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Nosotros, los primos.

Por Julio A. Suárez.

 

 


Somos los de siempre, los que pagamos la primada. Han pegado un tocomocho mundial y a los primos de todos los países nos va a tocar aguantar, sufrir y apoquinar.

Ya se sabe lo que dicen: que todo empezó cuando a un negro en Estados Unidos, ¿o era blanco?, ¿o era chicano?; o sea, cuando a uno le echaron del trabajo y no pudo pagar la hipoteca de la puta casa de madera que le habían convencido que comprase.

Con todas esas hipotecas, los financieros americanos hicieron pilas de un metro por un metro y les pusieron nombres bonitos, así que todos los banqueros del mundo se lanzaron a comprar.

¿Dónde está la pasta? Dice Abdalla Salem El-Badri que, como su propio nombre indica, es el secretario de la OPEP, que el dinero especulativo de las subprime se metió en el petróleo y se dedica, ¡cómo no!, a especular con el precio. De tal manera que solamente el 2% del petróleo que se contrata en los mercados son contratos reales y barriles físicos, el 98% restante se trata de barriles de petróleo de papel.

Las entelequias financieras creadas por los bancos y grupos financieros para especular con el petróleo en los mercados de Londres y Nueva York han conseguido doblar los precios de los combustibles. Son los verdaderos responsables de que los primos tengamos que pagar doscientas pesetas por un litro de gasoil.

Pero el gobierno de España y los gobiernos del mundo, ya se sabe, nunca pueden intervenir cuando los mega ricos están triplicando beneficios a costa de los primos. Ahora bien, ¿dónde está la pasta? Porque el dinero es como la energía, que no se destruye, sino que se transforma.

¡Y ojo con el precio del gas natural, que se acerca el invierno!