El
Ministerio de Industria autorizó a finales de Marzo
de 1963 la primera central eléctrica termonuclear
de España.
“La
preocupación del gobierno por la utilización
y desarrollo en nuestro país de la técnica
de la energía nuclear y, al propio tiempo, su utilización
dentro de nuestras posibilidades energéticas, ha
aconsejado autorizar el establecimiento de la central nuclear
solicitada por Unión Eléctrica Madrileña
al Ministerio de Industria.
Dicha
central, destinada a la generación de energía
eléctrica, se instalará con una potencia de
90.000 kw. En principio, en Zorita de los Canes
(Guadalajara) y representará una sustancial
aportación al mercado eléctrico de la citada
empresa.
Los
detalles de construcción y explotación de
la misma serán objeto de proyecto definitivo en el
que se tendrá muy en cuenta la posibilidad
de fabricar en España, en su mayor grado, los elementos
que la integran, con lo cual contribuirá
a desarrollar en el país una nueva técnica
dentro de la industria nacional que pueda servir de base
para, en su día, llevar a cabo nuevas realizaciones,
en un sector cuyas posibilidades, hoy por hoy, resultan
ilimitadas.
Con
el fin de aprovechar las enseñanzas que se deriven
de la construcción y explotación de dicha
central, se ha aceptado el ofrecimiento de Unión
Eléctrica Madrileña de que la misma
pueda servir, en colaboración con la Junta de Energía
Nuclear, como escuela y fuente de experiencia en relación
con las mejoras y adelantos que en lo futuro pudieran introducirse
en esta clase de instalaciones.”
A la central de Zorita se le dio el nombre de “José
Cabrera” en homenaje a José Cabrera
Felipe, ingeniero de Minas y catedrático de la Escuela
de Minas, que en la época era el presidente del consejo
de administración de Unión Eléctrica
Madrileña, S.A. y que pasó por ser el auténtico
y entusiasta promotor de la construcción de la primera
central nuclear española. José Cabrera era
abuelo de Mercedes Cabrera, la que, andando los años,
sería ministra de Educación y Ciencia de uno
de los gobiernos de Zapatero.
Las
obras dieron comienzo en Julio de 1965 con un acto
oficial en el que el ministro de Industria, Gregorio López
Bravo, previa bendición del obispo de Sigüenza-Guadalajara,
accionó a distancia la carga de dinamita con la que
se iniciaba la obra de excavación para la construcción
del edificio de la central. A este acto asistieron, entre
otros, José María Otero Navascués,
presidente de la Junta de Energía Nuclear de España;
el embajador de Estados Unidos, Angier Biddle Duke; el presidente
de Unión Eléctrica Madrileña, José
Cabrera, y Félix Yagüe Moreno, ingeniero del
ICAI y consejero-director general de dicha compañía
eléctrica, fundada en 1912.
Los
terrenos destinados a la central nuclear ocupaban una superficie
de 65 hectáreas, situadas en Zorita de los Canes,
provincia de Guadalajara, y distante unos 90 kilómetros
de Madrid. El primer proyecto español de
producción de energía eléctrica de
origen nuclear fue posible gracias a los acuerdos de colaboración
existentes entre España y Estados Unidos, dentro
del marco internacional de Atomos para la Paz.
El gobierno español impuso la condición de
que la participación española en el proyecto
no fuera inferior al 40 por ciento. Junto a la central,
se construyó un poblado para los 55 empleados que
trabajarían en la misma cuando entrase en funcionamiento.
El
primer reactor que se instaló en la central de Zorita
era del modelo de agua a presión y fue construido
por la norteamericana Westinghouse. Tenía una potencia
que superaba los 150.000 kw/h, lo que permitía
una producción anual de mil millones de kw/h con
un promedio de funcionamiento de unas 7.000 horas anuales.
En la España de 1963, esa capacidad de generación
representaba una cuarta parte del total nacional que, además,
en sus tres cuartas partes era de origen hidráulico.
La
primera central eléctrica nuclear había empezado
a funcionar en 1954 en Obninsk, localidad situada a unos
cien kilómetros de Moscú. Dos años
después, el Reino Unido y Estados Unidos contaban
con sus propias centrales nucleares. En alguno de estos
casos, la producción eléctrica era un objetivo
secundario, siendo el principal la producción de
plutonio con fines militares.
Al
iniciarse las obras en Zorita, existían en el mundo,
funcionando o en avanzada fase de construcción, otras
trece centrales nucleares. La industria militar naval había
realizando un gran esfuerzo en la construcción
de buques propulsados con energía nuclear
y en 1963 surcaban los mares 90 submarinos, un portaaviones,
un crucero, un destructor, un mercante y un barco de pasajeros
que utilizaban esa fuente de energía.
El
presupuesto inicial de la central nuclear de Zorita ascendía
a 2.000 millones de pesetas de las de 1964. El norteamericano
Eximbank había concedido a la eléctrica madrileña
un crédito de 24,5 millones de dólares (1.470
millones de pts.) a devolver en 25 años.
Dado
el interés del gobierno en aprovechar los recursos
propios, el mineral de uranio de extracción nacional,
procedente de la fábrica de Andújar, en Jaén,
fue enviado a Estados Unidos para someterlo a los procesos
necesarios para transformarlo en uranio enriquecido,
para poder utilizarlo en la nueva central nuclear de Zorita.
Era la primera vez que Estados Unidos realizaba esa labor
para otro país. Todo el proceso costó 470
millones de pesetas y satisfacía las necesidades
de la central durante tres años.
Treinta
y seis meses después del comienzo de las obras,
la primera central nuclear española estaba lista
para entrar en funcionamiento. Sería inaugurada oficialmente
por el general Franco unos meses más tarde, el doce
de Diciembre de 1968. En la ceremonia oficial, tras la consabida
bendición obispal, los ministros, autoridades, y
directivos de Unión Eléctrica Madrileña,
celebraron la exitosa puesta en marcha con un cóctel
servido por el afamado barman y hostelero Perico Chicote.
A
la central de Zorita se le añadió un segundo
grupo con un reactor más potente, de 300.000 kw/h,
pasando la producción conjunta de ambos a unos tres
mil millones de kw/h anuales.
En
2006, la central nuclear de Zorita fue desconectada
de la red eléctrica iniciándose el período
de desmantelamiento. Pero como diría el gran Moustache,
“esa es otra historia”.