asturiasemanal.es
Oficina de Defensa del Anciano         Asturias Republicana
   
   

En 25 años no han sido capaces de completar el saneamiento. La bahía de Gijón debe ser considerada zona de aguas sensibles
NPI

Por Marcelino Laruelo.


En el mundo estudiantil de antes, NPI era un acrónimo común y frecuente, cuyo significado llevaba al que se autoproclamara o fuera designado como tenedor del mismo por el camino de la calabaza, del cate, del cero, cerote, cascabelote y rumbo a Septiembre o a repetir. En nuestros días, tantos fueron los cambios en la educación, en el lenguaje y en todo lo demás, que NPI se corresponde, al parecer, con otras palabras menos rotundas y definitorias. NPI significa ahora: Nadie Pudo Impedirlo. A los que estudiamos con la enciclopedia Bruño o la Alvarez, sin dolores de espalda, sin despilfarro económico ni de papel, sin carrito y sin apoyo psicológico, nos cuesta acostumbrarnos a oír decir de alguien, sin partirnos de risa, que es ingeniero de Caminos NPI, o que es doctora en Biología NPI, o que son alcaldes y concejales NPI. Licenciados, doctores, poncios NPI: Nadie Pudo Impedirlo.

Como todo el mundo sabe, si aparcas el coche donde pusieron una señal o una raya prohibiéndolo, te cae una multa y puede llevártelo la grúa. Pero cuando son ingenieros y arquitectos NPI, con el visto bueno de toda clase de técnicos superiores NPI y de organismos oficiales NPI, con evaluaciones de impacto ambiental NPI y lo aprueban gobiernos locales y regionales NPI, y ministros NPI… Entonces, con la fuerza que da ese batallón NPI, se puede “aparcar” una planta regasificadora o una depuradora donde les dé la real gana.

“Algas rojas (ya empezamos), medusas y espuma de mar”… ¡Ya t’oyí! Igual estamos ante el negocio del siglo: nata montada de algas y medusas del Cantábrico para los master cheff y para el irlandés de los drinking cheff. Es lo de siempre, nada nuevo bajo el sol. Como cuando el naufragio del Castillo de Salas, que se sacaron de la manga un dictamen de un laboratorio que decía que el carbón no contaminaba: cincuenta mil toneladas que largaron por la borda y ennegrecen todavía hoy la playa. “Algas rojas, medusas y espuma de mar”: que lo echen en las piscinas de sus casas o de sus clubs, a ver qué opinan. Y que vayan, como Fraga en Palomares, a bañarse a Peñarrubia. Y a “Ver la Ballena”.

Plan de Saneamiento Integral de Gijón de 1991… 25 años de tirar la inmundicia al mar bajo los designios de las grandes “celebrities” NPI. ¡Y pagando el recibo! Algas, medusas… Todo empezó por una llamada telefónica de un caminante y casi viene la fragata Blas de Lezo en zafarrancho de combate. Al ayuntamiento de tierra y al de mar se les ha olvidado que tienen a su disposición en El Musel el “pez-robot”, especializado en la detección de la contaminación marina, y que costó 4.200.000 euros, nada más y nada menos. Salvo que el “pez robot” se convirtiese en el “Bartolo Rojo”, se pasase a Podemos y sea el que les da a ellos toda la información. En ese caso, les queda observar la contaminación marina de la bahía por Internet (vimeo.com/141777603).

Ni sardinas ni “sapes”, ni besugos ni langostas. Ni quisquilla ni… Pero plomo en los sedimentos y el agua, y 750 millones de metros cúbicos de vertidos al mar autorizados en Asturias, más los sin autorizar. No es el baño, es la vida. Te puedes bañar en un pozo negro y no te pasa nada si no tragas. La bahía de Gijón debería ser declarada zona de aguas sensibles. ¡Esa ría de Aboño!, ¡ese Piles!, ¡esos estanques del Parque! ¡Esos emisarios, que costaron un dineral! La playa de San Lorenzo es la joya de Gijón y su primera industria: ¡Un siglo llevan destruyéndola! ¡25 millones de metros cúbicos de arena expoliados! Y tantas cosas más. Pero ya veo al ayuntamiento de tierra organizando un festival de “depuronetas” en Incompetent Park. ¡Y venga a tirar millones! ¡Qué país! NPI y DPP.