Han
cometido muchos abusos y causado mucho sufrimiento a miles y miles
de personas
ERA: plaza sitiada
Por
Marcelino Laruelo
Decía el
general Marshall que no se podía comprender la estrategia
sino se había leído a Tucídides. Marshall no
era partidario de llevar fuerzas norteamericanas al norte de África
porque quería concentrar todo el esfuerzo en preparar el
desembarco en la costa atlántica francesa. Se impuso Roosevelt,
que necesitaba con urgencia implicarse en el teatro bélico
europeo para que triunfara su opción política: “Alemania,
primero”, frente a los partidarios de la de “Japón,
primero”. Tal vez debido a ello y a un cúmulo de otras
muchas casualidades, se libró el pueblo alemán de
que les tiraran a ellos las dos bombas atómicas.
Es el desastre
de las guerras: a la manida frase se le podría dar la vuelta
y decir que la política es también la continuación
de la guerra por otros medios, y no siempre menos dolorosos. El
organismo autónomo Establecimientos Residenciales para Ancianos
de Asturias (ERA) ha causado mucho dolor al pueblo, pero después
de haber sido aprobada por la Junta General la proposición
de Ley presentada por Podemos, es ya una plaza sitiada.
El gobierno regional,
las fuerzas que le sustentan y la red clientelar que le apoya, tiene
muchos frentes abiertos. Se les ve desconcertados, desmoralizados,
como si presintieran ya lo inevitable de la derrota y el derrumbe.
Y con una dirección política, a nivel nacional, que
si algo la caracteriza es la desmedida ambición personal:
un bloque sin principios, que se decía antes.
Cuando ves en
una asamblea informativa de la Plataforma de afectados por el ERA
levantarse a un hombre para hablar y contar, entre lágrimas,
que tiene 93 años y que está pagando mil euros todos
los meses al ERA porque su mujer, ya fallecida, estuvo unos años
ingresada en una residencia por culpa de una grave enfermedad…
Un hombre, un jubilado, un ex trabajador, que dice que no quiere
dejarles ningún pufo a los hijos y que a sus 93 años
tiene que pasar por todo eso… Cuando ves a ese hombre y escuchas
lo que dice con la voz entrecortada por la emoción y los
nervios, cuando ves tanto abuso y sufrimiento, entonces, te entran
ganas de buscar una aerolínea para la ruta Asturias-Siberia
y mandar para allá a toda esa pila de sinvergüenzas,
caraduras, desalmados y obtusos que mangonean la región y
el país. ¡Pa Siberia!, que aprobó el parlamento
ruso la concesión de parcelas gratis a los que hagan allí
una casa: ¡Qué a gusto íbamos a quedar!
Antes de que
la artillería (de papel) empiece a hacer su trabajo, el gobierno
regional podría rendir la plaza y abrir las puertas para
que entren la luz, el orden y la justicia social. Se conservaría
intacta y se evitarían muchos daños colaterales. Después
de todo, la consejera Pilar Varela, que siempre sale a parlamentar
con los manifestantes-sitiadores, no estaba al mando ni en 2004;
ni en 2007; ni en 2011; ni cuando se aprobó la construcción
de “la bolera más grande del mundo”…
El ERA está
rodeado y no puede ya recibir refuerzos por ninguna parte. En cuanto
aprete un poco el cerco (de papel), empezarán las deserciones.
Por grupos y de uno en uno, se irán pasando a las filas de
los sitiadores. Traerán como salvoconducto planos con túneles
secretos, informes de asuntos desconocidos, documentos cifrados,
dossieres, listas de culpables y expedientes que durmieron el sueño
de los justos hasta que caducaron. Habrá revueltas y epidemias.
Simple cuestión de tiempo.
Felipe IV encargó
al general Spínola la toma de Breda. El ERA no es Breda,
ni siquiera el Simancas, pero ya se sabe el dicho de que “plaza
sitiada, plaza tomada”. Antes, se pensaba que el gas era muy
peligroso, pero ya se ve que lo que provoca los incendios son los
“cortocircuitos”. Así que el ayuntamiento de
Oviedo ponga un retén de bomberos (con agua) en Arzobispo
Guisasola y en la consejería, no se vayan a quemar los expedientes
y los planos de la “bolera más grande del mundo”.
UNIDOS
POR INTERNET
Campaña para la instalación de webcams en las residencias
de ancianos para facilitar el contacto con los familiares y allegados,
y la protección de los ancianos indefensos.
¡Que entre la luz de la calle en los geriátricos!
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