Primera República|Entre Repúblicas|Segunda República|Crítica Republicana a la II República |Contacta
|Dictadura franquista|
Proclama revolucionaria de la Junta de Asturias al exiliarse en Francia
la reina Isabel II en Septiembre de 1868.


ASTURIANOS:

Los males de la patria reclamaban un esfuerzo heroico; la inmoralidad y el desorden se habían entronizado en las regiones del poder; y nuestra dignidad, todos nuestros derechos conculcados, exigían que se apelase al supremo remedio de un alzamiento nacional.

En Cádiz se enarboló la bandera de la libertad, que hoy, tremolan con robusto brazo los más esforzados ciudadanos. Poseídos de santo entusiasmo, han respondido los pueblos todos al llamamiento de la marina de guerra, al grito santo de libertad, lanzado desde la inmortal Ciudad, en donde los egregios patricios de 1812 publicaron el código de nuestra regeneración política y social.

Ciudadanos: nuestra constitución estaba violada; ningún respeto se tenía a la libertad individual; diariamente profanaban el santuario del hogar doméstico los esbirros de un gobierno degradado; la propiedad se hallaba a merced de infames malversadores; cundía por todas partes la inmoralidad, que descendía desde lo alto del trono; se premiaba el vicio, y  era menospreciada la virtud; parecía como que había sonado la última hora para esta magnánima Nación.

Fue grande nuestro sufrimiento, inmenso el dolor de un Pueblo, que veía sacrificados sus mejores hijos por la más insolente de las tiranías.

Con sangre de liberales habíamos cien veces regado los campos para conquistar nuestros derechos, atropellados más tarde por una Señora, a cuyas sienes ciñéramos una corona. Hoy espía su ingratitud y la bajeza de sus costumbres, perseguida por la abominación universal. Por grande que el castigo fuera, jamás igualaría a la inmensidad de sus culpas.

¡Honor a la Marina y al Ejército que se han unido al pueblo para derrocar una dinastía corrompida, un despotismo que nos envilecía!

Hemos recuperado la plenitud de nuestros derechos y de nuestra soberanía.

En Cortes Constituyentes, que serán elegidas por medio del sufragio universal, se dará el pueblo el Gobierno que mejor le convenga. La Libertad nos elevará al rango de una gran Nación.

ASTURIANOS:

¡Abajo los Borbones! ¡Viva la Libertad! ¡Viva la Soberanía Nacional!

Oviedo, 30 de Septiembre de 1868.- Victoriano Argüelles, presidente.-Manuel Pedregal Cañedo.-Juan González Ríos.-Servando Ruiz Gómez.-José Hipólito Alvarez Borbolla.-José González Díaz.-José Posada Huerta.-José González Alegre y Alvarez.-Casto de Cabo.-José Mª Celleruelo, secretario.

Reproducción del original microfilmado.

Hemeroteca Municipal de Madrid.