Juan
Martín, "el Empecinado", condenado a la
horca.
Por Francisco Pi y Margall en
Historia de España
Fue
también llevado al suplicio uno de los héroes
de la guerra de Independencia, don Juan Martín, el
Empecinado, constituyendo su muerte una afrenta para los
que sin motivo alguna la dispusieron y toleraron.
Hallábase en Roa, viviendo, después de la
capitulación de Cádiz, sin haberse mezclado,
desde aquella fecha, en movimiento político alguno;
pero el corregidor de dicha villa, con el falso pretexto
de haber permanecido en armas después de la libertad
del Rey, encarcelóle y concibió y ejecutó
la salvaje idea de mandar construir una jaula de
hierro donde le exponía a la vista y a los insultos
del populacho realista. Se le condenó a la pena de
muerte en la horca, habiendo sido inútiles los ruegos
y las súplicas de su anciana madre y hasta de un
general francés para que el ingrato e implacable
Fernando indultase a aquella ilustre víctima de la
libertad. Fue conducido el Empecinado al patíbulo
y en su desesperación halló fuerzas
para romper las ligaduras que le sujetaban, arrojándose
contra las fuerzas de la escolta. Entre todos pudieron
apenas contenerle, y atándole con una soga le levantaron
hasta el cadalso, donde todavía forcejeó con
el verdugo. Así pereció uno de los
insignes guerrilleros a quienes debía el trono Fernando,
que gozaba, sin duda, bañándose en la sangre
de sus más antiguos y valerosos defensores.