Manifiesto
de la Diputación y Junta de Defensa de Bilbao.
La Diputación provincial y la Junta de armamento
y defensa de Vizcaya faltarían a los deberes que
les imponen la gratitud y la justicia, si no diesen un
testimonio público y solemne de sus sentimientos
a todos los que han contribuido con sus esfuerzos a salvar
a Bilbao de una catástrofe espantosa. La
bizarra guarnición de esta plaza y su benemérita
Milicia nacional, de todas armas, han dado a su vista tan
repetidas pruebas de sufrimiento, de valor y de heroísmo;
las autoridades civiles y militares han desplegado tal ardimiento,
actividad e impavidez, que ni es dable encarecer bastante
el subido precio de sus virtudes, ni negarles el tributo
de, admiración y elogio a que se han hecho acreedores.
Mas, ¿qué fruto habrían producido
los sacrificios y penalidades, el indomable denuedo, la
copiosa sangre derramada, si los ejércitos del Norte
y de reserva, guiados por su bizarro e intrépido
general en jefe, el Excmo. Sr. don Baldomero Espartero;
si los buques españoles e ingleses, si los marinos
generosos de estas dos naciones no hubiesen arrostrado por
libertar a esta plaza dificultades y peligros?
Ni caudalosos ríos, ni montañas casi inaccesibles,
coronadas de baterías formidables, sostenidas por
los campeones más famosos de la usurpación
y el despotismo, ni las tinieblas de la noche y una tempestad
desconocida de nieve y de granizo bastaron a contener el
impetuoso arrojo de los soldados de la libertad, que venciendo
obstáculos casi insuperables, ceñidas sus
frentes del lauro merecido, vinieron a abrazar a sus compañeros
y a asombrarse de los prodigios no menores ejecutados por
los defensores de todas condiciones de esta plaza heroica,
cuyos muros y edificios pregonaban con elocuencia sublime
los altos hechos de que habían sido testigos.
Grato es, sin duda, haber de dar a todos justas alabanzas,
y la Diputación y la Junta cumplen con puro e inexplicable
gozo esta obligación dulcísima. Reciban pues,
el homenaje de su sincero agradecimiento, de su admiración,
todos los que directa o indirectamente han concurrido, salvando
a esta villa inmortal, a prestar a la causa de la Patria
un servicio señalado y grande.
Bilbao, 1º de Enero de 1837. —Santos
San Miguel, presidente. —Miguel de la Fuente.—Vicente
de Ansotegui. — José Pedro de Echevarría.
— Antonio de Irigo-yen.—Romualdo de Arellano.
— Manuel María de Guendica.—José
María de Uria Nafarrondo. — Santiago María
de Ingunza. — José Blas de Arana. — Tomas
F. de Espalza.—Tiburcio María de Recacoechea.—José
de Basturia.—Antonio de Arana. — José
Pantaleón de Aguirre. —José Antonio
de Ibarra. — Antonio Cirilo de Vildósola. —
Francisco de Gaminde. — Gabriel María de Orbegozo.
—Melquíades de Echavarri.—J. S. de Lequerica.—Manuel
de Barandica, secretario interino.
Decreto de las Cortes Constituyentes de 1836 con motivo
del levantamiento del sitio de Bilbao.
Los infrascritos diputados secretarios de las Cortes Constituyentes
de la nación española, convocadas por real
decreto de 21 de Agosto de 1836, certificamos: que en el
día de la fecha han expedido éstas el decreto
del tenor siguiente:
Las Cortes, usando de la facultad que se las concede por
la Constitución, han
decretado:
Primero. Los defensores de Bilbao, en general, y
las tropas de mar y tierral tanto españolas como
inglesas, que han hecho levantar el sitio de aquella plaza,
han merecido bien de la Patria.
Segundo.
El presidente de las Cortes dirigirá una
carta autógrafa al general en jefe don Baldomero
Espartero para darle un testimonio de gratitud nacional,
y para que, en nombre de las Cortes, lo dé a todos
los generales, jefes y oficiales y tropas, tanto del ejército
como de la marina, que hayan contribuido a la defensa de
Bilbao o a hacer levantar su sitio; otra carta con
igual objeto al ilustre comodoro de las fuerzas de mar y
tierra de S. M. B. en la costa de Cantabria, por
los servicios que las puestas a sus órdenes han prestado
a nuestra causa; y otra igualmente al ayuntamiento
de Bilbao para sus autoridades, Milicia nacional y vecindario,
que se leerá en público todos los años
el 25 de Diciembre con toda solemnidad, formando en parada
la guarnición y milicia.
Tercero. El edificio que ocupaba el convento de
capuchinos de Paciencia de esta Corte, se destina para plaza
pública con la denominación de plaza de Bilbao,
en cuyo centro se erigira un monumento elegante y sencillo
para perpetuar la gloria de los defensores y libertadores
de aquel invicto pueblo.
Cuarto. Se autoriza al Gobierno: primero, para que se reparen
a costa de la Nación todos los edificios de los particulares
leales que hayan sido destruidos, tanto en los ataques como
en la defensa de Bilbao durante los sitios que ha sufrido
aquella invicta villa y en todo el radio de su defensa,
reservándose las Cortes hacer extensivo este acto
de justicia a los demás pueblos de la Península
que hayan sufrido semejantes pérdidas por su adhesión
a la causa santa de la libertad; segundo, para que, también
a costa de la Nación, cuando su estado lo permita,
se erija en el punto más conveniente de la invicta
Bilbao un monumento sencillo y majestuoso que recuerde a
la posteridad su valor y patriotismo en los sitios sostenidos
contra la fracción fratricida, sometiendo antes el
proyecto a la aprobación de las Cortes. Tercero;
para que se concedan a las viudas, huérfanos, padres
y hermanos de los defensores y libertadores de Bilbao, las
pensiones a que respectivamente se les juzgue acreedores,
y a los militares inutilizados en la defensa o en las operaciones
del ejército para salvarle, las pensiones extraordinarias
y suficientes a asegurar su bienestar futuro.
Palacio
de las Cortes, 14 de Enero de 1837.
Joaquín María Ferrer, presidente. Julián
de Huelve, diputado secretario.
El preinserto decreto es copia del original dirigido al
Gobierno de S. M. a que
nos remitimos. Y para que conste, damos la presente, sellada
con el sello de las
Cortes Constituyentes.
Palacio
de las Cortes, Madrid, 14 de Enero de 1837.
Julián de Huelve, diputado secretario. Vicente Salva
diputado secretario.
Juan Bafza, diputado secretario. Tomás Fernández
Vallejo, diputado secretario.