Y si es así, debido a qué. Es una pregunta interesante ya que el impacto de la Gran Aceleración (BGNG 1940's) que cada vez la acción humana interfiere más en el delicado funcionamiento del ecosistema que se está transformado rápidamente en "Humanonatura", un embrionario campo de estudio científico que aún no conocemos bien.

La sobrepesca, la codiciosa, irreflexiva y asocial arrogancia, la fanfarronería y la audacia (que suena como la marca "neoliberal" del capitalismo) ha destruido físicamente el stock del atún rojo. "La población de atún rojo está un 97% por debajo de los niveles anteriores a su explotación pesquera, por lo que no cabe ninguna duda de que se tiene que poner en marcha algún tipo de protección de la especie", de acuerdo con el cinetífico investigador Andrè Boustany, de la Duke University.

La mayor parte de los atunes rojos que se capturan en la actualidad son juveniles, más del 98% del total de las capturas. Atunes que nunca se han reproducido ni lo harán, porque nunca tendrán esa oportunidad. El atún rojo del Pacífico alcanza su madurez reproductiva a los cinco años y cuando pesan más de 56 kgs. Sus principales depredadores son: Japón (50%) y Méjico (30%); mientras de USA (2%) es un jugador menor.

Debido a que los atunes rojos se desplazan a lo largo de todo el océano Pacífico, atrevesando diversas aguas jurisdiccionales, la probabilidad de imponer límites a las capturas o medidas de conservación no es previsible que ocurra, especialmente con limitaciones voluntarias. Además, el atún rojo está condenado porque tiene un precio en el mercado similar a un objeto artístico. El precio del atún rojo en el mercado no inhibe la demanda porque el factor avaricia colapsa las leyes capitalistas de la oferta y la demanda. Lo que funciona es la demanda inelástica.

El factor de la inminente extinción del atún rojo, en ciertos aspectos, se asemeja a la cuestión del calentamiento global. Del mismo modo que con la insensata destrucción pesquera del stock por debajo del 3%; nadie parece preocuparse seriamente de la amenaza del calentamiento global para la supervivencia de la especie humana. El mundo lleva anteojeras, ignorando así la realidad.

Después de todo, la mejor forma de combatir el calentamiento global es el Acuerdo de París de 2015, que pide una actuación voluntaria al ciento por ciento para derrotar al leviatán del calentamiento global. Voluntario... ¿de verdad? Mientras que si fueran realmente serios, tendrían que ser duros, muy duros, repercusiones muy duras para los que no cumpliesen las estrictas directrices, a pesar de que Estados Unidos pidió que el acuerdo de París de 2015 fuera voluntario para evitar un choque con el Seanado USA, que tiene que ratificar los tratados.

El voluntarismo no salvará ninguna especie. El modelo económico del mundo, el capitalismo neoliberal, está demasiado centrado en los beneficios, en la mano invisible de los mercados, en la desregulación de los gobiernos y en la conversión de los bienes públicos en propiedad privada, como para adherirse a un indefinido y anémico voluntarismo.

Al igual que el desprecio absoluto de la humanidad por las medidas apropiadas de conservación para salvar el atún rojo, la humanidad falla también ante la amenaza del calentamiento global, cayendo sobre su propia espada, lamentablemente un poderoso reflejo de la aversión del neoliberalismo a las regulaciones gubernamentales. Dejen que los mercados decidan. James Hansen, padre de la toma de conciencia sobre el cambio climático, dice que el Acuerdo de París de 2015 "es realmente un fraude, una falsificación".

Aún así, si la comunidad mundial se preocupara de verdad, de la misma manera con el atún rojo, y estableciera graves repercusiones para el incumplimiento de rígidas restricciones, pero al igual que en la historia del atún rojo, nadie es lo suficientemente serio. Los acuerdos internacionales para frenar las capturas del atún rojo del Pacífico son violados voluntaria y descaradamente. Son papel mojado y bla, bla, bla. Mientras tanto, las posibilidades de supervivencia del atún rojo están bajo mínimos. Después, sayonara.

(...) "A finales del siglo XX, más del 90% de los tiburones, atunes, pez espada, marlines, meros, tortugas, ballenas y muchas otras grandes criaturas que prosperaron en el Golfo durante millones de años han sido esquilmados por la sobrepesca." Sylvia Earle, legendaria oceanógrafa, bióloga marina americana y exploradora de National Geographic.