Médico
francés fusilado en Oviedo por el ejército
franquista
Por Marcelino Laruelo.
Armand
André Thily era un joven médico francés
que apenas si había cumplido los veinticinco
años de edad cuando vino a España. Los
franquistas le hicieron prisionero y le condenaron
a pena de muerte en consejo de guerra. A las seis
y media de la mañana del quince de Febrero
de 1938 le fusilaron ante las tapias del Hospital
Militar de Oviedo. El hecho de fusilar a un médico
delante de un hospital no puede tener otra interpretación
que la de atemorizar al personal sanitario: otra vez
el rayo de Júpiter fulminaba a Esculapio.
Thily
llegó a España en Agosto de 1936 para
ayudar a la causa republicana. Era natural de París
y en su pasaporte figuraba como domicilio el número
21 de la calle Close Feuquieres de la capital parisina.
Militante del Partido Comunista Francés
y activo antifascista, vino a España, según
sus propias declaraciones, por considerar que la guerra
había perdido su carácter de guerra
civil y había pasado a ser una guerra por la
independencia y en defensa de la integridad territorial
de España, y contra la agresión del
fascismo internacional alemán y, sobre todo,
italiano. Agresión que, según Thily,
no tenia otro objetivo que el de apoderarse de las
riquezas y materias primas del suelo y subsuelo español.
Participó
en la defensa de Irún y durante su estancia
en el frente, entre Agosto de 1936 y Febrero de 1937,
se dedicó a la tarea de hacer las primeras
curas de urgencia y a organizar los servicios sanitarios
y la evacuación de primera línea a los
hospitales de sangre. En Febrero de 1937 el Estado
Mayor republicano le destinó como intérprete
del general ruso Dambrosky y de otro asesor soviético
conocido como "el Mayor". Permaneció
haciendo esas funciones de intérprete hasta
Junio, momento en el que regresó a sus tareas
de médico y organizador sanitario en el frente.
En los últimos meses estaba destinado en la
Sanidad Militar del frente de Pajares y prestaba
servicio igualmente en el Hospital de Mieres como
jefe médico de la 57 División del Ejército
del Norte. En este y en otros cargos que desempeñó,
con categoría de oficial o de jefe, siempre
fueron sin nombramiento oficial.
Armand
André Thily adquirió cierta notoriedad
a raíz de una emotiva carta que dirigió
al Consejo Soberano de Asturias y León en los
últimos días de resistencia republicana
en Asturias, en Octubre de 1937, carta que fue publicada
en "Avance" el día diecinueve de
ese mes. Motivó su escrito la huida a Francia
a bordo de la draga "Somo" de numerosas
personalidades políticas y destacados miembros
de la justicia y tribunales populares, que zarparon
subrepticiamente de Avilés el doce de Octubre.
Además de una exaltación al espíritu
de unidad y lucha del pueblo asturiano y de las regiones
vecinas, Thily finalizaba su misiva solicitando
al Consejo Soberano en esos momentos dramáticos
que se le concediese la nacionalidad española.
La
petición de la nacionalidad hecha por Thily
no fue una balandronada: durante el consejo de guerra
quiso que constara en acta su renuncia voluntaria
a que se considerase como un atenuante el hecho de
ser súbdito extranjero, invocando únicamente
el de ser médico y el de haber salvado millares
de vidas.
Thily
fue detenido en un hospital instalado en el Grupo
Escolar de Mieres por elementos de la Tercera Bandera
de la Legión. Tras terminar de hacer las curas
a los heridos, fue conducido a la cárcel de
Mieres, pasando después a la de Oviedo. El
día veintinueve de Octubre dieron comienzo
las actuaciones judiciales a cargo del teniente coronel
de Infantería, Manuel Esquiroz Piudo, que había
sido nombrado juez instructor. Los franquistas creían
tener en Thily a un importante dirigente de la Internacional,
a un espía o quién sabe qué.
No hace falta ser muy sagaz para darse cuenta de
que si Thily hubiera sido un personaje importante
no le hubieran cogido en Mieres curando heridos, sino
que habría salido de Asturias en avión
con los demás asesores soviéticos. A
la búsqueda de las pruebas definitivas, el
juez instructor realizó un registro en la habitación
que Thily ocupaba en el Hospital de Mieres. ¿Qué
encontraron? Desde luego, ningún aparato radiotransmisor
ni ninguna documentación secreta, solamente
unos cuanto libros: "Le service de la santé
a les Armées", una gramática en
lengua francesa y otra en castellano, dos tomos de
formularios de medicina "Astier", el libro
"Cuentos de la Pampa" y la obra de Guido
de Verona, "La vida comienza mañana".
El
día once de Enero de 1938, en el tercero de
los consejos de guerra celebrados en Oviedo, compareció
Thily ante el tribunal militar nº 3 que presidía
Manuel Herbella Zobel: fue condenado a pena de muerte.
Un mes más tarde llegó el "enterado"
del Cuartel General del Generalísimo y a las
dos de la madrugada del quince de Febrero entraba
en capilla en la cárcel de Oviedo. Cuatro horas
y media después, este médico comunista
francés que ya se sentía asturiano y
quería ser español para defender a la
República caía ante las balas del piquete
en los muros de un hospital... Todo un símbolo.