Ignacio
Bertrand Bertrand, nuevo alcalde de Gijón.
El
día once de Julio de 1961, el ministro de
la Gobernación, general Camilo Alonso Vega, a propuesta
del gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de
Asturias, Marcos Peña Royo, nombró alcalde
de Gijón a Ignacio Bertrand y Bertrand. Sustituyó
en el cargo al general Cecilio Olivier Sobera, que lo había
desempeñado durante más de tres años.
Olivier era militar de carrera, de la misma promoción
que Franco, Yagüe y Esteban Infantes, y estaba casado
con la gijonesa María Díaz Monasterio. Acogido
a la ley Azaña, formó parte de la gestora
municipal constituida tras la Revolución de 1934.
Al Al iniciarse la guerra, fue detenido en Gijón.
Libertado por los nacionalistas en el Penal del Dueso al
ocupar Santander, entró en Gijón con las brigadas
navarras al derrumbarse el Frente Norte. Organizó
en Pravia la III Bandera de Falange de Asturias y fue ascendido
a teniente coronel por méritos de guerra, resultando
gravemente herido en el frente de Castellón. Finalizada
la guerra, fue nombrado Delegado de Orden Público
en Asturias, de 1939 a 1941. Dirigió el proceso de
fusión del cuerpo de Carabineros con la Guardia Civil
y desempeñó, posteriormente, la jefatura de
la Guardia Civil de fronteras en la de Portugal. Falleció
en Madrid, en Noviembre de 1966, a los 74 años de
edad, después de haber alcanzado la graduación
de general de brigada.
Ignacio
Bertrand nació en el barrio del Natahoyo, de Gijón,
el 3 de Junio de 1914. Fueron sus padres Carlos
Bertrand y García-Tuñón y Blanca Bertrand
Fernández-Castrillón. Segundo de nueve hermanos,
estudió en el Colegio de la Inmaculada y el bachiller
en el Instituto Jovellanos. Cursó la carrera de Derecho
en la Universidad Central de Madrid, excepto el tercer curso,
que hizo en Oviedo. Obtuvo el premio extraordinario de licenciatura
y amplió estudios como becario en la universidad
italiana de Bolonia.
Al
iniciarse el Movimiento Nacional, se incorporó al
Cuerpo de Ejército de Castilla, a las órdenes
del general Varela. Tomó parte en las batallas de
Teruel y Sarrión-Albentosa. Alcanzó la graduación
de teniente honorario del Cuerpo Jurídico Militar
y fue condecorado con la Cruz del Mérito Militar
con distintivo rojo y la Medalla de Campaña.
Tras
su licenciamiento, finalizada la guerra, ingresó
en los colegios de abogados de Gijón y Oviedo, y
fue secretario del primero durante catorce años.
Hombre de negocios, intervino en el asesoramiento jurídico
y en la dirección de empresas navieras y consignatarias
como “Carlos Bertrand S.A.”, “Compañía
Naviera Astur-Andaluza S.A.” y BRAPSA, ocupando cargos
de consejero delegado y gerente. Desempeñó
diversos cargos sindicales en los correspondientes a las
actividades marítimas y fue vicepresidente de la
Asociación de Navieros de Asturias y de la Oficina
Central Marítima, en Madrid, y vicepresidente de
la Asociación Española de Derecho Marítimo.
Formó parte de las delegaciones españolas
de Derecho Marítimo en varias conferencias internacionales.
Se
casó con su prima Margarita Esteban-Infantes Bertrand,
hija del teniente general Emilio Esteban-Infantes Martín
y le sobrevivieron tres hijas: Margarita, Lucrecia y Blanca.
En 1961, el año en que sería designado alcalde
de Gijón, la familia Bertrad Esteban-Infantes sufriría
la dolorosa pérdida de dos de sus hijos, ambos por
enfermedad y en un muy corto período de tiempo: Antela
Antonia, de cinco años, y Mario, de dieciocho años,
el único hijo varón, que estudiaba Derecho
en Salamanca.
Fue
miembro del Consejo Local de FET de las JONS, delegado de
Justicia y encargado de Asociaciones. Presidió el
Ateneo Jovellanos y fue vicepresidente de la Asociación
Gijonesa de Caridad y Cocina Económica y consiliario
del Hospital de Caridad. Durante su etapa de alcalde, la
ciudad de Gijón sufrió, como pocas, los efectos
de un urbanismo salvaje que acabó con el encanto
de la ciudad decimonónica y la llenó de anodinos
bloques de viviendas que, con su desmesurada altura, convirtieron
las calles en túneles a cielo abierto. Especialmente
grave fue lo ocurrido en el paseo de la playa de San Lorenzo,
donde los enormes y horribles edificios que se construyeron
en esa época privan de los benéficos rayos
del Sol al paseo y a la playa en la mayor parte del año.
Durante
la alcaldía de Bertrand, la ciudad de Gijón
duplicó su población a consecuencia del crecimiento
de la actividad industrial y económica, destacando
la instalación de la siderúrgica UNINSA, futura
ENSIDESA. Pero los planes de desarrollo industrial no contaron
con el necesario planeamiento urbanístico. Esta carencia,
junto con la corrupción, falta de decencia y avaricia
desmedida, que caracterizan al sector de la construcción
inmobiliaria en España, antes como ahora, provocó
el desastre urbano que sufrió Gijón y del
que tal vez nunca se vuelva a recuperar, la que podía
haber sido la ciudad más guapa del Cantábrico.
Tras
cesar en el cargo de alcalde de Gijón, sustituido
por el médico Luis Cueto-Felgueroso, Bertrand fue
nombrado gobernador civil de Soria en Septiembre de 1970.
Ignacio
Bertrand falleció en su residencia de Villa Santa
Margarita, en El Pisón, Somió (Gijón)
el día once de Enero de 1992 a los setenta y siete
años de edad.