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Señor consejero de Sanidad de Asturias: No hay derecho a lo que ustedes están haciendo con los ancianos más indefensos de esas residencias que han convertido en hospitales clandestinos al margen de la sanidad pública. Acortándoles la vida, empeorándoles la vida y sometiendo a sus economías, las de sus familiares y la del Sespa, a “sobrecostes” improcedentes e innecesarios

Los que hunden la Sanidad "pública"


Por Marcelino Laruelo.


Supuestamente, claro, porque aquí va a llegar un momento en que de tanto abusar del papel de fumar, se hable del “supuesto” Desembarco de Normandía y se acabe pixelando hasta la cara del Niño Jesús.

El caso es que ha muerto una mujer y sus familiares denuncian en este periódico que no recibió ni el trato ni el tratamiento hospitalario que merecía porque tenía 94 años de edad, con resultado de muerte de la señora. Terrible.

No sé bien por dónde empezar… ¿Sería muy radical y pretencioso por mi parte pedir la destitución del director/a del Hospital de Cabueñes y del jefe/a del servicio de Urgencias? Seguramente, sí; que eso es cosa del parlamento regional. Pero, ¿tendrán tiempo sus señorías, con la cantidad de “deberes” que les pone el gobierno (todavía) presidido por Javier Fernández, de salir de Fruela’s Palace para ir a hablar con los familiares de esta víctima de la “discriminación sanitaria”? Me imagino, espero, que Matías Rodríguez (PP) y Rosa María Espiño (Podemos), por lo menos, sí.

En el caso de que esa misma mujer, víctima de la “violencia sespista”, fuera extranjera o hubiera sido el cafre de su “parejo” el que la hubiera sacado a la fuerza del hospital, se habría armado la de Dios es Cristo, pero como era una vieja, mujer, pero vieja, “inframujer”, pues, entonces, aquí, paz y después, gloria. Todo “supuestamente” y “presuntamente”, y en términos de pura argumentación articulística.

Señor consejero de Sanidad de Asturias: No hay derecho a lo que ustedes están haciendo con los ancianos más indefensos de las residencias, residencias que los gobiernos han convertido, y usted ampara y tolera, en hospitales clandestinos al margen de la sanidad pública. Acortándoles la vida, empeorándoles la vida y sometiendo a sus economías y las de sus familiares, y la del propio Sespa, a “sobrecostes” tan improcedentes como innecesarios.

Señor consejero de Sanidad de Asturias: ¿Qué sanidad es esa que puede trasplantar hígados y poner corazones artificiales, pero no puede evitar que una persona se muera por una infección de orina? Me da a mí que habrá centenares de casos como el de esta señora, similares, o peores. Personas que entran con un mal y, como en los peores talleres, salen con dos averías. ¿Cómo es posible que haya tantos centros de Salud Mental, que ni que nos hubiéramos vuelto todos majaras, y en ninguno se atienda a los ancianos con “alzhéimer y otras demencias”, como dicen en su argot?

Señor consejero de Sanidad de Asturias: Por cada uno de esos hospitales clandestinos en los que están recluidos los ancianos más enfermos e indefensos (y estafados por el ERA) tienen que pasar todos los días, repito, todos los días, los médicos del Sespa, las enfermeras del Sespa y, cuando el caso lo requiera, los especialistas del Sespa. Se tiene que acabar eso de recetar por teléfono, el prescribir psicofármacos que tumban a un caballo y no pasar nunca a comprobar sus efectos. Tienen que acabar con ese gigantesco manejo farmacológico sin control que se da. Y para amarrar a un anciano a una silla, lo tiene que firmar el médico.

Señor consejero de Sanidad de Asturias: cuando una persona fallece en un hospital, de los legales o de los clandestinos, hay que hacerle la autopsia para ver en qué acertaron o fallaron, en vez de quemar y tirar, y a seguir paseando fonendoscopio que, aquí, no ha pasado nada y hasta Ronaldo la tira a la grada. Presuntamente. Supuestamente. (Y lo que me callo)