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Cuando el mecanógrafo cobra como médico

 

Por Braulio Alvarez

Es muchísima la gente que en este país y similares está exenta de responsabilidad, bien porque nadie se la pida, bien porque nadie se la pueda pedir. Y da igual, a los fectos que aquí se van a señalar, que su actividad la desarrollen en la esfera pública que en la privada.

Hace ya bastantes años que ciertos irresponsables decidieron que la auxiliar enfermera (o viceversa) que acompañaba a los médicos de cabecera en el ambulatorio debía desaparecer: ¡Que escriba la receta el médico!, debieron de pensar. Así que un puesto de trabajo, miles de puestos fueron amortizados por el bien del presupuesto de la Sanidad pública y la Seguridad Social.

Hoy, cualquiera que no sea importante, que a los importantes nunca se les ve por las esperas de los ambulatorios y centros de salud públicos, digo que cualquiera que vaya al médico de familia, que no de cabecera, se encuentra con un o una médico/a de dos clases diferentes pero igualmente agobiadas: el que se dirige a tí y habla contigo sin despegar la vista de la pantalla del ordenador y las manos del teclado, o el que te mira y te pregunta algo, para inmediatamente ponerse, como el anterior, a intentar urgar en los arcanos informáticos de tu historial.

En resumen, que dedican muchísimo más tiempo al ratón que al estetoscopio. Así que de los ya de por sí escasos minutos de que disponen para mirar al paciente, dos terceras partes, por lo menos, se les van en cumplir con las obligaciones burocrático-informáticas.

Mucho más importante que estatuts y dejuanas, me parece a mí, es la deficiente atención médica, tantas veces denunciada y ya de por sí gravísimo motivo para intervenir, corregir y solucionar. Pero el hecho innegable de que del salario mensual percibido por un médico de familia, más del sesenta por ciento correspondería al desempeño de funciones de inferior categoría, es algo que clama al cielo. Por eso habría que pedir a los señores irresponsables de la/las Sanidad/es pública/s, que sería mucho mejor y más económico que cada uno se dedicase a lo suyo: el médico, a curar a los enfermos; el auxiliar, a las tareas burocráticas.

PD.- Médico de cabecera: en la antigüedad preinformática, el que asistía habitualmente a un enfermo, al que conocía y distinguía de los demás, visitándole en la cabecera de la cama cuando estaba mal de salud; no como en la época actual en que es el enfermo el que acude a visitar al médico en la cabecera de su terminal informática.