ASTURIANOS:
Los
males de la patria reclamaban un esfuerzo heroico; la
inmoralidad y el desorden se habían entronizado en las
regiones del poder; y nuestra dignidad, todos nuestros
derechos conculcados, exigían que se apelase al supremo
remedio de un alzamiento nacional.
En
Cádiz se enarboló la bandera de la libertad, que hoy,
tremolan con robusto brazo los más esforzados ciudadanos.
Poseídos de santo entusiasmo, han respondido los pueblos
todos al llamamiento de la marina de guerra, al grito
santo de libertad, lanzado desde la inmortal Ciudad, en
donde los egregios patricios de 1812 publicaron el código
de nuestra regeneración política y social.
Ciudadanos:
nuestra constitución estaba violada; ningún respeto se
tenía a la libertad individual; diariamente profanaban
el santuario del hogar doméstico los esbirros de un gobierno
degradado; la propiedad se hallaba a merced de infames
malversadores; cundía por todas partes la inmoralidad,
que descendía desde lo alto del trono; se premiaba el
vicio, y era menospreciada la virtud; parecía como que
había sonado la última hora para esta magnánima Nación.
Fue
grande nuestro sufrimiento, inmenso el dolor de un Pueblo,
que veía sacrificados sus mejores hijos por la más insolente
de las tiranías.
Con
sangre de liberales habíamos cien veces regado los campos
para conquistar nuestros derechos, atropellados más tarde
por una Señora, a cuyas sienes ciñéramos una corona. Hoy
espía su ingratitud y la bajeza de sus costumbres, perseguida
por la abominación universal. Por grande que el castigo
fuera, jamás igualaría a la inmensidad de sus culpas.
¡Honor
a la Marina y al Ejército que se han unido al pueblo para
derrocar una dinastía corrompida, un despotismo que nos
envilecía!
Hemos
recuperado la plenitud de nuestros derechos y de nuestra
soberanía.
En
Cortes Constituyentes, que serán elegidas por medio del
sufragio universal, se dará el pueblo el Gobierno que
mejor le convenga. La Libertad nos elevará al rango de
una gran Nación.
ASTURIANOS:
¡Abajo
los Borbones! ¡Viva la Libertad! ¡Viva la Soberanía Nacional!
Oviedo,
30 de Septiembre de 1868.- Victoriano Argüelles, presidente.-Manuel
Pedregal Cañedo.-Juan González Ríos.-Servando Ruiz Gómez.-José
Hipólito Alvarez Borbolla.-José González Díaz.-José Posada
Huerta.-José González Alegre y Alvarez.-Casto de Cabo.-José
Mª Celleruelo, secretario.
Reproducción
del original microfilmado.
Hemeroteca
Municipal de Madrid.