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Oficina de Defensa del Anciano         Asturias Republicana
   
   


Son españoles, pero reciben peor antención
q ue los presos en la cárcel

Presupuestos y ancianos


Por Marcelino Laruelo.
(15-1-2018)


Por invitación del diputado Matías Rodríguez Feito, del PP, fui convocado para hacer un breve alegato ante la Comisión de Hacienda y Sector Público del Parlamento regional con motivo de la tramitación del proyecto de Ley de Presupuestos Generales para 2018 que, finalmente, sería rechazado por la mayoría de la cámara.

Al entrar en la llamada sala Constitución, de Fruela’s Palace, uno tiene la sensación de penetrar en la corte de Alfonso III el Magno, aunque sin mastines ni lanceros. Por allí pasó ‘la crème de la crème’ de la burocracia gobernante y del empresariado, pero también, en vivo contraste, los representantes de la Asturias doliente. Todo el mundo pudo expresarse y todo el mundo fue escuchado y grabado. Esperemos que para el año que viene, los que se queden sin poder salir a comer sean los de ‘la crème’ y no los ‘dolientes’, y que haya un teléfono donde poder consultar ‘dudas’ (por ejemplo, si el consejero de Sanidad cobra más que el presidente) en ese extenso poemario en el que economistas creativos riman cifras y cantidades con la imaginación del poeta. “Presupuestos” viene de presuponer y suponer, de calcular y barajar números. A mí me interesan mucho más los resultados, el balance: saber lo que se recaudó y lo que se gastó, y en qué. Rigor contable y cuadrar las cuentas, superávit y no dejar deudas e hipotecas para los que vengan detrás.

Mis proposiciones, esquemáticamente, fueron las siguientes: a la Consejería de Hacienda, que triplique la asignación del servicio jurídico, porque eso de “ejecutar” deudas odiosas a familias humildes con base en contratos firmados con la huella dactilar de ancianos que no estaban en sus cabales, tiene tela. El consejero de Sanidad, por su parte, va a tener que contratar cien médicos y cien enfermeras para acabar con la marginación sanitaria de los ancianos recluidos en esos hospitales clandestinos que llaman residencias. Son españoles pero reciben peor atención que los presos en la cárcel, pagan y afrontan gastos dúplices. ¿Por qué las enfermedades mentales de los ancianos no se atienden en los centros de salud mental del Sespa? ¿Por qué el médico que receta nunca comprueba los efectos de fármacos tan potentes que tumban a un caballo? ¿Quién y con base en qué ordena amarrar a una persona a una silla o encamarla de por vida? ¡Y cuidado con los ‘paliativos’ y ese mandar a la gente para el otro barrio sobre la base de presunciones y sin permiso de la víctima!

En la consejería de lo social hay un fenómeno que no deja de tener su gracia: ‘susanistas’ (Pilar Varela) y ‘sanchistas’ (la gerente del ERA) palean en amor y compaña para tapar el escándalo: ¿Dónde está el dinero de la ley de la dependencia enviado por el Imserso? Señora Varela: ¿cómo es posible que sea la mitad más barato irse con el Imserso a un hotel de cuatro estrellas en Benidorm, con pensión completa, que vegetar en una habitación cochambrosa del ERA y comiendo rancho? ¿Por qué no se instalan cámaras de videovigilancia en las residencias? ¿Cómo es posible que su consejería y los ayuntamientos amparen el esclavismo laboral que sufren las trabajadoras de atención a domicilio? ¿Por qué se resisten a auditar e investigar las cuentas de ese organismo opaco llamado ERA? ¿Por qué sigue sin enviar las facturas mensuales y sin confeccionar una memoria anual económica y de gestión?

Si esa ‘joint venture’ entre ‘susanistas’ y ‘sanchistas’ tiene su aquel, no menos ‘gracioso’ resulta el ver al dúo Ripa-León haciendo de la gratuidad de las guarderías infantiles un ‘Mazucu’ inverso de resistencia frente a los sucesores de Belarmino Tomás. Y, al mismo tiempo, sin decir ni una palabra a favor de que los ancianos en las residencias públicas no paguen más del 75 por ciento de su pensión. Y eso que gracias a Podemos se aprobó la ley que suspendió temporalmente la ‘estafa’ del ERA y obligó, de momento, a devolver a familias trabajadoras más de cinco millones de euros. O sea, ¿de 0 a 3, gratis total, pero de 70 a 90 (y por enfermedad) 900 euros al mes? ¡Vaya par de delanteros si los goles los metieran en la puerta contraria en vez de en la propia!