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La sanidad pública tiene que hacerse cargo de los ancianos enfermos de alzhéimer y demencias.

El organismo autónomo ERA, la Consejería y el Gobierno nunca hicieron caso a nadie.
Ancianos: la Junta oye a los estafados

Por Marcelino Laruelo

En la tramitación de la ley para suspender los “atracos” del ERA a las familias de los ancianos fallecidos en sus residencias, los grupos parlamentarios han tenido a bien invitar a diversas personas para que contaran sus casos o aportaran su experiencia y conocimiento. Se ve que esta Junta ya no es la de los duernos y muletas, aunque queden. Bajo la impecable, comprensiva y tan humana como amable presidencia de Enrique López (Podemos) dieron comienzo las comparecencias a las nueve de la mañana y finalizaron pasadas las cinco de la tarde, con unos minutos de interrupción para que entraran unos y salieran otros. Inhumano. Dejan a Indalecio Prieto sin comer en Las Cortes y entonces si que organiza una revolución de verdad. ¡Hasta el Soviet de Petrogrado, en plena revolución, paraba una hora al mediodía!

La ley que se tramita pide la suspensión de las liquidaciones de deudas reclamadas a herederos de usuarios fallecidos en las residencias del ERA. ¿Por qué esta ley? Primero, porque el organismo autónomo venía haciendo las cosas muy mal y reclamando, vía ejecutiva, cantidades exorbitantes; segundo, porque el ERA, la Consejería y el Gobierno regional nunca hicieron caso a nada ni a nadie, incluidas las mociones aprobadas por el parlamento regional. Algo que se puede definir como rebeldía: El ERA estaba (y está) en rebeldía. Por eso hace falta una ley que les “obligue”. Por eso no la quieren.

En la proposición de ley se dice que “entre los años 2007 y 2011, no se giraron liquidaciones a las personas usuarias”. Y se añade que: “En diciembre de 2015, el número de expedientes abiertos por liquidaciones de deudas de derecho público no tributario correspondientes a estos servicios residenciales, reclamadas a herederos de los usuarios o herencias yacentes por fallecimiento del usuario, que se encontraban pendientes de pago asciende a 3.634 expedientes. A estos expedientes abiertos hay que sumar 2.142 expedientes pendientes de comunicación de la liquidación definitiva de la deuda generada”. Es decir, 5.776 familias asturianas afectadas. ¡Por lo menos! Y por cantidades que, de media, andan por los 40.000 euros. Por eso estuvo muy bien el compareciente José Luis Alonso cuando, dirigiéndose a los diputados, les preguntó: “¿los tienen ustedes?”

En la lucha en favor de los derechos de los ancianos en las residencias, frente al abuso, la opacidad y el desgobierno del organismo autónomo ERA, nunca hubiéramos llegado a donde ahora estamos si no hubiera sido por la resolución y el firme compromiso de dos diputados: Rosa María Espiño, de Podemos, y Matías Rodríguez Feito, del PP. Y a un catedrático de la Universidad de Oviedo: Ramón Durán Rivacoba, catedrático de Derecho Civil. Y a los entusiastas miembros de la Plataforma de Afectados por el ERA. Y a Natalia. Y a otros que no cito para despistar un poco a la Gestapo.

Desde el gobierno se ha reconocido que se estaba cobrando mal. Pero, ¿cómo se puede pretender cobrar sin facturas detalladas? ¿Y cómo se va a facturar el coste de una plaza en el ERA sin auditar los gastos y las cuentas? Estamos ante algo mucho más grave que lo de las “preferentes”. Se engañó a ancianos totalmente indefensos a espaldas o engañando también a sus familiares. Cuando sabían que la Ley de la Dependencia se iba a aprobar, doblaron el precio de las plazas, sin respetar ni IPC’s ni nada. No se vio por la Junta a las ex consejeras de IU y a los gerentes de IU, pero sí se pudo observar que el PSOE, IU y Ciudadanos, la “entente cordiale”, tienen miedo al toro y ya maniobran para devolver ese toro de afilados pitones y muy toreado a los corrales. La presidencia ya les ha dado un aviso y el público, una pitada.

UNIDOS POR INTERNET
Campaña para la instalación de webcams en las residencias de ancianos para facilitar el contacto con los familiares y allegados, y la protección de los ancianos indefensos.
¡Que entre la luz de la calle en los geriátricos!

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