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Es inevitable que el objetivo perseguido con tal clase de alianza entre cualificadas representaciones del poder político, religioso, financiero y económico remita a otros tiempos, porque no es nuevo el uso de estimulantes diversos para agrandar la presencia popular en actos oficiales


Estimulantes a la participación popular y opacidad informativa

Por José Antonio Rodríguez Canal.
(10-9-2018)

Concluyeron los fastos covadonguinos con gran afluencia de público. Sin duda, a ello, a engrosar la cuantía de gente que acudió a los actos, habrá contribuido el hecho de que el pueblo soberano tuvo a su disposición autobuses gratuitos para desplazarse desde Cangas de Onís hasta Covadonga. Cuesta poco trabajo imaginar que si los viajes de balde hubieran tenido origen en Oviedo, Gijón, Avilés y otros núcleos urbanos de la región, la concurrencia habría sido tan grande que desbordaría los límites geográficos del Real Sitio, pero también cabe conjeturar que en ese supuesto se habría disparado el gasto hasta niveles quizás incompatibles con el techo de generosidad y altruismo de los financiadores de la operación que, según se deduce de la publicidad hecha acerca de esa oferta de transporte, fueron Liberbank, el Gobierno del Principado, el Ayuntamiento de Cangas de Onís, el Arzobispado de Oviedo y la Fundación EdP (EdP quiere decir Energias de Portugal, antes Hidroeléctrica del Cantábrico).

Es inevitable que el objetivo perseguido con tal clase de alianza entre cualificadas representaciones del poder político, religioso, financiero y económico remita a otros tiempos, porque no es nuevo el uso de estimulantes diversos para agrandar la presencia popular en actos oficiales. El traslado gratuito del personal al escenario de los hechos y otras facilidades, incluida la de declarar feriado el día, o parte del día, del acontecimiento, y hasta el obsequio de bocadillos y el reparto de banderas o emblemas patrióticos variados, eran factores coadyuvantes de forma decisiva a subir la temperatura del entusiasmo participativo de la gente. En el caso de la manifestación de devoción colectiva que tuvo lugar el pasado fin de semana no hizo falta ese recurso legal, porque el 8 de setiembre ya viene marcado como festivo en el calendario laboral y, además, aunque no lo estuviera, este año cayó en sábado y la semana inglesa rige en España desde principios de 1983.

La ocasión, la celebración simultánea de tres centenarios, bien merecía el esfuerzo económico de financiar los autobuses gratis a Covadonga, se supone que pensarían los patrocinadores de la empresa, que además habrán calculado que la utilización de ese medio de locomoción sin coste para el usuario habrá ayudado también a evitar atascos de tráfico y a mejorar los niveles de seguridad exigibles, dada la elevada concentración de autoridades y representaciones por metro cuadrado registrada anteayer en Covadonga. El coste del servicio, incluida la factura por publicidad, y su reparto entre los promotores, no se han hecho públicos, por ahora.

En otro orden de cosas, en una postura de opacidad informativa inadmisible, tampoco se ha dado a conocer la relación de aves robadas durante meses en el parque de Isabel la Católica, cuya avifauna fue reducida, primero, por la furia predadora de las nutrias y ahora se encuentra en fase de desaparición total, en alguna especie, por la acción de los ladrones. La gravedad del asunto no parece preocupar, sin embargo, en el Ayuntamiento, otro síntoma de la frivolidad irresponsable con que se abordan cuestiones no baladíes desde la Casa Consistorial. El grupo político gobernante, que hace visibles así los efectos dañinos de su política dontancredista, da la impresión de no haber acusado recibo siquiera de la situación creada en el parque, entregado como está a la tarea de prepararse para el intento de salvar los muebles en la cita electoral de 2019, y la oposición, con su silencio e inhibición, desaprovecha una excelente oportunidad de justificar su existencia y sus nóminas. Algo semejante se puede decir del caso de la nave ilegal de Tremañes, donde se perjudicó la salud de cientos de personas, las víctimas de la estafa de iDental. Los tribunales sustanciarán la cuota de responsabilidad municipal –con nombres y apellidos- en este escándalo, cuya importancia debería exigir mayor atención que los desaires protocolarios producidos por el sainete de la placa conmemorativa de la inauguración del Pueblo de Asturias.