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Oficina de Defensa del Anciano         Asturias Republicana
   
   


¿Qué dice el Parlamento regional del monstruoso caso del niño robado a esa joven asturiana de origen guineano?
Ese chiquillo (y los ancianos)

Por Marcelino Laruelo.


Se me encogió el corazón. Sí, a mí, que hablé con y que leí de. Que busqué y encontré en los archivos, y visité los lugares. Que sé lo que les pasó a aquellas mujeres que, porque perdieron la guerra, perdieron también a los hijos: porque se les murieron, porque se los quitaron, porque las separaron de ellos. Mujeres que fingieron embarazos para salvarse del paredón. Así que yo, que conozco la historia, las historias y las tragedias, a mí, se me encogió el corazón de pena, de disgusto, de tristeza… ¡Qué decepción y qué vergüenza!

¿Será posible que toda esa caterva infernal con un título que no merecen, con cuatro libros que no entendieron, con sus protocolos abstrusos y sus mentes obtusas, ciegos y sordos, sin un atisbo ni de piedad ni de humanidad, sean los que deciden desde la incompetencia del cargo sobre la vida y la hacienda de los demás? ¿Podrá ser posible? Lo es.

La verdad, yo esperaba que, si no este presidente provinciano, Pilar Varela, la actual responsable de la consejería de Herodes y otras estafas sociales, acudiría a visitar a la familia para pedirles solemne y públicamente perdón en nombre del gobierno regional. A pedirles perdón y a ofrecerles la reparación por el enorme daño causado, y a comprometerse a ayudarles en todo lo que sea necesario para el normal desenvolvimiento y desarrollo de la vida de la madre y del hijo, de ahora en adelante. Pues, no. Todo lo contrario: palos en la rueda y piedras en el camino de la justicia y de la verdad al máximo. O sea, lo de siempre.

Es terrible, pero hay una pseudo izquierda que ya no tiene nada que ver con aquella izquierda que tenía un libro por emblema y por almohada, que compraba o robaba libros, que alzaba al aire el puño con un libro de justicia social y de razones. Ágrafos y bibliófobos. Leer, no ya un libro, sino la carta de una madre desesperada porque le han robado a su hijo los y las herodes sociales es, para los del tuit, el whatsapp y el resumen del resumen del resumen, una tarea imposible. Porque hay silencios que impresionan. Igual es algo que echan en el pienso del pesebre.

En esta Asturias “socialista”, “progre”, “liberal” y “tolerante”, una niña de once años va al cuartel de la Guardia Civil y denuncia que su madre le dio un zapatillazo o algo así. ¿Quién de nuestra época se hubiera atrevido a ir al cuartelillo ni a por un balón? La Guardia Civil da parte a las SS (Servicios Sociales) y la máquina de picar se pone en marcha. Le quitan la hija a la madre, la internan, no se la devuelven ni después de que la madre fuera absuelta en los tribunales. La niña queda tutelada por el gobierno asturiano e internada. Pasan los años, la niña crece y queda embarazada (¿de quién?) siendo menor, tutelada e internada. Eso sí que es para ir a ver al coronel de la Guardia Civil. No se enteraron “a tiempo”, porque si no, ya sabemos lo que le hubieran obligado a hacer para taparlo. Cuando dio a luz, le quitaron al bebé, no le dejaron ni verle ni amamantarle, nada: ¿en qué hospital, qué director, qué médicos, qué enfermeras? Suprafranquismo. Un niño robado en la Asturias “socialista” y entregado a un matrimonio de Valencia, ¡y porque no había más lejos! Y gracias a que la joven madre coraje dio con una abogada coraje que no se arrugó y siguió hasta el final.

Esa consejería de Malestar Social tiene que ser investigada porque lleva muchos años en rebeldía frente a las resoluciones del parlamento regional. En ella está el origen del maltrato, el abuso, la discriminación y la incautación de bienes de los ancianos de las residencias. Hace falta, hoy más que nunca, que una diputada coraje alce su voz, en nombre de los asturianos, para pedir perdón a esa familia, perdón y reparación, y para pedir cuentas o la disolución de esa consejería insurrecta. Asturias no merece soportar tanto oprobio ni pasar tanta vergüenza.