Antigua
residencia de los jesuitas, fue utilizada durante
la guerra por las fuerzas republicanas como depósito
de soldados de reemplazo (Depósito de Reserva
nº 3). También se utilizó como
cuartel de descanso y centro de reorganización
de los batallones de milicianos asturianos que lucharon
en los frentes vasco y cántabro.
Al ocupar totalmente Asturias las fuerzas nacionalistas
en Octubre de 1937 pasó a ser un campo de concentración
de prisioneros. En un informe del servicio sanitario
de la Inspección de Campos, a comienzos de
1938, se afirma que en este campo se habían
producido varios casos de tifus en pocos días
por utilizar agua de un pozo. El análisis químico
del agua de bebida de los campos de concentración
corría a cargo del servicio Farmacéutico
de la propia Inspección.