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Ex-Yugoslavia: redefinición opaca de los derechos
de propiedad y de los derechos nacionales (II).


Por Catherine Samary.
Imprecor.

 

Los factores socioeconómicos y políticos de crisis.

El sistema de partido único, incluso en la variante suavizada del titismo, y a pesar de los aumentos reales del nivel de vida y derechos, producían burocracatismo y represión que minaron el alcance y la eficacia de los derechos sociales y nacionales mencionados, crecientes hasta la década de 1970. La ausencia de mecanismos adecuados de decisión colectiva democrática limitaba el horizonte de los autogestionarios en las decisiones locales y de corto plazo; lo que era fuente de despilfarros, endeudamiento y desequilibrios macroeconómicos.

Los elementos redistributivos del sistema se habían atemperado bajo la presión de las repúblicas ricas; pero también se habían vuelto ineficaces por los usos despilfarradores y burocráticos de la ayuda en las repúblicas y provincias beneficiarias. Las divergencias de renta per cápita aumentaban finalmente, a pesar de los progresos globales.

A falta de debates pluralistas que permitiesen hacer emerger las causas transversales de disfunción que pusiesen en entredicho todas las burocracias, las interpretaciones nacionalistas cobraron peso, cada uno atribuyendo "al otro" las causas de ineficacia del conjunto y presentándose como discriminado.

Es decir, había verdaderas causas endógenas, políticas y socioeconómicas, de descontento y de crisis. Pero eso no significaba que un estado federal o confederal multiétnico común fuera artificial o imposible.

La territorialización étnica de los derechos de propiedad y del estado-nación (por lo tanto, el estallido de la federación) se corresponderá con el interés de la mayor parte de las burocracias del antiguo partido-estado (a excepción del ejército cuyos privilegios e ideología dominante estaban orgánica e históricamente asociados con el estado federal yugoslavo). Antes incluso de poder privatizar, los poderes de estado se debían apropiar del derecho a hacerlo: lo que era contradictorio con el carácter "societal", no territorializado de la propiedad social.

Los factores externos de crisis fueron la presión de los acreedores y del Fondo Monetario Internacional (FMI) en los años ochenta, en el contexto de la crisis global de los proyectos socialistas en esa época que favorecieron las respuestas neoliberales, en Yugoslavia como a otras partes. Pero las privatizaciones chocaban con las características globales del sistema: sus derechos de propiedad y las dimensiones multinacionales de la federación y las repúblicas.

Los procedimientos de decisión no podían ser democráticos y legales porque se trataba precisamente de poner en entredicho los derechos básicos del sistema. El camuflaje del conjunto pasará por la instrumentalización de los miedos y violencias con el fin de impulsar a las poblaciones a desviarse de toda lógica solidaria y replegarse sobre las protecciones comunitaristas de los nuevos estados.

Minorías serbias y albanesas cara a las nuevas constituciones.

Los procedimientos mayoritarios sólo son democráticos si existe una "pertenencia" aceptada al espacio en cuestión. Mientras que las cuestiones nacionales seguían siendo sensibles e imbricadas, cada referéndum podían ser indicativo, pero las llamadas al boicoteo, si se seguían en masa, eran igualmente significativas de un problema esencial. La comisión dirigida por el jurista Badinter, establecida por la UE, emitió unos dictámenes prudentes sobre la situación en Croacia y Bosnia-Hercegovina. Pero no la escucharon.

Los serbios habían boicoteado el referéndum en una Croacia que les suprimía el estatuto de pueblo en la nueva constitución al pasar a la década de los noventa. Sus miedos fueron instrumentalizados por las milicias venidas de Belgrado que los promovían, dentro de una lógica secesionista violenta, contra sus vecinos croatas en las autoproclamadas "regiones autónomas serbias". Pero lo que percibían como una amenaza se hizo realidad: durante el verano de 1995, el ejército croata (a la sombra de las masacres del enclave musulmán de Srebrenica llevadas a cabo por las milicias serbobosnias, que captaban la atención de los medios de comunicación), procedía a la limpieza étnica de varios centenares de millares de serbios, haciendo pasar su parte del 12% al 5 %... sabido y visto por las grandes potencias y el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY, que inculpó a los dirigentes serbobosnios por la masacre de Srebrenica, pero permitió a Slobodan Milosevic participar y hablar en Dayton. Franjo Tudjman murió en el año 2000 sin haber sido inculpado).

De manera similar, los albaneses de Kosovo habían boicoteado las elecciones e instituciones impuestas en el nuevo marco constitucional por Serbia a la provincia. Autoproclamaron la República autónoma de Kosovo y elegieron su parlamento y al presidente Ibrahim Rugova: organizaron hasta 1998 de manera pacífica y separada las instituciones políticas, escolares y sanitarias de su comunidad. El bloqueo y silencio constatado sobre Kosovo en las negociaciones de Dayton (1995) que consolidaba el poder de Belgrado condujo a una crisis de la estrategia pacifista: el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) nació de la voluntad de internacionalizar el conflicto por la violencia, fomentado por la promesa norteamericana de bombardear Belgrado en caso de represión "excesiva"...

La Constitución de 1991 en Macedonia produjo el mismo boicot del referéndum de independencia por parte de los albaneses: reconocía a un único "pueblo" (eslavo-macedonio) y su lengua se volvía oficial. Las medidas adoptadas por el presidente macedonio Gligorov de asociación de los partidos albaneses con el poder van a diferir el estallido de la violencia. Con todo, la desigualdad del estatuto de los albaneses, y, en particular, de su lengua, debía volverlos receptivos a la evolución de la situación en Kosovo.

Derechos nacionales y privatizaciones: el síndrome de Kosovo.

Kosovo es un símbolo extremo, pero significativo. En general, las privatizaciones territorializaron lo que era patrimonio común de los pueblos yugoslavos, suprimiendo al mismo tiempo los derechos sociales de la antigua propiedad. Los dirigentes de Serbia quisieron restablecer su derecho de apropiación de Kosovo sobre unas bases de dominación nacional mayoritaria a escala de la República, sobre la espalda de los albaneses pero, también, sobre los derechos de las poblaciones interesadas, sin distinción de nacionalidades. ¿Los dirigentes de la comunidad albanesa de Kosovo quieren a su vez apropiarse de Kosovo sobre unas bases similares cambiando la escala de la territorialización? ¿Y pueden hacerlo apoyándose en las instituciones euroatlanticas que determinan el "derecho internacional" del más fuerte, por lo tanto, arbitrario?

La cuestión que planteamos, que es el derecho a privatizar en las antiguas repúblicas y provincias de la Yugoslavia titista, toma aquí un contenido tridimensional perceptible: rivalidad entre Belgrado (mayoría serbia), Pristina (mayoría albanesa) y las potencias exteriores que administran el protectorado (relación de dominación y de rivalidades posibles). Los conflictos con Belgrado sobre la propiedad, en realidad estuvieron en el meollo de las negociaciones del 23 y 24 de marzo de 2006, dirigidas por Stephan Lehne, emisario de la UE, sobre el estatuto final: "Serbia exige parar las privatizaciones en Kosovo” era el título de un artículo de Pristina el 30 de marzo. No olvidemos que desde el punto de vista de la Constitución del Estado de Serbia-Montenegro, como a pesar de todo, después de la independencia declarada de Montenegro, para la Serbia separada, Kosovo sigue siendo una provincia serbia. El protectorado hace más visible lo que está en juego y el carácter forzado de las privatizaciones como criterio de la transformación "alcanzada" por las sociedades...

Pero lo que ocultan las formulaciones "etnicistas", en Kosovo como en otras partes de la antigua Yugoslavia, es la existencia de una cuarta dimensión, invisible en cuanto que fue aplastada por las relaciones de fuerza existentes: el "proprietario legal" en la antigua Yugoslavia titista... ausente del cuadro. Se trata de los trabajadores autogestionarios, poblaciones de todas las nacionalidades, que han sido descartadas por todas partes precisamente de sus derechos, desde arriba, en la mayor opacidad, concediéndoles, como polvo a los ojos, cuando tienen la oportunidad de guardar un trabajo, un estatuto de accionista, sin ningún poder real.

Este elemento del derecho yugoslavo autogestionario reapareció, en los discursos de los adversarios de Slobodan Milosevic cuando éste estaba aún en el poder, para acelerar su caída. Cuando se trataba de denunciar el clientelismo mafioso de los directores "socialistas" y apartarlos de sus puestos, había podido ser útil a los adversarios de Milosevic apoyar los derechos e impulsos autogestionarios de los trabajadores... Pero todo eso se ahogó rápidamente y se liquidó después de la pseudo "revolución" de octubre de 2000 en Serbia.

En Kosovo, también se pudo ver surgir el rastro de los antiguos derechos de propiedad en el conflicto de las privatizaciones realizadas de manera opaca por Belgrado en los años noventa. Se lo vio aparecer de manera ambigua, en particular, en una entrevista con Bahri Shabini, presidente de la Unión de sindicatos independientes de Kosovo (BSPK). Dijo, al recordar el desarrollo de la industria de Kosovo, que "la mayor contribución fue aportada por los trabajadores de Kosovo, fueran albaneses o serbios. Las transformaciones de la propiedad operadas durante el régimen de Milosevic son inaceptables, lo mismo para los kosovares que para la comunidad internacional "... ¿Para la comunidad internacional? Realmente, estas transformaciones de la propiedad son similares, incluso en su forma estatal y clientelista, a las realizadas en la mayoría de los Estados candidatos a entrar en la UE, en todos los países en "transición". Y es, por otra parte, lo que puede preocupar a los dirigentes liberales de todo tipo: el rechazo de la legitimidad de las privatizaciones permanece amenazante por todas partes frente a los montajes financieros, a la corrupción, a la ilegitimidad y a la ineficacia flagrante de esta venta de ocasión del siglo...

¿La imposición de un protectorado cambia el derecho de propiedad?

Los litigios se refieren, en particular, a la cuestión de las deudas que estas empresas habían contraído con acreedores internacionales en tanto que eran de "propiedad social". Estas deudas fueron reclamadas... a Serbia, como continuadora de Yugoslavia (se trataría de mil quinientos millones de dólares). Pero si la UE y la ONU consideran que Belgrado no tiene ya derecho de propiedad sobre las empresas en cuestión, ellas mismas deberían, lógicamente, antes de proceder a las ventas, garantizar previamente los reembolsos debidos... Y Belgrado exige obviamente una coherencia: ¿es titular de las deudas porque es la propietaria en derecho, o no?

En 2002, el MINUK (administración de la ONU en Kosovo) autorizó la Agencia Kosovo Trust (KTA) a proceder, bajo control de la UE, a privatizaciones (disfrazadas como alquiler de los activos públicos para un período de 99 años). Las ventas comenzaron desde mayo de 2003 y ya se firmaron contratos acerca de 102 empresas (a fecha 1 de marzo de 2006). El KTA lanzó 240 nuevas operaciones sobre la base de los activos de las sociedades públicas y prevé privatizar un 90% de las 500 sociedades públicas de Kosovo. Es pues con el KTA la ONU y la UE con quien Belgrado está directamente en conflicto.

Varios millones de euros ya acumulados por el KTA en virtud de estos "alquileres" están por el momento bloqueados en espera del juicio del Tribunal Supremo. ¿Pero puede uno preguntarse quién es juez y parte? Se estableció, en efecto, un tribunal especial ante el Tribunal Supremo por el MINUK para tratar el caso de las denuncias presentadas contra la agencia. Y en junio de 2003, para reducir los riesgos, el MINUK decidió que el KTA se beneficiaría de una completa inmunidad en el protectorado. Hasta se pidió a las Naciones Unidas que concediesen a los miembros del KTA una inmunidad válida en todo el mundo para toda la acción efectuada en el marco de su trabajo en Kosovo, lo que se le rechazó el 9 de octubre de 2003 (¡menos mal!). Los representantes internacionales del KTA que temían ser proseguidos por la justicia fuera de Kosovo se negaron a ratificar los contratos de privatización. Y el director del KTA, Juergen Mendriki, dimitió por… "razones personales".

La ausencia de garantías disuadió a muchos inversores potenciales, pese a que las riquezas mineras de Kosovo son importantes: los recursos en materias primas se evalúan en trece mil quinientos millones de euros. El director de la Comisión Independiente de las Minas y Minerales (ICCM), Reiner Hengstmann, considera que el potencial de Kosovo en lignito (utilizado para electricidad y calefacción) es en realidad una de las mayores reservas de Europa. Cerca de mil millones de euros se han invertido ya en proyectos mineros y energéticos... por el Banco Mundial y el AER (Agencia Europea para la Reconstrucción) al mismo tiempo que los habitantes y las fábricas no se benefician de ningún suministro regular de energía, ya que los cortes de electricidad siguen siendo frecuentes.

Las carencias absolutas del protectorado a nivel socioeconómico son patentes, con una tasa de desempleo superior a 50 %. Peor todavía, en abril de 2006, estalló un escándalo sobre las fuerzas armadas francesas de la brigada septentrional del KFOR, pues no pagaban desde hacía cinco años los seguros de enfermedad y jubilación de su personal civiles serbio y albanés con el pretexto de que no estaba regulado en el estatuto de la provincia.

Pero nada de todo eso saca del impás en el que están hasta la fecha las negociaciones sobre el estatuto. Y es que están afectadas demasiadas cuestiones regionales.

Aparte de Kosovo: ¿Cuáles son los derechos europeos y universales?

De manera directa en los quasi-protectorados, por la redacción de las constituciones y de los textos que las modifican sustancialmente, o, de manera más indirecta en la negociación de las condiciones de adhesión a la UE, las instituciones europeas “hacen” el derecho. ¿Pero con qué coherencia?

¿Se parecerá el estatuto de Kosovo a los acuerdos de Ohrid (en Macedonia) de 2001, o a la constitución de Bosnia-Hercegovina salida de los acuerdos de Dayton (1995), actualmente en proceso de renegociación? ¿O a la constitución de Croacia que fue consolidada por la limpieza étnica masiva de los serbios de Croacia en el curso del verano de ese mismo año de 1995? No hay ninguna coherencia ni ningún progreso social igualitario y solidario en todos esos pseudo “reglamentos” y, por lo tanto, ninguna estabilización posible de los nuevos estados.

La generalización de los quasi-protectorados en los Balcanes confiere a las instituciones euro-atlánticas un papel determinante, externo, más visible que en ninguna otra parte, sobre las orientaciones, es decir, sobre las constituciones adoptadas. Con el riesgo de que esta dependencia, percibida eventualmente durante algún tiempo o por algunos como positiva para contener las tensiones violentas internas o aportar ayuda, no se traduzca en un “sindrome de dependencia” y no se convierta en una fuente suplementaria de tensiones y rechazos, si se percibe como neocolonial. Que no se transforme en causa de problemas en lugar de ser un medio de solucionarlos. Porque, ¿la inestabilidad es solamente balcánica?

La diplomacia estadounidense explotó la crisis yugoslava a partir de 1995 en Bosnia-Hercegovina (acuerdos de Dayton-París) y en las negociaciones de Rambouillet sobre Kosovo para mantener, redefinir y redesplegar la OTAN e insertar la construcción europea en este marco atlántico. El objetivo es la integración paralela y coordinada de todos los países balcánicos del oeste en la OTAN y la UE. Pero más allá de esto, es el conjunto de la construcción europea y la extensión de la OTAN hacia la Europa del Este lo que está implícito en estas decisiones.

Y si todos los nuevos miembros de la UE y los países de los Balcanes del Oeste son a pesar de todo, bajo formas distintas, insertados en las relaciones y en el control militar euroatlántico, la integración en la UE, tal cual es, acarrea bastantes más dificultades. La presencia militar no es una garantía de acercamiento real y pacífico a escala del continente. Y todavía menos de la capacidad de construir “un modelo social europeo” estabilizador. Algunos artículos recientes ponen en duda la capacidad de la UE para mantener sus promesas con los Balcanes del Oeste.

Como en todos los nuevos y antiguos miembros de la UE, las cuestiones socioeconómicas pasan al primer puesto y pesan en una crisis de la democracia representativa. Paro y miseria alejan a las poblaciones de una participación activa en la vida política; pero pueden también transformarse fácilmente en votos xenófobos, en busca de culpables. El aumento de los votos a favor de la extrema derecha y del euro escepticismo en Polonia tiene bastantes similitudes con los resultados de las elecciones en Serbia y… con el aumento de las ideologías lepenistas en Francia. La abstención es el principal voto europeo.

La cuestión de la democracia, de las decisiones “soberanas”, está a la vez en el centro de las cuestiones sociales (desde lo local a lo planetario, ¿quién decide las alternativas de la sociedad?) y “nacionales” (¿qué diversidad vamos a proteger?). La noción de “bien común” o de “patrimonio de la humanidad”, junto con los derechos colectivos de acceso a estos bienes impone que se invente, a la escala que sea eficaz, una gestión común. El derecho del comercio y las privatizaciones se han convertido en “objetivos” en lugar de ser unos medios subordinados a unas finalidades libremente determinadas.

Las causas de la fragilidad y descomposición de la Yugoslavia titista no tenían nada que ver con unos odios inter-étnicos fatales… Eran socioeconómicas y políticas, y las cuestiones nacionales estaban igualmente implicadas en ello. Y es por otra parte, por lo que se puede esperar que un marco europeo permitirá a todos los pueblos concernidos encontrar su lugar, cualquiera que hayan sido las páginas negras y las guerras pasadas. ¿Pero esa inestabilidad de los nuevos estados salidos de la crisis yugoslava, es “balcánica” y específica o sintomática de la construcción europea en su conjunto, de sus propias debilidades?

El derecho de autodeterminación debe encontrar su sentido (dinámico, finalidad, condición de aplicación “justa”). Es el reconocimiento democrático. Pero corresponde en primer lugar a las poblaciones afectadas determinar la mejor manera de defender su dignidad y sus derechos (y no la arbitrariedad de las grandes potencias). Y toma cada vez más un contenido en el que los derechos nacionales, sociales y políticos se condicionan y enriquecen unos con otros. ¿Pero, quiénes son los “pueblos”? ¿Cómo resolver los conflictos ligados por diferentes fases históricas sobre un mismo territorio? ¿Y cuál es la mejor manera de defender una cultura, unos derechos, su dignidad?

No hay una respuesta simplemente jurídica y, todavía menos, universal a todas estas cuestiones. La igualdad de derechos es el principio básico. Su reconocimiento prohíbe que un deseo de “autodeterminación” de un pueblo determinado se imponga sobre una minoría o denigrando a otras poblaciones. Los territorios históricamente compartidos (como ocurre prácticamente en todas las partes de los Balcanes) son, deberían ser, un “bien común”, patrimonio de los pueblos de los Balcanes con toda su humanidad. Pero no más que Europa o el planeta, estos elementos del patrimonio a administrar en común, no implican la uniformidad de un molde opresor, la desaparición de la diversidad de las comunidades de múltiples facetas donde se insertan los seres humanos. La democracia capaz de tomar en cuenta esta diversidad y riqueza debe inventarse y penetrar todas las esferas de la vida cotidiana donde anidan las condiciones de la igualdad real.