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Carta de Garibaldi a Fernando Garrido en 1868.

Carta de Garibaldi a Fernando Garrido

Caprera, 8 de diciembre de 1868.

Mi querido Garrido:

Dad las gracias de mi parte á la junta directiva del centro republicano
de Barcelona, por el honor que se me ha dispensado confiriéndome el titulo de Socio honorario.

Consolador en extremo sería que por toda Europa se agitara tanto como en vuestra bella patria la idea republicana. Todas las clases de la sociedad deben conocer que sólo la República puede garantir la perenne estabilidad social, y el progreso moral y material á que está llamado vuestro noble pueblo.

Moderados, conservadores, militares de todas las armas, y todos los que no sean hombres serviles, deben atenerse al sistema republicano, como el más natural para una nación libre, como el más conforme con sus intereses.

Levantar una monarquía sobre las ruinas de otra, sería un contrasentido.

Sentar en el trono á una familia advenediza, os obliga al respeto, á la subordinación y á considerarla como protectora, idea insultante al fiero carácter de vuestra nación. Tendríais una fiera jerarquía de nobles y altos dignatarios á quienes acatar, como en la vieja jerarquía del pasado régimen; crímenes, confusión, dilapidaciones del erario publico y otros males lloverían
sobre vosotros, y tendríais necesidad de hacer otra revolución como la presente.

Los oficiales del ejército y de la marina han probado en la última lucha que son capaces de la más generosa abnegación, y verían acrecentado el logro de sus intereses materiales, cuando España asentara su paz política respecto á
las demás potencias del mundo sobre un millón de soldados ciudadanos y una flota más grande que la que tuvo en su glorioso pasado.

Pensad, mi querido Garrido, que para obtener esta bendita República conviene enviar verdaderos demócratas á las Constituyentes, y pensad que el oro (que es mucho) de los clérigos está al servicio de la reacción.

¡Alerta!, gritad a vuestros valerosos hermanos, y pensad que se trata del porvenir de muchas generaciones, que bendecirán esta afortunada libertad. República, pues, y nosotros os saludaremos con el afecto de hermanos y trabajaremos por vuestra causa, como si se tratase de nosotros mismos.

Siempre vuestro:
J. Garibaldi.