Un
temporal que destruyó parte del Muro
de la playa de San Lorenzo en 1957
El martes, 19 de Febrero de 1957, por la tarde, llegó
a Gijón el gobernador de Asturias y jefe provincial
del Movimiento, camarada Francisco Labadie Otermín,
y el presidente de la Diputación provincial, Ignacio
Alonso de Nora. Les acompañaba el diputado provincial
Villamil, que presidía la Comisión de Obras
Públicas, y el ingeniero jefe de Obras Públicas
de la Diputación, Carlos Sánchez del Río.
El
motivo de la visita fue el de comprobar sobre el terreno
la amplitud de los daños que el temporal de días
anteriores había causado en el paseo del Muro de
San Lorenzo.
Las autoridades locales y provinciales contemplan uno de
los
socavones que el temporal provocó en el paseo de
la playa de
San Lorenzo de Gijón.
Fueron
recibidos en el Ayuntamiento por el alcalde de Gijón,
José García Bernardo y de la Sala, por los
diputados provinciales Secundino Cueto Felgueroso, Julio
Paquet Canga y Dionisio Fernández Nespral; por el
jefe local del Movimiento, camarada Diego Cabezudo, y por
los concejales Gil Eloy, Luis Rodríguez Royo y Genaro
Palacio, estando también presente el aquitecto municipal,
Avelino Díaz Omaña.
Autoridades
y personal técnico recorrieron la zona del Muro en
la que se produjeron los tres socavones y el último
de los boquetes que ocasionó el temporal en la escalera
que está en frente de la calle Caridad.
Las
obras de reparación y reconstrucción comenzaron
casi inmediatamente y fueron encomendadas a la empresa Entrecanales
y Távora. Del coste de las mismas, estimado en un
millón doscientas mil pesetas, se hizo cargo íntegramente
la Diputación provincial.
La
inspección técnica estimó que los temporales
habían destruido 38 metros lineales del muro del
paseo y que había que demoler 70 metros cúbicos
más. Para la realización de las obras hubo
que traer de Avilés una grúa oruga de cuarenta
toneladas que avanzaba a la velocidad/lentitud de 1 km/h.
Se calculó que los rellenos necesarios serían
de unos 1.700 metros cúbicos, 623 de los cuales serían
de hormigón con pilotes, además de otros 26
metros cúbicos de maposteria para reconstruir las
escaleras, varias decenas de metros lineales de granito
para los botaolas y de hierro para las barandillas. Las
primeras estimaciones eran de una duración de tres
o cuatro meses de las obras que, en cualquier caso, estarían
listas antes del verano.
Grúa de 40 toneladas trabajando en el Muro de San
Lorenzo.