Amarrar a los ancianos (II)
Por
Marcelino Laruelo.
No serán
pocos los que sientan pena y hasta compasión cuando ven a
una vaca que no sale nunca de la cuadra o a un perro sujeto a una
cadena de por vida. Sin embargo, esta sociedad no se escandaliza,
pese a saber, como se sabe, que a los ancianos más indefensos
los tienen en las residencias doce horas al día, y todos
los días del año, amarrados a una silla de ruedas.
“Medidas de contención” lo llaman los falsarios
del lenguaje.
Los partidos
que vienen gobernando Asturias en comandita desde hace más
de treinta y cinco años han creado un gigantesco entramado
burocrático bajo el paraguas de lo que denominan “bienestar
social”. Forma parte de la “Asturias cableada”,
que dicen, una extensa red clientelar, moralmente corrompida, experta
en todas las triquiñuelas y atenta a todas las mamandurrias,
parte importante de la “pudriella” regional.
Con mis propios
ojos he visto a muchos ancianos entrar en una residencia por su
propio pie, caminando perfectamente, y al poco tiempo estar ya amarrados
a una silla de ruedas con un arnés que parece de castigo.
Mala alimentación, iluminación escasa, exceso de pastillerío,
tratamientos inadecuados, ausencia de control médico, desatención…
Y unas personas en la dirección de las residencias que, más
allá del supuesto “mérito y capacidad”,
de conocimientos y formación (hace más el que quiere
que el que puede), solamente parecen preocuparse de su propia conveniencia
e intereses. ¡Atornillados a sus sillones-poltrona súper-cómodos,
que para sí quisieran los pobres ancianos residentes!
¿Hasta
dónde llegaría el escándalo si a los peques
de las guarderías se les tuviera también amarrados
a la silla? ¿Cuántos Amazonas de tinta no correrían
si en los centros para personas que entran ilegalmente en España
y en las cárceles se hiciera lo mismo o se les administraran
pastillas para que estuvieran “groggy” todo el día?
Para los ancianos
que amarran a las sillas de ruedas tampoco hay ningún tipo
de tratamiento de rehabilitación. Forma parte de la marginación
sanitaria que sufren y del “ahí te pudras”. Porque
no es que hayan quedado inválidos de las piernas o que les
haya dado un ictus, es que, por diversas circunstancias, desde una
caída a una infección de orina, empiezan a caminar
mal o dejan de caminar. Pero en muchos casos es un proceso reversible
si se pone interés. Y siempre agradecerán que les
pongan de pie unos minutos, que puedan dar unos pasos y cambiar
de posición. Nada, y hasta si lo hacen los propios familiares
es reprobado.
El secretario
general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha hecho reiterados
llamamientos a los gobiernos de las naciones para que hagan frente
al maltrato, al abuso y la violencia que cada vez sufren más
ancianos. La sociedad asturiana, como la española, tiene
que ser consciente de que envejecer con dignidad debe estar garantizado
como uno más de los derechos humanos y de las obligaciones
de la sanidad pública. Y no se puede mirar para otro lado,
porque la historia nos enseña que cuando las sociedades,
por conveniencia, comodidad y egoísmo, así lo hacen,
acontecen los grandes crímenes contra la humanidad.
En
Facebook
UNIDOS
POR INTERNET
Campaña para la instalación de webcams en las residencias
de ancianos para facilitar el contacto con los familiares y allegados,
y la protección de los ancianos indefensos.
¡Que entre la luz de la calle en los geriátricos!
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