En cualquier otro partido, vista la escasa participación, el secretario general tendría que haber dimitido
Podemos y su farsa electoral

Por Marcelino Laruelo.

El movimiento popular surgido el 15 de mayo de 2011 ilusionó a muchísimas personas de toda clase y condición, y abrió perspectivas de una necesaria regeneración y adecentamiento del país (no sólo de su clase política). Podemos apareció después como la concreción política de ese movimiento plural y democrático, posibilista, con el “Yes, we can”, de Obama, traducido al castellano y convertido en consigna: “Sí se puede”. Hoy, Podemos, tal vez por ignorancia o incompetencia, está jugando cada vez más un papel liquidador de lo que queda de las aspiraciones de aquel movimiento, con una dirección madrileña que lo que mejor hace es laminar dirigentes y espantar votantes.

En cualquier otro partido clásico, vistos los resultados de las elecciones internas en Asturias, el secretario general tendría que haber dimitido o ser destituido: sólo se inscribió el 52,6% del censo total (8.747 de 16.608) y sólo “votó” el 36,33% (3.178 de 8.747). A pesar de que se podía “votar” desde el trabajo, desde el sofá de casa y desde el chigre; ¡Y durante tres días! Ripa: 1.943 (11,69% del censo total), Piernavieja: 752. Llaneza: 410. El denominado “inscrito”, ¿qué es: camarada, compañero, militante o “follower”? ¿Cotiza al mes, milita e interviene públicamente, o sólo recibe whatsapps?

En lo que se refiere al sistema de elección del Consejo Ciudadano de Asturias, he tenido que recurrir a la información privilegiada de que dispone el cónsul de Rusia en El Parrochu, porque, si no, no había manera. Público, no se ha hecho; por algo será. Sin urnas ni papeletas, parecen votaciones a la “catalana”. Cada mujer o cada hombre no son un voto, sino un montón de puntos que se reparten un poco en plan Eurovisión: fulanito, five points; menganita, ten points. Todo aquel/la al que el ‘aparato’ le da cancha, le pone focos y le da al “me gusta”, recibe 60 mil puntos, y la que se ha batido el cobre 24 sobre 24, la que ha luchado lo no escrito y se ha pasado el resto del tiempo encerrada en Fruela’s Palace para interpelar y denunciar con fundamento; la que, entre otras muchas cosas, ha conseguido sacar adelante una ley que obligó al Gobierno regional a paralizar la estafa del ERA y devolver más de cinco millones de euros (de momento) a las familias humildes de los ancianos indefensos, la diputada Rosa María Espiño, a esa, por no ser de la claque madreñera, a meterle palos en la rueda, a amordazarle la pluma y a las tinieblas exteriores.

Y luego está lo de “apuntaos para votar (nos) y luego os borráis” o lo de ir a validar los resultados a Madrid… Y a merced de los algoritmos. Y muchas más cosas de las que he sido testigo y me callo. “Goleada”, sí, pero en propia puerta. El PSOE e IU salen reforzados. Sin comentarios. ¡Qué pena y qué lástima! Vivir para ver.