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Grecia o cómo estrangular un pueblo.

 

Por Jose Fort.
legransoir.info.

 


En primer lugar, se trata de una historia de mentiras repetitivas. Los diferentes gobiernos griegos, tanto de derecha como de izquierda, camuflaron durante estos últimos quince años el enorme déficit (cerca del 13% del PIB en 2010, un PIB que había disminuido cerca del 3%), la amplitud de la deuda pública (124% del PIB anunciado para 2010) y las fraudulentas utilizaciones de los fondos comunitarios.

Pero Grecia no está en quiebra para todo el mundo. A los privilegiados de la fortuna les va bien. Incluso, muy bien, gracias a su deporte preferido: el fraude fiscal, estimado en veinte mil millones de euros cada año.

Un ejemplo entre muchos: los miembros de las profesiones liberales (arquitectos, médicos, abogados). En 2008, unos ingresos anuales medios de 10.493 euros; los hombres de negocios y similares, 13.236 euros; mientras que los asalariados y los jubilados declaraban una media de 16.123 euros. Para el fisco griego, los más ricos son los obreros, los empleados y los jubilados.

Las autoridades griegas se han vuelto hacia la UE y el FMI. Desde su adhesión en 1981, el país recibió más de cien mil millones de fondos comunitarios. ¿A dónde ha ido a parar ese dinero? Para el periodista Niels Kadritzke, en un artículo publicado en Le Monde Diplomatique, “una parte importante, pero difícil de evaluar, fue a caer en cuentas privadas. Esta forma de dilapidar los fondos y la moderación impositiva sobre los altos ingresos se reflejan en los yates y los coches de lujo, y aún más en las villas de fin de semana de los barrios residenciales de Atenas. Es ahí donde se materializan las sumas de dinero que estaban destinadas a financiar los programas de desarrollo.” O incluso a proteger la capital de los fuegos de verano. No es a esos depredadores, a las grandes fortunas, a los que el estado griego va a pedir los “sacrificios” exigidos por la UE y el FMI, sino a los más débiles.

El gobierno socialista no va a andarse con rodeos. Ya anunció la reducción de los salarios de la función pública entre un 5 y un 7 por ciento; congelación de los contratos en el sector público; reemplazar con un sólo funcionario por cada cinco que se jubilen; reducción de un 10% los presupuestos de cada ministerio, principalmente los salarios del personal; venta de inmuebles del estado; alza del 20% de los impuestos sobre carburantes, tabaco y alcohol. El gobierno planea también un aumento del IVA y un ataque en toda regla contra las cajas de los seguros sociales. En cuanto a la edad media de jubilación, se anunció que se prolongaría hasta los 67 años, tanto para los trabajadores del sector público como para los del privado. Los sucesores del multimillonario Aristóteles Onassis pueden dormir tranquilos. Tendrán que hacer un pequeño esfuerzo, pero no muy grande. En lo esencial, serán los trabajadores y los jubilados los que tendrán que pagar.

¿Acabarán en una revuelta social las protestas en las calles que hemos visto? El recurso al FMI es visto por la mayoría de los griegos como una humillación. Según un sondeo, el 92% de los encuestados están convencidos de que la entrada en liza del FMI entrañará nuevas medidas de seguridad, mientras que el 65 % considera que su vida corre el peligro de verse arruinada.

Las manifestaciones que tuvieron lugar estas últimas semanas en Atenas y en la mayor parte de las ciudades griegas no reunieron a unas masas inmensas. “La gente parecen boxeadores sonados”, indican varios responsables sindicales, que añaden: “Se espera una fuerte movilización, pero también actos desesperados. No podemos excluir algunos actos de violencia.”

El gobierno de Georges Papandreu es consciente de la posibilidad de que se produzcan explosiones populares en breve plazo. Tanto más que lo peor no ha sido anunciado a la población todavía.