La
represión de la Revolución de Octubre
Denuncia
presentada ante el presidente del Gobierno y el
fiscal de la República por Julio Alvarez del Vayo
(2ª parte).
Silverio Menéndez, de Moreda.
Fue brutalmente apaleado en las dependencias de la guardia
civil instaladas por el comandante Doval en el convento
de las Adoratrices, de Oviedo. Hubo de ser trasladado
al Hospital provincial, donde ingresó en la sala
11 del 22 al 23 de noviembre de 1934, con fractura
de varias costillas.
Faustino
Alvarez, de Pontón de. los Vaqueros (Oviedo);
obrero de la fábrica de armas de La Vega. Fue sacado
de su casa enfermo y gravemente maltratado en el .convento-prisión
de las Adoratrices, ingresando en el Hospital provincial
del 5 al 10 de noviembre.
Guillermo
Martínez, de Llanera; barbero. Brutalmente
maltratado en la prevención de las Adoratrices.
Pasó al Hospital provincial, con fractura
de un brazo, en los primeros días de noviembre.
Aladino
Rodríguez, de La Felguera; obrero metalúrgico
de la fábrica “Duro-Felguera” maltratado
brutalmente en las mismas dependencias de la guardia civil
que los anteriores. Ingresó en el Hospital provincial,
para curarse de las lesiones sufridas, en, los primeros
días de diciembre.
Marcelino
Iglesias, de Sama de Langreo; trabajaba en la
mina “San Vicente"; fue detenido hacia el 8
de noviembre e ingresó en la prevención
de Sama de Langreo. Recibió veinte palizas. Inutilizado
para siempre, fue puesto en libertad al cabo
de algunos días, por no aparecer cargo ninguno
contra él.
Constantino
Villa Vega, de Sama de Langreo; tenía
amputado un brazo desde los sucesos .revolucionarios;
minero también de "San Vicente". Gravemente
maltratado, hubo de ser recluido en el Hospital provincial
hacia el 23 de diciembre.
Julio
Macías Alvaro, de Sama de Langreo; empleado
municipal. En la misma prevención que los anteriores,
fue apaleado y pateado brutalmente, hasta hacerle orinar
sangre. Ingresó en el Hospital provincial,
donde permaneció hasta el 2 de diciembre. El día
4 de este mismo mes, volvió a pasar a la prevención
de las Adoratrices, donde fue nuevamente maltratado.
Juan
Bahillo Salomón, de San Cebrián de Campos
y avecindado en Sotrondio; de 54 años.
Detenido en el cuartel de los guardias de asalto de Oviedo,
fue maltratado bárbaramente con el cañón
de un fusil, hasta fracturarle dos costillas.
Ernesto
Alvarez, de Sama de Langreo. Detenido el 11 de
noviembre y conducido.a los calabozos habilitados en los
sótanos de la casa del pueblo de Sama. Le pegaron
tres palizas, en la última de las cuales intervinieron
doce guardias civiles y varios paisanos. Al final, le
golpearon con un tubo de hierro, produciéndosele
una enorme herida, que tardó quince días
en curar. Después de curado de esta herida,
le pusieron tres veces en el "cepo".
Juan
Pablo García, de Mieres; abogado. Pasó
por el "tubo de la risa" en la "Oficina
de Investigación" instalada en el interior
de la Cárcel Modelo, de Oviedo y dirigida por el
capitán de la guardia civil don Nilo Tello.
Manejaban los látigos con que le azotaron por dos
veces, la segunda durante dos horas, el agente de policía
de la brigada de Oviedo, don Amado Blázquez, un
chófer con uniforme de guardia civil llamado Abelardo
Gómez y un sargento de cornetas del regimiento
nº 3, apellidado Manzano. Cuando perdía el
conocimiento, le rociaban la cara, para reanimarle y seguirle
pegando. Por este mismo suplicio, y con modalidades iguales
o parecidas, hubieron de pasar la mayoría de los
que ingresaron en la Cárcel Modelo de Oviedo a
consecuencia del movimiento revolucionario, durante los
meses de octubre, noviembre y diciembre.
Antonio
y Arístides Llaneza, de Mieres; el primero abogado,
el segundo perito, electricista. El día 13 de noviembre,
en el cuartel de los guardias de asalto de Oviedo, pasaron
por el "tubo de la risa" entre cinco guardias
y el teniente Artal, del mismo cuerpo, que se jactaba
entre ellos de ser "el de Casas Viejas". A Antonio
le estuvieron azotando con látigos y a puñetazos
por espacio de dos horas.
Laureano
Prado Pevida, de Oviedo; ebanista; concejal socialista
de aquel Ayuntamiento. Ingresó en la prevención
de las Adoratrices el 13 de noviembre. Después
de tenerle doce horas esposado, con las muñecas
sangrando y atado a una barra fija, le estuvieron azotando
dos guardias civiles durante media hora, a vergajazos
y con la culata de una pistola; en el tormento intervenía
también un oficial del mismo cuerpo, que le daba
puñetazos. Después de la paliza,
destrozado, le tuvieron seis horas y media de pie, de
cara a la pared, amenazándole con matarle si se
movía. Hubo de ser trasladado al Hospital
provincial, donde ingresó el 16 de noviembre.
Manuel
Castañón Peón, de Olloniego;
minero, de 24 años. Detenido el 3 de noviembre
en Quirós por un cabo de la guardia civil, andaluz
(con seis dedos en cada mano). Al interrogarle y decir
él que era natural de Sama de Langreo, le pegaron
una paliza; al añadir que era minero, redoblaron
los golpes, y al manifestar que vivía y trabajaba
en Olloniego, le pegaron todavía con más
furia. Simularon fusilarle en los montes de Quirós.
Desde Bárcena, capital del concejo, fue conducido
a Mieres, en coche. En cada pueblo que atravesaban,
al cambiar la pareja de conducción, los guardias
de relevo volvían a pegarle.
José
García Llaneza, de Tudela-Veguín; 17 años,
minero. Detenido en su casa el 18 de octubre.
En la Comisaría de Vigilancia de Oviedo, le apaleó
un guardia municipal llamado Roces. Trasladado a las Adoratrices,
le aplicaron el llamado "baño maría".
Otro día le metieron la cabeza en el retrete y
le hicieron lamer las escupideras. Durante dieciséis
días le estuvieron pegando diariamente. A
consecuencia de los golpes recibidos le daban ataques.
José
Suárez Campa, de Oviedo; empleado en los
almacenenes de paquetería de los Herrero, de esta
capital. Detenido en las Adoratrices hacia el 20 de octubre,
fue cruelmente maltratado, fracturándosele
una pierna y produciéndosele una inflamación
en los testículos. Posteriormente fue
puesto en libertad por no aparecer cargos contra él.
En la actualidad se halla, nuevamente detenido.
José
Villanueva Alvarez, de Oviedo, de unos 46 años.
Detenido por
indocumentado cuando circulaba por la calle. Ingresó
en la .Cárcel Modelo, en la celda 38 de la 3ª
galería, en los primeros días de noviembre.
Por causas que ignoramos, se le declaró
una cistitis purulenta, dejándosele abandonado
en la celda por espacio de cerca de quince días.
Al oír sus gritos, logró entrar a verle
un preso, encontrándose la celda llena de orines
y el petate y la manta que le abrigaban empapados también
en ellos. Los primeros despedían un olor fétido.
Denunciado el caso al médico de la cárcel,
manifestó que no había sondas para curarle.
Se le declaró la gangrena, y trasladado
al hospital provisional del Naranco, hubo necesidad de
amputarle por dos veces las dos piernas y un testículo.
Julio
Macías Alvaro, natural de Medina del Campo (Valladolid)
y vecino de Sama de Langreo; guardia de arbitrios.
Detenido el 24 de octubre. El 4 de noviembre trasladado
a la prisión de las Adoratrices, de Oviedo, donde
le apalearon tremendamente. Una patada en la parte inferior
del tronco le produjo una hemorragia interna. Hubo de
ingresar en el Hospital, de donde, una vez dado de alta,
pasó nuevamente a las Adoratrices. Aquí
volvieron a pegarle, reproduciéndosele
la hemorragia interna.
Jovino
García, maestro nacional de Riberas de Arriba.
A mediados de noviembre, recibió en la "Oficina
de Investigación" instalada en la Cárcel
Modelo, de" Oviedo, una brutal paliza, teniendo que
ser asistido de las lesiones por el médico de la
cárcel.
Laureano
Zapico, de Ciaño-Santa Ana (Langreo);
minero. Durante
los sucesos revolucionarios había estado todo el
tiempo en el Hospital provincial de Oviedo, curándose
de una lesión pulmonar que padece. Fue
maltratado dos veces en la prevención de las Adoratrices,
provocándole varios vómitos de sangre.
Jesús
Vallina, de Oviedo; regente de imprenta del diario "Avance".
Detenido en la madrugada del día 5, antes de estallar
los sucesos revolucionarios, y recluido en los calabozos
,del cuartel de asalto de Oviedo. Varias veces apaleado.
Se le obligo a tragar un número del periódico
para el que trabajaba. A los setenta días de prisión,
informado de su caso el Auditor de Guerra, en visita de
inspección que giró a la cárcel de
Oviedo, fue puesto inmediatamente en libertad.
Silverio
Castañón, de Turón, minero.
Fue detenido en un pueblo de la provincia de Santander,
el 27 de octubre. Trasladado a Oviedo, le vinieron pegando
constantemente durante el trayecto. Ingresó en
las Adoratrices. Durante los cinco días que estuvo
recluido allí, le pegaban diariamente, puñetazos,
estacazos y patadas, hasta que ya apenas podía
tenerse en pie. A éste le retorcieron también
los testículos, y por dos veces cayó al
suelo sin sentido.
Valentín
García Cueto, de Oviedo; camarero. Detenido
el 25 de octubre. En la Comisaría de Vigilancia
de Oviedo, en cuyo calabozo había a la sazón
cuatro detenidos más. Después de
pegarle en presencia de su mujer y de sus hijos .pequeños,
diciéndole que le iban a "despellejar",
le obligaron a barrer y a comerse luego las barreduras.
Justo
Fernández Casero, de Oviedo; labrador, de 26 años.
Ingresó en los calabozos del cuartel de asalto,
de Oviedo, hacia el 1 le noviembre. Fue bárbaramente
apaleado; en unión de Mariano Fernández,
de Teverga, minero, anciano de sesenta años y asmático
crónico. A Emilio, una noche, la del 2 al 3 de
noviembre, le estuvieron pegando durante tres horas. Hubo
de ser transportado hasta el calabozo por no poder andar,
en brazos de varios compañeros. Estos observaron
que iba sangrando y vieron que llevaba dos tajos en la
espalda. Como se desangraba, pidieron con qué vendarle.
Un guardia que acudió a sus llamadas, dijo a voces:
"Pero, ¿todavía no murió ese
hijo de p…? y volvió a golpearle. A la noche
siguiente, quisieron sacarle de nuevo. Los compañeros
hicieron ver al guardia que no podía moverse. Entonces
el guardia le descargó varios golpes con el fusil,
exclamando: ¡Verás como te muevo yo!
Emilio
Palomo, de Ciaño-Santa Ana (Langreo);
minero. Detenido en el mismo cuartel durante la segunda
quincena de octubre. Estaba herido en un muslo;
una de las veces que salió a curarse en el botiquín,
unos guardias, apostados en los pasillos, le dieron
varias navajadas, cuyas cicatrices pudimos ver
todavía en la cárcel, donde estuvo recluído,
en el chaflán 8 de la 2ª galería, hasta
fines de diciembre.
José
Martínez Díaz, concejal del Ayuntamiento
de Llanera. Retenido el 18 de diciembre y trasladado
al cuartel de la guardia civil de les Campos Elíseos,
en Gijón. Le tuvieron en el “cepo" durante
cuatro horas. El día 19, el sargento de la guardia
civil de Llanera le golpeó brutalmente con el cañón
del fusil, hincándole la mira en las carnes y
fracturándole el brazo izquierdo.
Fermín
López, de Turón; minero; de 22
años. Detenido en la Cárcel Modelo de Oviedo.
Fue llevado, el 23 de diciembre, a la "Oficina de
Investigación” a que ya hemos hecho referencia.
Allí se encontró con varios guardias civiles
y dos paisanos y dos mujeres de Turón, enlutadas
y familiares, al parecer, de uno de los ejecutados allí
durante los sucesos revolucionarios. Después de
golpearle los guardias civiles, tirándole al suelo,
las mujeres y los paisanos le patearon, hasta
que empezó a vomitar sangre en gran cantidad.
Por este mismo suplicio de ser golpeados y pateados, en
la dicha Oficina por paisanos y mujeres de Turón
habían pasado también días antes,
Servando García y Nicolás Martínez,
mineros ambos y vecinos del citado pueblo de Turón.
José
Alvarez Menéndez, de Piñera (Morcín);
minero. Ingresó
en las Adoratrices hacia el 20 de diciembre. Después
de apalearle le aplicaron el tormento del "trimotor”.
Al mismo tormento y en la misma prevención, fue
sometido, hacia el 20 de noviembre, su padre, anciano
de sesenta años.
Luciano
Díaz Miranda, de Palomar (Ribera de Arriba).
Fue bárbaramente torturado en el cuartel de asalto
de Oviedo, entre el 19 y 20 de diciembre. Después
de apalearle, amenazándole con matarle de un momento
a otro, le subieron al "trimotor". Luego le
golpearon brutalmente en la espalda, un guardia con un
martillo y otro con la culata de una pistola.
Nicasio
Martínez Magdalena, de Mieres; relojero.
Fue apaleado varias veces durante el mes de diciembre,
en las dependencias de la guardia civil instaladas en
el llamado "Colegio Cristiano”, de Mieres.
Hubo de ingresar en el Hospital con un brazo fracturado.
Dado de alta, volvió a ser torturado en las citadas
dependencias, pasando nuevamente al Hospital.
Celestino
García, llamado "el del café Elena",
de Mieres, empleado en este Ayuntamiento. Fue
maltratado y torturado repetidas veces por la guardia
civil, en el dicho "Colegio Cristiano” aplicándosele,
entre otras cosas, el tormento del "trimotor",
con un saco de arena atado a los pies; se halla en gravísimo
estado.
Javier
Bueno Bueno, de Oviedo, periodista, director de "Avance".
Detenido en el cuartel de asalto del 8 al 16 de octubre.
Atado de pies y manos todo el tiempo, al igual que otros
detenidos. Constantemente insultado y golpeado por loa
guardias de asalto; algunas de las veces, a presencia
y por orden de los oficiales de este cuerpo. Obligado
a cavar una fosa, diciéndosele que sería
enterrado en ella. Reiterada excitación a los demás
detenidos para que lo mataran en el mismo calabozo. Con
él, cavaron la fosa los detenidos Luis Silveira,
Vicente Bravo, José Fernández Chacón
y Silvino Otea. Le sustrajeron doscientas pesetas que
llevaba. Trasladados a la Cárcel Modelo el 16 por
la tarde. A las pocas horas de ingresar en la cárcel,
se le .notificó formalmente por el capitán
de la guardia civil don Nilo Tello y el agente de policía,
don Amado Blázquez, ya citado más arriba,
"por si tenía algo que disponer", que
al amanecer sería fusilado. De las heridas que
se le produjeron en el cuartel de asalto hubo de estarse
curando en el botiquín de la cárcel durante
cerca de tres meses. Hasta el 16 de enero no se le llamó
a comparecer ante ningún juez. En el juzgado militar
nº 1 tiene presentada una denuncia detallada de todos
los martirios a que se le sometió.
Guillermo
Hevia Corte, de Los Barredos-Laviana. Ingresó
en la prisión preventiva de las Adoratrices de
Oviedo, el 17 de noviembre. Le estuvieron pegando el teniente
Ayuso y cinco números de la guardia civil, por
espacio de diez días. El 27, a las tres de la mañana,
después de decir a su hermano Julio, detenido también
allí, que se despidiera de él, pues le iban
a fusilar, le llevaron conducido al cementerio de San
Lázaro, le pusieron de cara a una de las tapias
y le dijeron que tenía cinco minutos de plazo para
declarar dónde estaban quinientos fusiles. Simularon
fusilarle, en el mismo cementerio. A este tormento
asistían dos guardias y un teniente del citado
cuerpo. Cuando le sacaron del cementerio, al subir al
coche en que le habían trasladado, el chófer
le pegó en la cabeza con la manivela de la puesta
en marcha, dejándole sin sentido.
Severino
González Quintanar, de Tudela de Agüeria (Oviedo);
minero, de 26 años. Detenido.el 8 de diciembre.
Ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de La
Felguera, convertida en cuartel de la guardia civil. Le
estuvieron apaleando desde las 4 hasta las 7 de la tarde,
entre seis individuos de aquel cuerpo; dos oficiales,
un sargento, un cabo y dos números. Sin quitarle
las esposas le pusieron una tenaza en la oreja izquierda,
otra en les dedos de la mano
del mismo lado y una cuerda atada por un extremo a una
de las piernas, encogida, y por el otro, con un nudo corredizo,
al cuello. Si al recibir los golpes estiraba la
pierna, corría el riesgo de estrangularse.
Lucino
García, de Sama de Langreo. Detenido el
2 de diciembre. Ingresó en las Adoratrices a las
10 de la noche, en unión de Julio Noval, también
de Sama. Los dos fueron golpeados con martillos en las
articulaciones de los dedos de las manos. Después,
les aplicaron el tormento de la barra, consistente en
poner en cuclillas al detenido con una barra de hierro
detrás de las piernas, apaleándoles hasta
dejarles sin sentido. El mismo tormento fue aplicado
a Baltasar Palicio, de Olloniego, en la misma prisión
y por los mismos días. Estuvo loco durante dos
semanas a consecuencia de los sufrimientos.
Julio
Castaños, del Condado (Laviana); alcalde de este
concejo. Ingresó en la prisión
de las Adoratrices, de Oviedo, hacia el 12 de noviembre.
Fue sometido a tormento y, luego, puesto de pie, cara
a la pared durante varias horas, mirando á una
imagen de Jesucristo, “para que reflexionase”.
En la noche del 14, habiendo logrado apoderarse de un
cuchillo mellado, y no pudiendo resistir ya los
tormentos y ante la amenaza de otros mas terribles, se
dio varios tajos en las muñecas y en el cuello,
hasta que otros detenidos vieron que se estaba
desangrando, avisando a la guardia; fue trasladado a la
Casa de Socorro, donde se le practico una cura.
Ramón
Raigada, de Gijón; camarero. Ingresó
en la 3ª galería
de la Cárcel Modelo, de Oviedo, en la segunda quincena
de noviembre,
con señales de haber sido muy maltratado y con
signos de enajenación
mental. Un día, hacia el 19 de noviembre, fue
encontrado en la celda
desangrándose, por haberse cortado una vena con
un trozo de vidrio.
Después de vendarle muy superficialmente, le encerraron
en otra celda de la segunda galería (la 16), donde
intentó nuevamente suicidarse con la cabeza
contra el grifo de la fuente. Fue recogido y
trasladado al Manicomio provincial.
Manuel
Calvo, de Moreda; barbero. Ferozmente apaleado
en la Cárcel de Moreda, intentó
suicidarse de un tajo en el cuello. Ingresó
en el Hospital provincial, en gravísimo estado,
hacia el 2 de diciembre.
Fernando
Muñiz, de La Foz (Morcín). Ingresó
en las Adoratrices hacia el 2 de diciembre. A las cuatro
de la mañana del 3, le sacaron del calabozo y le
aplicaron el suplicio de la barra, ya descrito más
arriba. En esta posición le apalearon entre cinco
guardias civiles y en presencia de dos capitanes del mismo
cuerpo, hasta dejarle sin sentido, le rociaron con agua
fría para reanimarle, y luego le golpearon en el
pecho con las culatas de los fusiles, volviendo a desmayarse.
Al día siguiente, como a las once de la mañana,
en presencia de Manuel Villar Granda, de Las Regueras
y vecino de Olloniego, de Ismael García, cuñado
del anterior, detenido en el mismo calabozo, y de un capitán
de la guardia civil, volvieron a golpearle a culatazos,
hasta hacerle arrojar sangre por la boca. Siguió
en las Adoratrices varios días más, atormentándosele
diariamente, hasta que fue trasladado a la Cárcel
Modelo, ingresando en la celda 41 de la 2ª galería,
con signos manifiestos de demencia. Varias veces
intentó suicidarse tirándose por la barandilla
de la galería, desde un segundo piso.
Hubo de ser recluido en el Manicomio, donde actualmente
se halla.
Conrado
García, de Los Barredos-Laviana. Recluido
en la prisión preventiva de las Adoratrices y sometido
dos veces a tormento, durante el 14 de noviembre. Al volver
al calabozo la segunda vez, los compañeros de prisión
advirtieron en él señales claras de demencia.
Primero, intentó suicidarse pegándose
en la cabeza con un hierro grande que encontró
a mano, impidiéndolo los compañeros. Luego,
abalanzándose al centinela en un ataque de paroxismo,
le arranco el machete y le volvió contra su pecho,
pero solo consiguió darse un pinchazo, por haberle
sujetado los compañeros de prisión y los
guardianes. Después de esto, le esposaron
y ataron las piernas, y estuvieron desfilando y dándole
culatazos, vergajazos y patadas, primero a presencia de
todos los detenidos y luego, aislándole, durante
más de dos horas. No se consiguió que le
trasladasen al Hospital, quedando allí varios días
en estado de locura furiosa. Un oficial de la guardia
civil de los que le pegaban gritó: "Dadle
fuerte en el pecho que estos canallas saben morir por
el ideal". En el momento de ocurrir todo esto, se
hallaban detenidos en el mismo calabozo, Julio Castaños,
de Laviana, Antonio y Arístides Llaneza, de Mieres,
Simón Díaz, también de Mieres, Jesús
Fernádez, de Oviedo y Sabino Suárez de Soto
de Ribera, y algunos más.
Juan
López, de Ablaña. Recluido en los
calabozos de las Adoratrices, donde ingreso del 15 al
19 de noviembre. Estuvieron torturándole por espacio
de tres días, sin dejarle comer, beber ni dormir
y teniéndole de pie, cara a la pared y brutalmente
esposado. Al tercer día, pidió permiso para
beber de bruces en un cubo de agua situado al lado de
una ventana, que estaba abierta para la ventilación
y, no pudiendo soportar más el martirio,
se tiró de cabeza desde una altura de unos doce
metros. Le subieron entre unos guardias civiles,
gritando de dolores, y le colocaron sobre una colchoneta,
comenzando a pegarle bárbaramente con las culatas
de los fusiles, mientras un capitán del mismo cuerpo,
pistola en mano, pedía a voces tres voluntarios,
vecinos de Oviedo, para que sirvieren de testigos a su
testamento. Poco después, fue trasladado en una
camilla en estado gravísimo al Hospital provincial,
donde ingresó hacia el 23 de noviembre. Se hallaban
presentes a cuanto queda dicho los mismos detenidos que
presenciaron el suplicio de Conrado García en los
mismos calabozos.
José
María Miranda, de Soto de Trubia y David Fosada,
de San Claudio (Oviedo). Detenidos y conducidos a Trubia
hacia el 24 de octubre. En la prisión de Trubia
fueron bárbaramente apaleados por la guardia civil.
A Posada se le saltaron los dientes y un ojo. El mismo
día, sin tomarles declaración, los sacaron
del calabozo. Dos días después, fueron encontrados
sus cadáveres en los montes de la Garba, completamente
mutilados. Junto a ellos, otro, que no pudo ser identificado.
César
Caso Prendes, de Sograndio. Detenido hacia el
28 de octubre. Recluido en los calabozos del cuartel de
los guardias de asalto, de Oviedo. Le sacaron del calabozo
durante tres noches consecutivas, para pegarle. Una de
las veces, como el 1 ó el 2 de noviembre, por la
noche, cuando, volvía al calabozo después
de ser apaleado por los pasillos, le disparó
un tiro un guardia de asalto llamado Patricio
(a) "el Madrid", antiguo limpiabotas, de plantilla
en una compañía de Oviedo. Fue trasladado
al Hospital provincial, donde falleció.
Aquilino
López Fombona, de Gijón; minero;
subsidiado por invalidez. Durante la primera actuación
de Doval en Gijón, en los años de la dictadura,
se había distinguido por sus campañas contra
los procedimientos que aquél aplicaba. Fue detenido
en Teverga. Trasladado a Oviedo y horriblemente atormentado
en la prevención de las Adoratrices hacia el 10
ó el 12 de noviembre. Llegó a ser apaleado
varias veces durante tres horas seguidas. Ingresó
en el Hospital provincial, loco y lleno de heridas hacia
el. 15 de noviembre. Ya hospitalizado,
intentó varias veces suicidarse. El día
de Nochebuena, a las cinco de
la mañana, se arrojó desde una ventana de
la sala 11, situada en el
2º piso, y no se le recogió hasta las 7. Falleció
en el Hospital del
6 al 7 de enero.
Fernando
González Fernández, "el Moscón",
llamado así por ser
natural de Grado; concejal del Ayuntamiento de Mieres.
Detenido a fines de noviembre. Ingresó
en la prisión habilitada en el llamado "Colegio
Cristiano", de aquella villa, regentada por la guardia
civil. Fue apaleado, una de las veces por caracterizados
elementos fascistas de Turón, uno de ellos apodado
“el Pulguinas". Murió el 7de diciembre
a consecuencia de los tormentos sufridos. Existía
la sospecha de que sé le había enterrado
vivo y se exhumo su cadáver, haciéndosele
la autopsia para comprobar este extremo.
Ramón
Arias Menéndez, de Trubia, de 19 años.
Ingresó en la Cárcel Modelo hacia el 26
de octubre. Recluido primeramente en la celda 41 de la
2ª galería. Venía reventado de dos
palizas brutales que decía haber sufrido en Trubia,
en el cuartel de la guardia civil, por guardias de este
cuerpo y de asalto. Sangraba abundantemente por los oídos,
coma si tuviese los tímpanos reventados. Pasó,
diez días tirado en el suelo, sin la menor asistencia.
Los compañeros de celda pidieron se le trasladase
a la enfermería. El 4 de noviembre, como a las
8 de la noche, fue trasladado a la celda 44 de la misma
galería en que se hallaban recluidos, José
Menéndez González (a) “Cachuza",
de la Miranda (Llanera), asmático crónico,
y también martirizado en la misma cárcel,
y un viejo vagabundo conocido por "el Cabo Huertas”.
Al entrar Ramón Arias, les dijo: “Hermanos,
me estoy muriendo". A poco de estar allí,
los otros, asustados, golpearon la puerta pidiendo a gritos
que viniera el practicante. Este acudió, dándole
a beber un líquido de una botella; al parecer un
purgante. Como a las tres o las cuatro de la mañana,
Ramón Arias se levantó delirando, “el
Cachuza” le dijo: "Aguarda que amanezca, que
ya tengo bastante con lo mío.” A
las 7, cuándo se despertaron los dos compañeros
de celda. Ramón Arias era ya cadáver. El
cuerpo del muerto no fue retirado de allí hasta
cerca de las diez.
Manuel
Rodríguez Blázquez, Manuel Pérez
Díaz, Ramón García García
y Amador Menéndez Alonso, todos de Llanera
y detenidos hacia el 10 de octubre por el sargento de
este puesto. Llegaron a la Cárcel Modelo de Oviedo
el 14 de octubre, un domingo, conducidos por dos parejas
de la guardia civil y un teniente del Tercio. Venían
atados de dos en dos, con flexible de conducción
eléctrica. Los metieron en dos celdas de la 3ª
galería sin desatarlos. Unos diez minutos después,
volvieron y los esposaron. Poco después, los sacaron
a un cuarto de la galería de entrada (el primero
a la izquierda, destinado a salilla de abogados), donde
se encontraba el capitán de la guardia civil don
Nilo Tello y un comandante del mismo cuerpo. Pasado un
rato los sacaron de allí y los trasladaron a los
locutorios, donde les tuvieron aislados de todo, hasta
hacia las seis de la tarde. Como a esta hora los
llevaron atados de dos en dos y conducidos por las dos
parejas de la guardia civil y el Teniente del Tercio,
al recinto de la guardia. Y, algunos minutos después,
se oyeron desde el interior de la prisión cuatro
descargas, seguidas cada una de una detonación
(la última, de dos), como si fuese el tiro de gracia.
Parece ser que habían intentado fusilarlos en el
patio de mujeres, a lo que se opuso la celadora.
En el centro de las galerías se hallaban, al ocurrir
todo lo reseñado, los ordenanzas Gerardo Alvarez
García, Enrique Baragaño y Jesús
Martínez del Busto, que oyeron decir al teniente
del Tercio en el centro de vigilancia de la prisión:
a estos, no se les da entrada en los libros. Un hermano
de uno de los cuatro fusilados, José Menendez Alonso,
se halla actualmente detenido en esta misma cárcel.
Renunciamos
a relatar aquí la muerte del periodista madrileño
Luis de Sirval, acaecida el 27 de octubre en el patio
de la Comisaria de Vigilancia de Oviedo, en cuyos calabozos
se hallaba detenido en unión del también
periodista Ovidio Gondi, por haber adquirido ya estado
parlamentario y ser del dominio público. Tenemos
también entendido que acerca de este asesinato
de un detenido indefenso, actúa la justicia.
Benjamín
García García; de 35 años;
casado, con cinco hijos, carnicero, natural de
Sama y vecino de Lada (Langreo). Detenido el
21 de octubre en su domicilio por un sargento y dos números
de la guardia civil. Trasladado al convento de monjas
de Sama de Langreo, habilitado como prisión preventiva.
En la noche del 24 al 25 de octubre fue sacado de la prisión
por guardias civiles y de asalto y llevado, con
otros varios detenidos, a los montes de Carbayín
(lugar denominado Coruxona), donde algunos días
después apareció su cadáver en una
fosa común.
José
Meana Menendez, de 46 años; casado, vecino
de La Felguera; trabajaba en los talleres de
laminación de la Duro-Felguera. Detenido en su
domicilio el 23 de octubre y conducido a la misma prisión
que el anterior, fue sacado con él y los siguientes
en la noche del 24. Su cadáver apareció
en la misma fosa común de los montes de Coruxona
(Carbayín de Abajo).
Laurentino
Meana Rodríguez, de 18 años,
hijo del anterior. Sufrió la misma suerte que su
padre. Al exhumar el cadáver de la misma fosa común,
se vio que tenía una profunda herida de arma blanca
que le abarcaba toda la cara desde el mentón hasta
la cabeza.
Eloy Vallina García, minero, de
30 años, soltero; trabajaba en la mina "Fondón”.
Fue detenido también el 21 de octubre y su
cadáver fue desenterrado asimismo en los montes
de Coruxona. En el pecho y hacia abajo, presentaba
una herida de arma blanca de mucha profundidad; tenía
la boca muy abierta y la mandíbula inferior sin
dientes.
Honorio
Vallina García, de 22 años, minero,
hermano del anterior. Detenido el 21 de octubre, sacado
de la cama; llevaba tres días sin trabajar enfermo
de una pierna. Le detuvo el mismo sargento de la guardia
civil que a los anteriores y, al detenerle, le golpeó
con la pistola en la cabeza, diciéndole: “¡bandido,
pronto voy a pisotear tu cadáver!” El
cadáver de éste, desenterrado también
en los montes de Coruxona, tenía los ojos saltados
y la nariz arrancada. Le faltaban los dedos de las dos
manos. Mechones de su pelo aparecían metidos en
su boca. La cabeza hundida a golpes.
Faustino
Freigedo Martínez, de 32 años,
soltero; natural de Sama de Langreo, cartero. Detenido
el 21 de octubre cuando se dirigía al Ayuntamiento
de Langreo a solicitar un pase para marchar a Pola de
Siero a visitar a. su novia, Emma Camino. Desde el día
en que le detuvieron, le estuvieron visitando en la prisión
miembros de su familia; cuando el 24 por la noche fueron
a llevarle la cena, ya no pudieron verle; el 25 por la
mañana les dijeron que ya no estaba allí.
También fue desenterrado en Coruxona su
cadáver, que presentaba dos heridas de arma blanca,
muy profundas, a ambos lados del estómago,
la lengua fuera, las manos crispadas y un cordel al cuello
y la cabeza hundida, con señales evidentes de haber
sido golpeado con un trozo de rail que se encontró
al lado de la fosa, manchado de sangre y con pelos pegados.
Gumersindo
Yañez Fernández, de 28 años,
casado, minero y operador del Teatro Llaneza, en Sama
de Langreo, de donde era vecino. Detenido el
21 de octubre. Su cadáver apareció
asimismo en la fosa común de Coruxona. Cuando le
desenterraron, todavía sangraba por la sien Izquierda;
tenía las manos crispadas y pegadas a las sienes.
Agustín
Amil Feito, de 24 años, soltero, de oficio
barbero; vecino de Torre de Arriba (Langreo).
Detenido en su barbería el 20 de octubre por un
guardia civil del, puesto de Ciaño, un suboficial
y dos soldados del regimiento de infantería nº
32. Su cadáver, desenterrado donde los
anteriores, tenía un tiro en la nuca.
Tomás
Centeno Moreno, de 28 años, natural de
la provincia de León y vecino de Ciaño
(Langreo); soltero, maestro nacional de la Güeria
de Carrocera; considerado allí como miembro
del partido de Acción Popular. Detenido el 21 por
la noche por guardias de asalto en la fonda donde se alojaba,
por haberse encontrado, al parecer, algunas armas detrás
de la escuela que regentaba. Su cadáver
apareció también en la fosa de Coruxona.
Manuel
Suárez Fernández, de 23 años,
minero, vecino de Oviedo y residente accidentalmente en
El Entrego, Ciaño-Santa Ana. Detenido
el 20 de Octubre por soldados del Regimiento nº 32.
Conducido al colegio de monjas de La Oscura, convertido
en prisión preventiva, y trasladado de allí
a Sama. Su cadáver fue exhumado, al igual
que los anteriores, en los montes de Coruxona. Tenía
la cabeza partida y el hueso frontal caído sobre
la cara.
Josa
María Vega Martínez, de 23 años,
soltero, chófer. Detenido el 20 de octubre por
varios soldador del Regimiento 32. Conducido al citado
convento-prisión de La Oscura y trasladado después
al de Sama. Su cadáver fue encontrado junto
con los anteriores. Tenía la cabeza deshecha a
machetazos.
Cándido
Díaz Sánchez, de 35 años,
soltero, cabo de la guardia municipal de San Martín
del Rey Aurelio; prestaba servicio en la barriada
de, la Vega. Natural de Cifuentes (Guadalajara). Se hospedaba
en casa de David Gutiérrez, vecino de aquel barrio.
Conducido al convento-prisión de Sama. Su
cadáver, desenterrado también en Coruxona,
presentaba varios cortes de machete en la cabeza y de
su cartera habían desaparecido 350 pesetas que
llevaba encima.
Angel
Vallina Menénáez; 16 años,
minero, natural de La Vega (San Martín
del Rey Aurelio). Detenido el 20 de octubre por
soldados del Regimiento 32 y conducido al convento-prisión
de La Oscura. Su cadáver descubierto entre
los desenterrados en la mencionada fosa común,
aparecía enormemente desfigurado.
Gerardo
Noriega García, de 29 años, casado,
con un niño de 5 años; serrador de madera
para la fábrica “Daro-Felguera". Detenido
el 20 de octubre cuando venía del médico
de curarse, pues estaba enfermo del estómago. Conducido
al convento-prisión de Sama, le dieron una patada
en la ingle, haciéndole orinar pus. Fue sacado
de la prisión en la noche del 26 de octubre y su
cadáver apareció en los montes de Rosellón
(Carbayín de Arriba); presentaba tres tiros en
el pecho.
Antero
Valdés Pañeda, de 28 años,
casado y con dos hijos; soldador en la fábrica
de hidrógeno de La Felguera y vecino del
Puente. Detenido el 21 de octubre, por un guardia
civil del puesto de La Felguera, cuando volvía
de Sama. También fue sacado de la prisión
de Sama en la noche del 26 de octubre, y su cadáver
se descubrió, como el del anterior, en una fosa
en los montes de Rosellón. Tan desfigurado
estaba, que un hermano suyo sólo pudo identificarle
por la cartilla militar, el reloj y unas fotografías
que llevaba en el bolsillo de la chaqueta.
Tenemos
datos ciertos de que en estas matanzas en los montes de
Carbayín costaron la vida también a Celso
Rodríguez Iglesias, de Blimea y a Ernesto Pérez
(a) "el Borrajo”, de Sotón.
Al lado de la fosa en que fueron desenterrados
sus cadáveres se veían cuerdas, un trozo
de carril, zapatos y otros objetos. También se
desenterró allí el cadáver de Alejandro
González, de Felechosa (San Martín del Rey
Aurelio). Según nuestras noticias, los cadáveres
de los detenidos sacados de la prisión de Sama
de Langreo y que aparecieron en los montes de Carbayín
por aquellos días, fueron veinticuatro, pero sólo
podemos aportar datos ciertos y comprobables de los diez
y ocho que dejamos reseñados.
Carlos
Fernández Miranda; vecino de Ablaña (Mieres),
casado, con dos hijos, comerciante. Al ser detenido en
su domicilio y golpeado, como sus hijos, dos muchachos
de unos 9 y 10 años, se echasen a llorar, fueron
golpeados también "para que se callasen".
Se le recluyó en la prevención del llamado
"Colegio Cristiano", de Mieres, donde fue bárbaramente
maltratado. El 20 del mes actual, apareció
estrellado sobre el pavimento de una de las galerías
del colegio prisión, muerto. Acaso se suicidase
no pudiendo resistir ya los suplicios.
De intento hemos dejado para el final el caso
anterior, ocurrido, repetimos, el 20 del mes actual, para
que se vea que los tristes procedimientos que denunciamos
no han sido abandonados todavía. A esta Cárcel-Modelo
de Oviedo siguen llegando detenidos procedentes de distintas
prevenciones, donde se les hace objeto de malos tratos
y torturas. Citaremos, como ejemplo, el caso de Camilo
Alvarez, de Oviedo, cojo y manco, recluido del 10 al 15
de este mes en la prisión de las Adoratrices, donde
se le aplicó el "baño maría”
y se le apaleo brutalmente.