La Santa
Sede ha erigido como Universidad de la Iglesia el Estudio
General de Navarra.
La Santa Sede, por decreto de fecha 6 de agosto
(1960), fiesta de la Transfiguración del Señor,
ha erigido como Universidad de la Iglesia el Estudio General
de Navarra, fundado y dirigido por el Opus Dei. Su Santidad
Juan XXIII ha distinguido a la nación española
con la máxima concesión que en el orden de
la cultura puede otorgar la Iglesia.
El
citado decreto “constituye, erige y declara erigida
in perpetuum la nueva Universidad”. El nuevo centro
universitario constituye una creación original de
la Iglesia que responde a una evidente necesidad de los
tiempos modernos y la creación de empresas docentes
de carácter universal que, radicadas en los centros
de gran solera cristiana, irradien su penetración
espiritual en los países en vías de desarrollo
que se encuentran más alejados del catolicismo.
El
decreto de erección señala que la Iglesia
"veló siempre con el mayor empeño por
la cultura y la formación de la juventud..., sobre
todo en aquellos pueblos donde la Fe católica, con
una adhesión fidelísima al magisterio de la
Iglesia, ha brillado ininterrumpidamente ante el mundo,
como es manifiesto en la historia de España".
La creación de la Universidad hace realidad el propósito
de los Romanos Pontífices, desde León XIII,
de distinguir a la nación española con la
erección de una Universidad de la Iglesia.
El
decreto alaba las facultades e institutos que integran en
la actualidad el estudio general de Navarra con cuatro Facultades
de estudios civiles (Derecho, Filosofía, Medicina
y Ciencias); una Escuela de Auxiliares Técnicos Sanitarios;
dos institutos (el de Periodismo y el de Estudios Superiores
de la Empresa, este último con sede en Barcelona),
y una Escuela Superior de Ingenieros. En el campo de los
estudios eclesiásticos, una Facultad de Derecho Canónico.
En
estos centros cursan sus estudios alumnos pertenecientes
a quince nacionalidades, muchos de los cuales se alojan
—y todos reciben formación complementaria—
en colegios mayores, en residencias de estudiantes y en
un convictorio para clérigos.
En
Pamplona, donde tiene su sede central el estudio general
de Navarra, se está construyendo una gran ciudad
universitaria, en solares cedidos a tal efecto por el Excmo.
Ayuntamiento.
El
establecimiento por la Iglesia de una Universidad en España
no responde en modo alguno a aquellas circunstancias que
en otros tiempos aconsejaron la creación de universidades
con el fin de remediar los inconvenientes de la enseñanza
clérica profesada en los centros del Estado. Por
el contrario, el estudio general de Navarra constituye un
fruto maduro del espléndido florecimiento de la vida
universitaria operado
en España durante los dos últimos decenios.
El
estudio general satisface el interés del Estado que,
ante el aumento progresivo de la población escolar,
encuentra en él un eficaz instrumento situado en
una zona geográfica de gran densidad de población
y alejada de otras universidades. Viene, además,
a cumplir otros fines que interesan y conciernen directamente
a la Iglesia. Se propone de modo particular la formación
de profesionales con destino a las naciones africanas y
asiáticas, procurando armonizar la específica
formación profesional y humana de los estudiantes
con un intenso espíritu apostólico y misionero.
La
organización de enseñanzas orientadas a la
preparación de profesionales de distintos países
y el intercambio de profesores, investigadores y estudiantes,
en particular con las naciones hispanoamericanas, ha de
contribuir al robustecimiento del espíritu católico
de los alumnos y al progreso de la cultura cristiana.
El
decreto de erección reconoce a la nueva Universidad
todos los derechos, honores y privilegios que en el mundo
católico corresponden a estas altas instituciones.