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La Libertad es un bien muy preciado
Viaje y muerte de Avelino González Mallada
en Estados Unidos en 1938


Viaje y muerte en Estados Unidos en 1938 de Avelino González Mallada, ex alcalde anarquista de Gijón.


Por Ramón Alvarez Palomo

(Textos extraídos de su libro: Avelino G. Mallada,
alcalde anarquista.)

 

Campaña de propaganda en América del Norte.

Encontrándose en Madrid, preparando sin duda la publicación en "CNT" de la serie de artículos sobre la guerra en Asturias, sabemos por el citado periódico que fue requerido desde Barcelona para emprender una gira por tierras americanas.

El periódico de lengua española, La Prensa, de Nueva York, comentaba así la entrevista que mantuvo con Mallada: «Arribó ayer a esta ciudad, en el vapor "Aquitania", don Avelino González Mallada, líder izquierdista asturiano, ex alcalde de Gijón, quien viene a este país en misión informativa, según hemos expuesto ya.

Su actuación destacada desde antes de la rebelión le coloca entre los más dinámicos y representativos obreros que pueden venir a ésta y se propone desarrollar una activa labor de exposición de hechos poco conocidos aún, con documentación sólida, ya que ha sido agente directivo en no pocos de los acaecidos en la región asturiana.

Entrevistado al llegar el barco a cuarentena, por el miembro de esta redacción, Venancio Pérez, el señor González Mallada se expresó en estos términos:
"Vengo a cumplir la misión que me ha sido encomendada por Solidaridad Internacional Antifascista con sede general en Barcelona, y por la C.N.T., de ponerme,en contacto con los españoles e hispanoamericanos demócratas de aquí, y a demostrar que, hoy por hoy, el orden y la garantía de paz y tranquilidad en Europa está al lado de los leales".

Su labor, nos dice Luzbel Ruiz en la página 15 del prólogo, "fue de tal magnitud que, cartas recibidas de compañeros y comités, nos decían que pocas veces oradores de su talla habían logrado despertar un entusiasmo tan fervoroso del pueblo norteamericano hacia nuestra causa; hasta el extremo de organizarse, en muchísimos lugares, grandes actos de simpatía con la lucha del pueblo español".

Tenemos dos cartas autógrafas que Mallada envió a su compañera. Reproducimos a continuación cuanto se relaciona con el desarrollo de la misión que le confiara S. I. A. (Solidaridad Internacional Antifascista):

“Escribo la primera carta a los doce días de mi llegada... El viaje ha sido rápido y feliz, pero no pude desembarcar porque alguien denunció a Inmigración que arribaba un anarquista peligroso, enemigo del gobierno español, atracador de la F.A.I., falso Alcalde de Gijón; ni siquiera asturiano...

El tribunal de emigración me condenó a regresar a España, pero reclamamos a Washington contra la sentencia y salí triunfante. Abandoné la prisión el sábado a mediodía. El domingo fue el acto, que resultó grandioso, unas 8.000 personas, casi todos hispano-americanos; asturianos muchos, y gijoneses los que había en 100 kilómetros a la redonda, excepción hecha de los fascistas.

Al éxito contribuyó mi detención, que me dio más popularidad que a un boxeador. Acudió la prensa americana y la de habla española que se publica aquí. También contribuyó un manifiesto que lanzaron ciertos elementos contra el mitin.

Hablé días después en la casa de los Hijos de Asturias y en otro pueblo o ciudad de 150.000 habitantes, llamado Bridge Port.

Estuve en Washington visitando a los embajadores de México y España. Fernando de los Ríos me entretuvo dos horas y media hablando de cosas de ahí. Hoy salgo para Boston y tendré que ir luego a Florida y California, de modo que voy a estar aquí por lo menos tres meses.

Las noticias de España las leo en la prensa de aquí, tanto en inglés como en español. Ya empiezo a soltarme a hablar.

De salud estoy perfectamente; me examinó un gran médico italiano, una autoridad internacional en su especialidad... Me regañó por haber estado hablando dos horas largas en el acto de Nueva York, que él presenció...
2 de marzo de 1938 (Nueva York).”

Segunda carta.

“(…) Antes de salir para el oeste te mando esta carta. Estoy inquieto temiendo siempre que la aviación fascista asesine a alguno de la familia. Por la prensa inglesa me entero de la marcha de la guerra. Estaba en una velada de italianos, en el Bronx de Nueva York, cuando nos enteramos por radio del hundimiento del "Baleares". Aquí se publican dos diarios en español: La Prensa y La Voz. El primero es derechista, pero está al lado de nuestro gobierno. El otro es más radical y más entusiasta de la causa antifascista. Ambos hacen buena campaña. También hay dos revistas: Frente Popular y Boletín de S.I.A., además de nuestro semanario, Cultura Proletaria. La práctica del inglés no me es posible en la medida que yo quisiera, porque estoy siempre rodeado de españoles e italianos, y son estas lenguas las que he de hablar en mis conversaciones. De todas formas ya voy educando el oído, aunque aquí hablan un inglés muy diferente al europeo.

(…) Desde la ventana del hotel veo caer la nieve que, si no cubre el suelo, convierte en blanca carretera la fea estructura del ferrocarril elevado de la 6ª Avenida. Al interior del país la nevada es mayor y estamos a 10 de marzo y más al sur que Gijón... Ya sabemos que la diferencia es causada porque una corriente caliente marina baña nuestras costas, y éstas lo están por la corriente de agua fría que baja de El Labrador.

Los fascistas españoles de Nueva York me mandaron al hotel revistas y periodicuchos que ellos publican. Quien los hace es un pobre diablo asturiano apellidado Argüelles, que se dice sobrino de la marquesa del mismo nombre. En una hoja parroquial semanal, que titulan pomposamente: "Cara al Sol" ("Culo al aire", la bauticé yo) me dedican una columna con terribilísimos insultos que se reducen a decir que tengo cara de guardia de consumos, en la foto que se publicó; que hablo mucho y que fui Alcalde de Gijón por la gracia de Peña y Belarmino Tomás. No me encuentran otras faltas; lo siento. Yo creí que me tenían por hombre terrible... ¡Pero ya lo ves: cara de guardia de consumos...! Publicaron una hojucha culpando a los asturianos rojos de haber asesinado al Obispo de Oviedo. Aproveché la ocasión para acusarles a ellos del "accidente automovilista" en que murió, por oponerse a los desmanes y violaciones de las fuerzas moras y del Tercio. Invité públicamente a los católicos norteamericanos a nombrar una comisión para comprobar cómo murió el obispo de Oviedo en territorio fascista.

En "CNT" de Madrid, llegada aquí, me enteré de la muerte de mi amigo Luis Zugadi, que salió de Nueva York después de la sublevación militar. Tiene aquí su compañera y un hermano, anarquistas los dos, que no se han enterado todavía.

Me encuentro con muchos gijoneses que me preguntan por sus familiares; uno de ellos resultó ser el hermano de Víctor, "el de la Braña". Los gallegos también me asedian a preguntas... La mayoría de los días parece que no salí de España, que estoy en una reunión de nuestra Casa del Pueblo, muy lejos de Nueva York. El domingo pasado estuve en un centro minero de carbón, en el estado de Pensilvania. Era un triste paisaje, feo y sucio; eso que alguna belleza le daba la nieve. Los mineros son polacos y españoles; pero hay mucha crisis de trabajo. En uno de estos pueblos mineros, Mount Carmel, de 20.000 habitantes, hay 37 iglesias; en esta proporción, en Gijón debía haber 180...

No estoy a gusto aquí, pues no puedo sustraer la imaginación de la guerra de mi patria. Todo este movimiento, la vida agitadísima de Nueva York me ofende; pienso en la catástrofe que cayó sobre España, en los amigos que cayeron y siguen cayendo, en las ciudades bombardeadas... Me acuerdo de los compañeros de Asturias y me parece que no tengo derecho a estar tranquilo y menos a estar, a veces, alegre.

Lo que más me angustia es vuestra situación, expuestos a ser asesinados por los fascistas en uno de sus cobardes bombardeos aéreos. La primera noticia que busco es la que se refiere a España para saber si lanzaron bombas sobre Barcelona.

Espero que a los chiquillos —Helios y Angelín— nada les ocurrirá; es Amapolina la que más me preocupa; tengo miedo por ella al ir y venir al Instituto.

Las noticias que llegan hoy me han disgustado bastante. Tengo esperanza en que el enemigo será detenido y derrotado, pero mientras tanto pasa uno muy malos ratos.

Pienso continuamente en ti, en la terrible situación por que pasas y quisiera poder tenerte en otro pueblo más tranquilo, donde los niños no corriesen tanto peligro, aunque dejasen de estudiar. Primero es la vida... — Avelino
Nueva York, 10 de marzo de 1938.»

Muerte, necrológicas y recuerdos póstumos.

Murieron víctimas de accidente automovilístico Avelino G. Mallada y Edilberto Segura, el 27 de marzo de 1938. Fernando de los Ríos, embajador de la república española en Estados Unidos, en un artículo publicado por Cultura Proletaria, de Nueva York, dedicado a la muerte de Mallada y del que sólo conservamos un pequeño recorte, decía:

“No es nuestra habitual costumbre conmemorar fechas ni hacer resaltar aquellas características, bondades, sacrificios y capacidades de nuestros compañeros activos en la causa o sacrificados por ella... Murió (Avelino) porque el automóvil donde viajaba tenía que ir a una enorme velocidad para llegar a tiempo donde debía llegar en jira de propaganda pro pueblo español, y porque tenía que viajar noche y día...”

“Ha muerto González Mallada. Hasta el último momento ha cumplido su deber antifascista y revolucionario.”

“Nueva York, 28. — Comunican de Woodstock (Virginia), que el antiguo alcalde de Gijón, Avelino González Mallada, ha muerto en un accidente de automóvil, cuando se trasladaba a California para tomar parte en una serie de actos de propaganda en favor de la España republicana. — Fabra.

El laconismo de la noticia telegráfica hace más hondo el dolor que nos produce. Avelino González Mallada, el bravo luchador y excelente compañero que militaba en las filas de nuestra Organización, nos ha abandonado para siempre.

Según el comunicado de Woodstock (Virginia), González Mallada ha muerto en un accidente de automóvil, cuando se trasladaba a California para tomar parte en una serie de actos de propaganda en favor de la España antifascista, enviado especialmente por S. I. A.

La pérdida representa un grave contratiempo para el movimiento antifascista; pero para nuestra Organización en particular, representa, además, la desaparición de un poco de nuestro espíritu, ya que González Mallada era eso: parte integrante del espíritu de lucha en favor de la causa de la Libertad y de la Justicia sin disfraces ni atenuantes adulteraciones de la idea inicial. Nuestro camarada era un luchador que no sabía poner diques a sus ideales ni hacer concesiones que pudieran significar el menor paso a retaguardia.

Desde muy joven experimentó González Mallada la necesidad de formar parte de esa legión de hombres que se han impuesto la elevada misión de liberar a los que sufren. Días de amargura y de triste desconsuelo pasados entre los suyos, le enseñaron que hay una parte de la Humanidad que gime bajo los dictados de un régimen injusto y a los que hay que redimir, aun a costa de la vida del que se constituye en paladín de los necesitados. Por eso, nuestro compañero vio desde su mocedad el lamentable realismo, y a pelear contra él se lanzó con todo el ímpetu de sus entusiasmos.

Al declararse la guerra europea tenía nuestro camarada poco menos de veinte años de edad. Los acontecimientos que en el mundo empezaban a desarrollarse no podían ser indiferentes a un hombre de su dinamismo, y por ello salió de España para dirigirse a Francia, donde permaneció hasta el final de la contienda. Durante los cuatro años que duró ésta, intervino muy activamente en las Organizaciones sindicales del país vecino, y pasado el conflicto se reintegró a España, residenciándose en Gijón, donde se entregó de lleno a las actividades encaminadas al logro de los postulados de la CNT.

En Gijón, dirigió "Solidaridad Obrera", semanario órgano de la Confederación Regional asturiana y fue secretario de dicha entidad. En ambos cargos hizo patente el compañero González Mallada su entusiasmo por nuestra causa y su leal adhesión a la misma. Asimismo le fue confiado el cargo de director del periódico "CNT" en su primera época. También aquí dejó nuestro amigo huellas de su inteligencia y de su amor a la causa. — (Solidaridad Obrera núm. 1.846)”

Otro día de luto para el movimiento libertario.

La Agencia Fabra comunica que Avelino González Mallada ha muerto en los Estados Unidos, adonde recientemente fue enviado por la F.A.I. para recabar auxilio a la España antifascista.

Javier Bueno, conmovido, nos ha dado esta mañana la noticia, que acababa de recibir de la Agencia Fabra. Nos hemos puesto inmediatamente en comunicación con el Comité Peninsular de la F.A.I. No hemos logrado saber nada de modo seguro respecto a la triste nueva. Pero sí que es cierto que la Prensa extranjera publica algunos telegramas en los que se da cuenta de la muerte de nuestro compañero González Mallada, ex alcalde de Gijón durante la guerra, primer director de este diario, en el Estado de Virginia (Norteamérica), a consecuencia de un accidente de automóvil sufrido cuando se dirigía a California con objeto de tomar parte en los actos de propaganda organizados en favor de la España antifascista.

Pocas noticias podían ser tan dolorosas para nosotros como ésta. Quienes asumimos la responsabilidad de hacer de C.N.T. expresión de la Organización confederal, debemos al compañero muerto inolvidables lecciones de ideología y de moralidad, de conducta y de decisión revolucionaria. Con él convivimos durante muchos meses, en años pasados, y principalmente cuando en Madrid, al lado de Orobón Fernández y de otros compañeros, defendía con el mayor tesón la alianza de las dos Organizaciones obreras, de la Confederación Nacional del Trabajo y de la Unión General de Trabajadores, que acaba de convertirse en realidad.

No le amilanaba la situación de obrero sin trabajo, en que se veía. Hombre de destierro, de cárcel, de Sindicato, en la lucha había templado su espíritu, y ante la adversidad redoblaba su fe y su entusiasmo, puesto siempre al servicio de la clase trabajadora. Le oímos defender nuestras ideas en el Ateneo de Madrid, en la intimidad del grupo de compañeros o de hermanos, en los Sindicatos, en las redacciones de los periódicos, en los plenos de la F.A.I., en los lugares de trabajo. Tuvimos pleno conocimiento de su amplia cultura de autodidacta. Y en el orgullo de su sencillez y en la tenacidad de su sacrificio pudimos medir su reciedumbre moral.

Era uno de los primeros militantes del movimiento confederal y anarquista de España, y por su relieve dentro de nuestro país, su figura se proyectaba sobre el proletariado extranjero. Era un discípulo de Ricardo Mella, un exaltador del sentido de responsabilidad que se advierte en toda la obra de Malatesta; un colaborador de Quintanilla, un hombre íntegro que conocía el valor social del trabajo y que había entrevisto con emoción revolucionaria la era en que los músculos y los cerebros queden libres de la esclavitud y de la explotación...

Dondequiera que se encontró supo aleccionar con su comportamiento. Por eso alcanzó gran relieve durante su permanencia en Francia, en Barcelona, en Madrid y en Asturias. Ha sido aquí, en su tierra natal, donde más ha luchado. Años y años de construcción sindical, de huelgas, de discursos, de trabajos periodísticos, de encarcelamientos, de intentonas revolucionarias en pro del pueblo trabajador. A él, como al inolvidable José María Martínez, se debe en gran parte el tono anarcosindicalista que la vida gijonesa adquirió para no perderlo jamás, cualquiera que sea el dominio que sobre ella pese.

Comprendiéndolo así, el proletariado gijonés le hizo alcalde de la ciudad durante el movimiento de defensa contra la facción. Allí estuvo nuestro compañero hasta el último instante de resistencia. Fue herido en la lucha, y apenas se repuso, volvió a emprenderla de nuevo, con mayores bríos. Atendió a la organización militar del proletariado asturiano, a la solución de innumerables problemas de retaguardia, al mantenimiento de la moral de sacrificio. Y cuando hubo de abandonar aquellas tierras, cuando hace unos meses vino a Madrid, nos visitó en la Redacción y trabajó durante algún tiempo entre nosotros, la voz se le quebraba de emoción en la garganta y se convertían en dardos las palabras salidas de su pluma cuando narraba la epopeya sin par del pueblo asturiano.

Estando aquí, fue llamado por el Comité Peninsular de la F. A. I., desde Barcelona. Llegado allí, se le notificó el acuerdo de que fuese a los Estados Unidos para explicar claramente lo que significaba nuestra lucha y para recabar las ayudas que necesitamos...

Aquí en Barcelona quedaron su compañera y sus hijos... Y él cae ahora lejos de nosotros, en tierras extrañas, en el seno de un mundo que ríe de cara al placer de vivir, mientras en nuestro país mueren millares y millares de hombres, brillan como brasas los ojos sombríos y se vierte la sangre en defensa de una causa tan grande que no cabe en la estrechez de nuestras fronteras...

Ha caído González Mallada cumpliendo su deber, como pudo caer en Gijón o ante las puertas de Oviedo o en cualquier otro lugar que le hubiese señalado nuestra Organización. Y al perderlo, perdemos uno de los militantes de la vieja guardia, uno de los hombres que nos servían de guía, uno de los valores más destacados de nuestro movimiento, uno de los ejemplos más admirables de la clase trabajadora española. Bastaría considerar esto para que, aún omitiendo cuanto de fraternal había entre Avelino y nosotros, la emoción nos hiciese extraordinariamente penosa la tarea de escribir. No sabemos cómo llevar nuestra pluma sobre las cuartillas. Sólo sentimos, por encima de esta pena honda que se abre como una sima en nuestro corazón, un deseo de venganza, que nos impulsa a redoblar el esfuerzo y la decisión en el trabajo y en el combate...” (CNT - Madrid, 28 de marzo 1938)

Avelino González Mallada ha muerto en la trinchera. Sus últimos momentos de propagandista en Nueva York.

“Avelino González Mallada, era un militante destacado del anarquismo. Destacado por su talento, por su valentía, por sus dotes de organización, por sus grandes condiciones de propagandista libertario.

Ha muerto en la brecha, cumpliendo su deber; el deber que le había conferido la Organización. Los obuses, las bombas de la aviación criminal, los disparos de la ametralladora, no habían conseguido hacer mella en él, a pesar que sobre Gijón se prodigaron bárbara y profusamente.

Allí en Gijón, desempeñó la Alcaldía desde los primeros días del movimiento revolucionario, y fue el último en abandonar la ciudad querida, cuando ya toda resistencia era inútil.

Pero por lamentable capricho del Destino, lo que no pudieron contra él la metralla y las balas facciosas, lo pudo, camino de California, en amplia y asfaltada carretera, un accidente de automóvil.

Avelino González Mallada, marchó a Norteamérica, en funciones de propaganda, enviado por la Organización. Del último acto que tomó parte en Royal Windsor, en New York, publicamos una fotografía que ha llegado a nuestro poder. Horas más tarde, el gran compañero perdía la vida, cuando viajaba, siguiendo la ruta de lucha y trabajo por la causa del pueblo español antifascista.

Prensa que de aquellas tierras viene, da cuenta del ambiente que antes de su arribo a New York, había creado contra él la clase capitalista norteamericana. La Policía neoyorkina lo detuvo en el mismo instante de su desembarco, reteniéndole casi una semana.

Ante la estatua de la Libertad, Avelino González Mallada, fue preso. Pero ni él, ni los compañeros que allí le aguardaban, cedieron en su empeño de llevar a conocimiento de las multitudes norteamericanas la verdad de la España legítima y de defender la actuación de las masas populares, vilipendiadas por la Prensa fascista.

En ese empeño, como en una trinchera, ha caído para siempre. Deja, al morir, una doble herencia. Una, espiritual, que es un libro inédito sobre la guerra y la revolución en Asturias, que será editado seguidamente por el compañero Luzbel Ruiz. Y otra herencia viva, material, y que merece que nos fijemos en ella para prestarle el calor honrado de la Organización confederal. Nos referimos a su viuda, la compañera Florentina Fernández y a sus hijos, menores de edad, Avelino y Amapola, que, al perder al compañero lo han perdido todo, porque nuestro héroe Avelino González Mallada ha muerto en la pobreza y en la plena dignidad de su vida honesta de siempre.” (Umbral n.° 30, 9 de abril de 1938)

El entierro de dos antifascistas, González Mallada y Segura, sacrificados por la causa.

“Los cadáveres estuvieron expuestos toda la semana en los salones del local de la S.I.A., y durante día y noche llegaron mensajes de condolencia de todas las partes del país, así como numerosos cables de distintos pueblos y organizaciones obreras de España.

Las ofrendas florales habían sido detenidas hasta el viernes, con el fin de permitir al público ver los cuerpos de los infortunados amigos. Más tarde, una verdadera invasión de coronas y ramos llenó por completo el local, no pudiéndose materialmente dar un paso. Para anotar aquí el nombre de todos los organismos y personas que enviaron coronas, tendríamos que llenar columnas. Baste saber, para dar una idea de la cantidad de ofrendas que llegaron adornadas con lazos y leyendas alusivas a los dos muertos, que llenaron seis automóviles.

Imponente manifestación de duelo.

A la una de la tarde, tuvo la policía que mantener el orden más riguroso para evitar aglomeraciones. El tráfico quedó totalmente interrumpido en varias cuadras alrededor del local, frente al cual, en una y otra acera, esperaba impaciente enorme multitud de personas que no se resignaban a ver salir los cadáveres sin acercarse primero a ellos, y esperaba su turno para entrar en el Centro Libertario. Fotógrafos y reporteros de numerosos periódicos americanos iban y venían en labor informativa. Entre la multitud veíanse numerosas delegaciones de trabajadores españoles que venían de lugares distintos del país, y los automóviles ostentaban letreros con los nombres de sus organizaciones.

El entierro.

A las dos de la tarde, bajaron los féretros en hombros de grupos de miembros de las organizaciones a que pertenecían los fallecidos, que se disputaban el honor de llevarlos. Partió el cortejo fúnebre a pie a todo lo largo de la Avenida A, torciendo por la Calle 14, hasta la Avenida C, seguido de una gran manifestación que iba formada de cuatro en fondo, escoltada por cordones de policías. En la esquina de la Calle 14 y Avenida C, fueron depositados los cadáveres en sus coches mortuorios, siguiéndoles los automóviles que por orden numérico se habían colocado al borde de las aceras esperando su turno para marchar.

Cooperación de la policía.

La Comisión organizadora del entierro estaba sumamente satisfecha de la cooperación que prestó la policía, que desde muy temprano ofreció sus servicios y ayudó a la organización de la manifestación, dando facilidades a los comisionados para llevar a cabo el acto. Delante de la caravana iba un carro de policía abriendo camino y dando facilidades de tráfico, por cuyo motivo, el largo recorrido se pudo hacer sin ninguna interrupción, hasta llegar al cementerio.

Una cola de automóviles jamás vista.

No se puede calcular con exactitud el número de automóviles que asistieron al duelo, pero han asistido más de 200 coches, formando una caravana que parecía interminable.

Se filmaron varios metros de cinta para agregarla a la película que tienen del festival que a beneficio de España, se celebró en el Royal Windsor el pasado mes de febrero. En el cementerio también sacaron varias instantáneas de los momentos más emocionantes de la ceremonia.

González despidió el duelo.

Al borde de sus tumbas, que estaban juntas, fueron colocados los dos féretros de Mallada y Segura. Antes de proceder al enterramiento, habló el secretario general de la Sección Española de la S.I.A. en Nueva York, señor Francisco González, quien, visiblemente emocionado, hizo una breve y sentida apología de los dos compañeros desaparecidos; dio las gracias a todos por el gesto solidario que significaba la gran manifestación de duelo, y pidió que por la memoria de los dos amigos y compañeros que habían desaparecido, se olvidasen todas las querellas y que estrechamente unidos se trabajase para ayudar a la victoria del pueblo español, por cuya finalidad lucharon sin descanso los camaradas Mallada y Segura.» (Publicado en La Voz, de Nueva York)


Mensaje de pésame de la Regional de Asturias, León y Palencia.

Fechada el 30 de marzo, en Barcelona, y firmada por Silverio Tuñón, secretario general —muerto en deportación en los campos de exterminio de la Alemania nazi—, la compañera e hijos de Mallada, recibieron una carta transmitiéndoles el profundo dolor sentido por la organización asturiana por una pérdida, que significándolo todo para la familia, representaba para la C.N.T. una desaparición que no podría borrarse nunca.

Además de trasladar el sentimiento apenado del Comité, le participaban que el Pleno de militantes celebrado el día anterior expresó su condolido sentimiento por pérdida tan irreparable, ofreciendo a los familiares de Avelino, en horas tan amargas y preñadas de dolor, todo lo que la Regional puede y vale, formulando el ruego de que no vacilaran en acudir a la Organización cuando lo necesiten; sabiendo que se pondrán a su disposición con la mayor alegría en prueba del entrañable cariño hacia Mallada, que todo lo dio por ella, llegando al sacrificio de la vida.