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La Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Asturias, creada por acuerdo de la Asamblea General de la Caja de Ahorros de Asturias el 23 de julio de 2014, se denomina, según sus estatutos, Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Asturias, sin más. La fundación es accionista de Liberbank (posee el 16,14% del capital del banco) pero Liberbank no forma parte del patronato que la rige

Breve inventario de motivos de estupefacción

Por José Antonio Rodríguez Canal.
(29-10-2018)


Asombra la grandeza de la figura de Leonardo da Vinci, a la que permite acercarse la exposición abierta en el palacio de Revillagigedo con réplicas de los ingenios ideados por aquel visionario del Renacimiento. La muestra significa, además, la vuelta del singular edificio que la alberga al calendario gijonés de actividades culturales.

El palacio de Revillagigedo y la colegiata de San Juan Bautista son propiedad de la Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Asturias y lo que, más que asombro, como en el caso del genio renacentista, causa estupefacción es que en la publicidad de toda clase, incluso en la circulante por la red, se añada al nombre de la fundación propietaria un apellido que no parece pertinente, Liberbank.

La Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Asturias, creada por acuerdo de la Asamblea General de la Caja de Ahorros de Asturias el 23 de julio de 2014, se denomina, según sus estatutos, Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Asturias, sin más. La fundación es accionista de Liberbank (posee el 16,14% del capital del banco) pero Liberbank no forma parte del patronato que la rige. No es de recibo, por tanto, añadirle el nombre del banco a la denominación de la fundación, irregularidad que también se da con la Fundación Bancaria Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Extremadura, pero no, en cambio, con la Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Santander y Cantabria, ambas accionistas asimismo del banco (en el patronato de la fundación asturiana, dicho sea de paso, sigue vacante el puesto que le corresponde al Ayuntamiento de Gijón como entidad fundadora; haría bien la alcaldesa, en algún rato libre de su dedicación al turismo preelectoral, en intentar que sea subsanada esa relevante carencia).

En un catálogo actualizado de motivos de estupefacción también tendría cabida la noticia de que el Chas ha iniciado obras de reparación en sus instalaciones. Hay que dar por hecho que los trabajos cuentan con la licencia municipal imprescindible para ejecutarlos. Que la haya o deje de haberla, sin embargo, las obras parecen un sarcasmo que agregar a la inaudita situación creada por la okupación por la entidad privada aludida, sin permiso alguno, de terrenos que son propiedad del Ayuntamiento de Gijón, atropello a la legalidad que se prolonga desde hace más de 48 años, con tolerancia municipal inimaginable en las relaciones del concejo con cualquier otro particular.

Este breve inventario de estupefacciones, producto de la contemplación de la realidad, puede concluir por ahora con el anuncio de que el grupo musical Izal actuará el 27 de julio de 2019 en el parque de los Hermanos Castro, en el marco de una nueva edición de Gijón Life, a 32 euros la entrada más barata. Llama la atención que con nueve meses de antelación, y elecciones entremedias, se dé por consumado un nuevo episodio de privatización del espacio público, para ganancia de intermediarios. El parque de los Hermanos Castro (unos 52.000 metros cuadrados; de ellos, 15.000 asfaltados, torpe operación que jibarizó el parque Inglés original antes de 2011) fue alquilado este año por 1.400 euros durante casi dos semanas para instalar allí el tinglado de Gijón Life. La presumible reedición de aquella operación, perpetrada ya con opacidad, sin transparencia, al menos en lo que suele estar al alcance de la gente corriente, es parte también de la ruinosa herencia que recibirá la nueva corporación municipal.