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El 43,4% de los pensionistas españoles cobra menos de 655 euros mensuales, ¡y con eso, viven, qué remedio!
La vaca y las pensiones

Por Marcelino Laruelo.

“Hablando se entiende la gente”, “no lo dan los matos”, “de la crítica se aprende, del halago, no”; siempre que se vaya de buena fe y con ánimo de aceptar otros razonamientos si parecen más acertados. Llevamos muchos años yendo por mal camino: España, Europa, el mundo, y aparte del peligro creciente de una III Guerra Mundial, que eso si que iba a afectar a la “hucha”, muchos que se creían que estaban a salvo de todas las inclemencias ven que los nubarrones se acercan y que nadie está seguro bajo la tormenta, ni ellos, ni sus hijos.

El paraíso de la vaca está en Asturias. La vaca, con su xatina de cada año y sus litros de leche diarios salvó de la hambruna y alivió las necesidades de decenas de miles de familias asturianas en aquellos terribles años cuarenta y siguientes. España estaba muy mal, pero peor estaba Alemania, convertida en un solar lleno de escombros. Ernst Jünger recomendaba entonces que había que volver a la tierra. Fue entonces, no en la República, en un país infinitamente más pobre, cuando se instauró el sistema de pensiones.

A la mayoría de los humanos les cuesta mucho ponerse en el lugar de los demás. Hay mucha insensibilidad para con el sufrimiento de los otros: El 43,4% de los pensionistas españoles cobra menos de 655 euros mensuales, ¡y con eso, viven, qué remedio! Son personas que empezaron a trabajar a los doce o catorce años y no porque fueran unos zotes, y aunque lo fueran. Son personas que no anduvieron con una carterina en la mano, sino de “sufridores” en toda clase de trabajos en empresas que no daban pérdidas ni costaban al erario público. Del 1.861.037 pensionistas de clases pasivas del Estado con un coste de 13.651 millones de euros, nadie dice nada ni ve ningún problema.

Cuando uno se afilia por primera vez a la Seguridad Social debería recibir una copia detallada del contrato que suscribe, con sus derechos y obligaciones. Lo que no vale es que cuando al gobierno de turno le peta ese contrato se modifique, no para mejorar las condiciones, que sería lo normal, sino para empeorarlas, que es lo inadmisible. Fueron muchos los que firmaron ese contrato cuando hacían falta cuatro de cotización para tener derecho a la prestación y el importe de la jubilación se calculaba sobre la media de los dos últimos años cotizados. Y el país era infinitamente más pobre. No se olvide que España todavía “un estado social y democrático de derecho”.

Hay que cuidar con cariño a la vaca para que siga dando leche. A diferencia de la de los años cuarenta, la vaca de nuestros días está muy bien alimentada, tiene la tenada llena de buena pación del IVA, del IRPF y demás. Hay que dejar el mejor “tetu pal xatín” de las pensiones, que es lo que quiere la vaca (el pueblo trabajador y pagano) y administrar mucho mejor la leche que se ordeña.
Jubilar a la gente mayor y poner a la juventud a producir para que puedan llevar un vida normal como la de sus antecesores. Elemental.