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Oficina de Defensa del Anciano         Asturias Republicana
   
   

En la playa de La Isla las nutrias molestan y se
capturan, en el Parque de Isabel la Católica, no.
Es que la alcaldesa de Gijón es de Foro.

Nutrias y Nutrias

Por Ana I. Martín.

 

Durante más de dos años, las autoridades del Ayuntamiento de Gijón han permitido con su pasividad e inacción, sino desinterés, que las nutrias introducidas artificialmente (mientras no se demuestre lo contrario) en el río Piles utilizaran los estanques del Parque de Isabel La Católica como una especie de supermercado en el que abastecerse de un suplemento alimenticio muy fácil: las aves acuáticas.

Nunca se ha informado por parte del Ayuntamiento de Gijón de las reclamaciones de daños y perjuicios cursadas ante el gobierno del Principado por los daños causados por “la fauna salvaje”. Tampoco de las gestiones oficiales realizadas para poner fin a tal desmán. Pues aunque para cierto sector del ecologismo oficialista, la histórica colección de anátidas del Parque merezca la despectiva consideración de “aves de corral”, sin olvidarnos de las aves silvestres residentes, también son “de corral” muchas otras especies y bien que se airea su muerte por depredadores salvajes y bien que reclaman y se indemniza a sus propietarios. Pues, como diría San Francisco de Asís hasta los pobres patos del Parque de Isabel La Católica son obra de Dios y tienen derecho a la vida.

Según la bibliografía especializada y los estudios y seguimientos que sobre el terreno se han hecho de la vida de las nutrias en los ríos y arroyos que vierten sus aguas al Cantábrico, no se ha documentado ningún caso de ataque a bañistas. Tampoco consta que en las normas de manejo de esta especie “estrictamente protegida” figure la extracción de los ejemplares que se pudieran aventurar en las playas y arenales astures.

Por lo tanto, causa estupor, vergüenza y mucha desazón ver con cuánta celeridad el ejemplar de Lutra lutra que apareció, el pasado 25 de agosto, en la playa colunguesa de La Isla fue capturado, recluido en observación y liberado en un entorno natural más adecuado como el río de la Espasa, mientras que en Gijón el Ayuntamiento se mostraba totalmente incapaz de defender la vida de las aves de su Parque e impotente para poner coto a la carnicería y exigir la inmediata captura de las nutrias del Piles y su devolución al medio natural que les es propio.

Cabe suponer que la intervención del CEPESMA en este caso contó con la autorización del Principado, por tanto, ¿por qué el Principado no hizo lo mismo para impedir una masacre de tal dimensión en un parque urbano?