Primera República|Entre Repúblicas|Segunda República|Crítica Republicana a la II República |Contacta
|Dictadura franquista|
 

Crítica republicana a la II República
Las torturas de Octubre (VI).
Denuncia presentada por Julio Alvarez del Vayo (2ª parte).

La represión de la Revolución de Octubre

Denuncia presentada ante el presidente del Gobierno y el
fiscal de la República por Julio Alvarez del Vayo (2ª parte).


Silverio Menéndez, de Moreda. Fue brutalmente apaleado en las dependencias de la guardia civil instaladas por el comandante Doval en el convento de las Adoratrices, de Oviedo. Hubo de ser trasladado al Hospital provincial, donde ingresó en la sala 11 del 22 al 23 de noviembre de 1934, con fractura de varias costillas.

Faustino Alvarez, de Pontón de. los Vaqueros (Oviedo); obrero de la fábrica de armas de La Vega. Fue sacado de su casa enfermo y gravemente maltratado en el .convento-prisión de las Adoratrices, ingresando en el Hospital provincial del 5 al 10 de noviembre.

Guillermo Martínez, de Llanera; barbero. Brutalmente maltratado en la prevención de las Adoratrices. Pasó al Hospital provincial, con fractura de un brazo, en los primeros días de noviembre.

Aladino Rodríguez, de La Felguera; obrero metalúrgico de la fábrica “Duro-Felguera” maltratado brutalmente en las mismas dependencias de la guardia civil que los anteriores. Ingresó en el Hospital provincial, para curarse de las lesiones sufridas, en, los primeros días de diciembre.

Marcelino Iglesias, de Sama de Langreo; trabajaba en la mina “San Vicente"; fue detenido hacia el 8 de noviembre e ingresó en la prevención de Sama de Langreo. Recibió veinte palizas. Inutilizado para siempre, fue puesto en libertad al cabo de algunos días, por no aparecer cargo ninguno contra él.

Constantino Villa Vega, de Sama de Langreo; tenía amputado un brazo desde los sucesos .revolucionarios; minero también de "San Vicente". Gravemente maltratado, hubo de ser recluido en el Hospital provincial hacia el 23 de diciembre.

Julio Macías Alvaro, de Sama de Langreo; empleado municipal. En la misma prevención que los anteriores, fue apaleado y pateado brutalmente, hasta hacerle orinar sangre. Ingresó en el Hospital provincial, donde permaneció hasta el 2 de diciembre. El día 4 de este mismo mes, volvió a pasar a la prevención de las Adoratrices, donde fue nuevamente maltratado.

Juan Bahillo Salomón, de San Cebrián de Campos y avecindado en Sotrondio; de 54 años. Detenido en el cuartel de los guardias de asalto de Oviedo, fue maltratado bárbaramente con el cañón de un fusil, hasta fracturarle dos costillas.

Ernesto Alvarez, de Sama de Langreo. Detenido el 11 de noviembre y conducido.a los calabozos habilitados en los sótanos de la casa del pueblo de Sama. Le pegaron tres palizas, en la última de las cuales intervinieron doce guardias civiles y varios paisanos. Al final, le golpearon con un tubo de hierro, produciéndosele una enorme herida, que tardó quince días en curar. Después de curado de esta herida, le pusieron tres veces en el "cepo".

Juan Pablo García, de Mieres; abogado. Pasó por el "tubo de la risa" en la "Oficina de Investigación" instalada en el interior de la Cárcel Modelo, de Oviedo y dirigida por el capitán de la guardia civil don Nilo Tello. Manejaban los látigos con que le azotaron por dos veces, la segunda durante dos horas, el agente de policía de la brigada de Oviedo, don Amado Blázquez, un chófer con uniforme de guardia civil llamado Abelardo Gómez y un sargento de cornetas del regimiento nº 3, apellidado Manzano. Cuando perdía el conocimiento, le rociaban la cara, para reanimarle y seguirle pegando. Por este mismo suplicio, y con modalidades iguales o parecidas, hubieron de pasar la mayoría de los que ingresaron en la Cárcel Modelo de Oviedo a consecuencia del movimiento revolucionario, durante los meses de octubre, noviembre y diciembre.

Antonio y Arístides Llaneza, de Mieres; el primero abogado, el segundo perito, electricista. El día 13 de noviembre, en el cuartel de los guardias de asalto de Oviedo, pasaron por el "tubo de la risa" entre cinco guardias y el teniente Artal, del mismo cuerpo, que se jactaba entre ellos de ser "el de Casas Viejas". A Antonio le estuvieron azotando con látigos y a puñetazos por espacio de dos horas.

Laureano Prado Pevida, de Oviedo; ebanista; concejal socialista de aquel Ayuntamiento. Ingresó en la prevención de las Adoratrices el 13 de noviembre. Después de tenerle doce horas esposado, con las muñecas sangrando y atado a una barra fija, le estuvieron azotando dos guardias civiles durante media hora, a vergajazos y con la culata de una pistola; en el tormento intervenía también un oficial del mismo cuerpo, que le daba puñetazos. Después de la paliza, destrozado, le tuvieron seis horas y media de pie, de cara a la pared, amenazándole con matarle si se movía. Hubo de ser trasladado al Hospital provincial, donde ingresó el 16 de noviembre.

Manuel Castañón Peón, de Olloniego; minero, de 24 años. Detenido el 3 de noviembre en Quirós por un cabo de la guardia civil, andaluz (con seis dedos en cada mano). Al interrogarle y decir él que era natural de Sama de Langreo, le pegaron una paliza; al añadir que era minero, redoblaron los golpes, y al manifestar que vivía y trabajaba en Olloniego, le pegaron todavía con más furia. Simularon fusilarle en los montes de Quirós. Desde Bárcena, capital del concejo, fue conducido a Mieres, en coche. En cada pueblo que atravesaban, al cambiar la pareja de conducción, los guardias de relevo volvían a pegarle.

José García Llaneza, de Tudela-Veguín; 17 años, minero. Detenido en su casa el 18 de octubre. En la Comisaría de Vigilancia de Oviedo, le apaleó un guardia municipal llamado Roces. Trasladado a las Adoratrices, le aplicaron el llamado "baño maría". Otro día le metieron la cabeza en el retrete y le hicieron lamer las escupideras. Durante dieciséis días le estuvieron pegando diariamente. A consecuencia de los golpes recibidos le daban ataques.

José Suárez Campa, de Oviedo; empleado en los almacenenes de paquetería de los Herrero, de esta capital. Detenido en las Adoratrices hacia el 20 de octubre, fue cruelmente maltratado, fracturándosele una pierna y produciéndosele una inflamación en los testículos. Posteriormente fue puesto en libertad por no aparecer cargos contra él. En la actualidad se halla, nuevamente detenido.

José Villanueva Alvarez, de Oviedo, de unos 46 años. Detenido por
indocumentado cuando circulaba por la calle. Ingresó en la .Cárcel Modelo, en la celda 38 de la 3ª galería, en los primeros días de noviembre. Por causas que ignoramos, se le declaró una cistitis purulenta, dejándosele abandonado en la celda por espacio de cerca de quince días. Al oír sus gritos, logró entrar a verle un preso, encontrándose la celda llena de orines y el petate y la manta que le abrigaban empapados también en ellos. Los primeros despedían un olor fétido. Denunciado el caso al médico de la cárcel, manifestó que no había sondas para curarle. Se le declaró la gangrena, y trasladado al hospital provisional del Naranco, hubo necesidad de amputarle por dos veces las dos piernas y un testículo.

Julio Macías Alvaro, natural de Medina del Campo (Valladolid) y vecino de Sama de Langreo; guardia de arbitrios. Detenido el 24 de octubre. El 4 de noviembre trasladado a la prisión de las Adoratrices, de Oviedo, donde le apalearon tremendamente. Una patada en la parte inferior del tronco le produjo una hemorragia interna. Hubo de ingresar en el Hospital, de donde, una vez dado de alta, pasó nuevamente a las Adoratrices. Aquí volvieron a pegarle, reproduciéndosele la hemorragia interna.

Jovino García, maestro nacional de Riberas de Arriba. A mediados de noviembre, recibió en la "Oficina de Investigación" instalada en la Cárcel Modelo, de" Oviedo, una brutal paliza, teniendo que ser asistido de las lesiones por el médico de la cárcel.

Laureano Zapico, de Ciaño-Santa Ana (Langreo); minero. Durante
los sucesos revolucionarios había estado todo el tiempo en el Hospital provincial de Oviedo, curándose de una lesión pulmonar que padece. Fue
maltratado dos veces en la prevención de las Adoratrices,
provocándole varios vómitos de sangre.

Jesús Vallina, de Oviedo; regente de imprenta del diario "Avance". Detenido en la madrugada del día 5, antes de estallar los sucesos revolucionarios, y recluido en los calabozos ,del cuartel de asalto de Oviedo. Varias veces apaleado. Se le obligo a tragar un número del periódico para el que trabajaba. A los setenta días de prisión, informado de su caso el Auditor de Guerra, en visita de inspección que giró a la cárcel de Oviedo, fue puesto inmediatamente en libertad.

Silverio Castañón, de Turón, minero. Fue detenido en un pueblo de la provincia de Santander, el 27 de octubre. Trasladado a Oviedo, le vinieron pegando constantemente durante el trayecto. Ingresó en las Adoratrices. Durante los cinco días que estuvo recluido allí, le pegaban diariamente, puñetazos, estacazos y patadas, hasta que ya apenas podía tenerse en pie. A éste le retorcieron también los testículos, y por dos veces cayó al suelo sin sentido.

Valentín García Cueto, de Oviedo; camarero. Detenido el 25 de octubre. En la Comisaría de Vigilancia de Oviedo, en cuyo calabozo había a la sazón cuatro detenidos más. Después de pegarle en presencia de su mujer y de sus hijos .pequeños, diciéndole que le iban a "despellejar", le obligaron a barrer y a comerse luego las barreduras.

Justo Fernández Casero, de Oviedo; labrador, de 26 años. Ingresó en los calabozos del cuartel de asalto, de Oviedo, hacia el 1 le noviembre. Fue bárbaramente apaleado; en unión de Mariano Fernández, de Teverga, minero, anciano de sesenta años y asmático crónico. A Emilio, una noche, la del 2 al 3 de noviembre, le estuvieron pegando durante tres horas. Hubo de ser transportado hasta el calabozo por no poder andar, en brazos de varios compañeros. Estos observaron que iba sangrando y vieron que llevaba dos tajos en la espalda. Como se desangraba, pidieron con qué vendarle. Un guardia que acudió a sus llamadas, dijo a voces: "Pero, ¿todavía no murió ese hijo de p…? y volvió a golpearle. A la noche siguiente, quisieron sacarle de nuevo. Los compañeros hicieron ver al guardia que no podía moverse. Entonces el guardia le descargó varios golpes con el fusil, exclamando: ¡Verás como te muevo yo!

Emilio Palomo, de Ciaño-Santa Ana (Langreo); minero. Detenido en el mismo cuartel durante la segunda quincena de octubre. Estaba herido en un muslo; una de las veces que salió a curarse en el botiquín, unos guardias, apostados en los pasillos, le dieron varias navajadas, cuyas cicatrices pudimos ver todavía en la cárcel, donde estuvo recluído, en el chaflán 8 de la 2ª galería, hasta fines de diciembre.

José Martínez Díaz, concejal del Ayuntamiento de Llanera. Retenido el 18 de diciembre y trasladado al cuartel de la guardia civil de les Campos Elíseos, en Gijón. Le tuvieron en el “cepo" durante cuatro horas. El día 19, el sargento de la guardia civil de Llanera le golpeó brutalmente con el cañón del fusil, hincándole la mira en las carnes y fracturándole el brazo izquierdo.

Fermín López, de Turón; minero; de 22 años. Detenido en la Cárcel Modelo de Oviedo. Fue llevado, el 23 de diciembre, a la "Oficina de Investigación” a que ya hemos hecho referencia. Allí se encontró con varios guardias civiles y dos paisanos y dos mujeres de Turón, enlutadas y familiares, al parecer, de uno de los ejecutados allí durante los sucesos revolucionarios. Después de golpearle los guardias civiles, tirándole al suelo, las mujeres y los paisanos le patearon, hasta que empezó a vomitar sangre en gran cantidad. Por este mismo suplicio de ser golpeados y pateados, en la dicha Oficina por paisanos y mujeres de Turón habían pasado también días antes, Servando García y Nicolás Martínez, mineros ambos y vecinos del citado pueblo de Turón.

José Alvarez Menéndez, de Piñera (Morcín); minero. Ingresó
en las Adoratrices hacia el 20 de diciembre. Después de apalearle le aplicaron el tormento del "trimotor”. Al mismo tormento y en la misma prevención, fue sometido, hacia el 20 de noviembre, su padre, anciano de sesenta años.

Luciano Díaz Miranda, de Palomar (Ribera de Arriba). Fue bárbaramente torturado en el cuartel de asalto de Oviedo, entre el 19 y 20 de diciembre. Después de apalearle, amenazándole con matarle de un momento a otro, le subieron al "trimotor". Luego le golpearon brutalmente en la espalda, un guardia con un martillo y otro con la culata de una pistola.

Nicasio Martínez Magdalena, de Mieres; relojero. Fue apaleado varias veces durante el mes de diciembre, en las dependencias de la guardia civil instaladas en el llamado "Colegio Cristiano”, de Mieres. Hubo de ingresar en el Hospital con un brazo fracturado. Dado de alta, volvió a ser torturado en las citadas dependencias, pasando nuevamente al Hospital.

Celestino García, llamado "el del café Elena", de Mieres, empleado en este Ayuntamiento. Fue maltratado y torturado repetidas veces por la guardia civil, en el dicho "Colegio Cristiano” aplicándosele, entre otras cosas, el tormento del "trimotor", con un saco de arena atado a los pies; se halla en gravísimo estado.

Javier Bueno Bueno, de Oviedo, periodista, director de "Avance". Detenido en el cuartel de asalto del 8 al 16 de octubre. Atado de pies y manos todo el tiempo, al igual que otros detenidos. Constantemente insultado y golpeado por loa guardias de asalto; algunas de las veces, a presencia y por orden de los oficiales de este cuerpo. Obligado a cavar una fosa, diciéndosele que sería enterrado en ella. Reiterada excitación a los demás detenidos para que lo mataran en el mismo calabozo. Con él, cavaron la fosa los detenidos Luis Silveira, Vicente Bravo, José Fernández Chacón y Silvino Otea. Le sustrajeron doscientas pesetas que llevaba. Trasladados a la Cárcel Modelo el 16 por la tarde. A las pocas horas de ingresar en la cárcel, se le .notificó formalmente por el capitán de la guardia civil don Nilo Tello y el agente de policía, don Amado Blázquez, ya citado más arriba, "por si tenía algo que disponer", que al amanecer sería fusilado. De las heridas que se le produjeron en el cuartel de asalto hubo de estarse curando en el botiquín de la cárcel durante cerca de tres meses. Hasta el 16 de enero no se le llamó a comparecer ante ningún juez. En el juzgado militar nº 1 tiene presentada una denuncia detallada de todos los martirios a que se le sometió.

Guillermo Hevia Corte, de Los Barredos-Laviana. Ingresó en la prisión preventiva de las Adoratrices de Oviedo, el 17 de noviembre. Le estuvieron pegando el teniente Ayuso y cinco números de la guardia civil, por espacio de diez días. El 27, a las tres de la mañana, después de decir a su hermano Julio, detenido también allí, que se despidiera de él, pues le iban a fusilar, le llevaron conducido al cementerio de San Lázaro, le pusieron de cara a una de las tapias y le dijeron que tenía cinco minutos de plazo para declarar dónde estaban quinientos fusiles. Simularon fusilarle, en el mismo cementerio. A este tormento asistían dos guardias y un teniente del citado cuerpo. Cuando le sacaron del cementerio, al subir al coche en que le habían trasladado, el chófer le pegó en la cabeza con la manivela de la puesta en marcha, dejándole sin sentido.

Severino González Quintanar, de Tudela de Agüeria (Oviedo); minero, de 26 años. Detenido.el 8 de diciembre. Ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de La Felguera, convertida en cuartel de la guardia civil. Le estuvieron apaleando desde las 4 hasta las 7 de la tarde, entre seis individuos de aquel cuerpo; dos oficiales, un sargento, un cabo y dos números. Sin quitarle las esposas le pusieron una tenaza en la oreja izquierda, otra en les dedos de la mano
del mismo lado y una cuerda atada por un extremo a una de las piernas, encogida, y por el otro, con un nudo corredizo, al cuello. Si al recibir los golpes estiraba la pierna, corría el riesgo de estrangularse.

Lucino García, de Sama de Langreo. Detenido el 2 de diciembre. Ingresó en las Adoratrices a las 10 de la noche, en unión de Julio Noval, también de Sama. Los dos fueron golpeados con martillos en las articulaciones de los dedos de las manos. Después, les aplicaron el tormento de la barra, consistente en poner en cuclillas al detenido con una barra de hierro detrás de las piernas, apaleándoles hasta dejarles sin sentido. El mismo tormento fue aplicado a Baltasar Palicio, de Olloniego, en la misma prisión y por los mismos días. Estuvo loco durante dos semanas a consecuencia de los sufrimientos.

Julio Castaños, del Condado (Laviana); alcalde de este concejo. Ingresó en la prisión de las Adoratrices, de Oviedo, hacia el 12 de noviembre. Fue sometido a tormento y, luego, puesto de pie, cara a la pared durante varias horas, mirando á una imagen de Jesucristo, “para que reflexionase”. En la noche del 14, habiendo logrado apoderarse de un cuchillo mellado, y no pudiendo resistir ya los tormentos y ante la amenaza de otros mas terribles, se dio varios tajos en las muñecas y en el cuello, hasta que otros detenidos vieron que se estaba desangrando, avisando a la guardia; fue trasladado a la Casa de Socorro, donde se le practico una cura.

Ramón Raigada, de Gijón; camarero. Ingresó en la 3ª galería
de la Cárcel Modelo, de Oviedo, en la segunda quincena de noviembre,
con señales de haber sido muy maltratado y con signos de enajenación
mental. Un día, hacia el 19 de noviembre, fue encontrado en la celda
desangrándose, por haberse cortado una vena con un trozo de vidrio.

Después de vendarle muy superficialmente, le encerraron en otra celda de la segunda galería (la 16), donde intentó nuevamente suicidarse con la cabeza contra el grifo de la fuente. Fue recogido y trasladado al Manicomio provincial.

Manuel Calvo, de Moreda; barbero. Ferozmente apaleado en la Cárcel de Moreda, intentó suicidarse de un tajo en el cuello. Ingresó en el Hospital provincial, en gravísimo estado, hacia el 2 de diciembre.

Fernando Muñiz, de La Foz (Morcín). Ingresó en las Adoratrices hacia el 2 de diciembre. A las cuatro de la mañana del 3, le sacaron del calabozo y le aplicaron el suplicio de la barra, ya descrito más arriba. En esta posición le apalearon entre cinco guardias civiles y en presencia de dos capitanes del mismo cuerpo, hasta dejarle sin sentido, le rociaron con agua fría para reanimarle, y luego le golpearon en el pecho con las culatas de los fusiles, volviendo a desmayarse. Al día siguiente, como a las once de la mañana, en presencia de Manuel Villar Granda, de Las Regueras y vecino de Olloniego, de Ismael García, cuñado del anterior, detenido en el mismo calabozo, y de un capitán de la guardia civil, volvieron a golpearle a culatazos, hasta hacerle arrojar sangre por la boca. Siguió en las Adoratrices varios días más, atormentándosele diariamente, hasta que fue trasladado a la Cárcel Modelo, ingresando en la celda 41 de la 2ª galería, con signos manifiestos de demencia. Varias veces intentó suicidarse tirándose por la barandilla de la galería, desde un segundo piso. Hubo de ser recluido en el Manicomio, donde actualmente se halla.

Conrado García, de Los Barredos-Laviana. Recluido en la prisión preventiva de las Adoratrices y sometido dos veces a tormento, durante el 14 de noviembre. Al volver al calabozo la segunda vez, los compañeros de prisión advirtieron en él señales claras de demencia. Primero, intentó suicidarse pegándose en la cabeza con un hierro grande que encontró a mano, impidiéndolo los compañeros. Luego, abalanzándose al centinela en un ataque de paroxismo, le arranco el machete y le volvió contra su pecho, pero solo consiguió darse un pinchazo, por haberle sujetado los compañeros de prisión y los guardianes. Después de esto, le esposaron y ataron las piernas, y estuvieron desfilando y dándole culatazos, vergajazos y patadas, primero a presencia de todos los detenidos y luego, aislándole, durante más de dos horas. No se consiguió que le trasladasen al Hospital, quedando allí varios días en estado de locura furiosa. Un oficial de la guardia civil de los que le pegaban gritó: "Dadle fuerte en el pecho que estos canallas saben morir por el ideal". En el momento de ocurrir todo esto, se hallaban detenidos en el mismo calabozo, Julio Castaños, de Laviana, Antonio y Arístides Llaneza, de Mieres, Simón Díaz, también de Mieres, Jesús Fernádez, de Oviedo y Sabino Suárez de Soto de Ribera, y algunos más.

Juan López, de Ablaña. Recluido en los calabozos de las Adoratrices, donde ingreso del 15 al 19 de noviembre. Estuvieron torturándole por espacio de tres días, sin dejarle comer, beber ni dormir y teniéndole de pie, cara a la pared y brutalmente esposado. Al tercer día, pidió permiso para beber de bruces en un cubo de agua situado al lado de una ventana, que estaba abierta para la ventilación y, no pudiendo soportar más el martirio, se tiró de cabeza desde una altura de unos doce metros. Le subieron entre unos guardias civiles, gritando de dolores, y le colocaron sobre una colchoneta, comenzando a pegarle bárbaramente con las culatas de los fusiles, mientras un capitán del mismo cuerpo, pistola en mano, pedía a voces tres voluntarios, vecinos de Oviedo, para que sirvieren de testigos a su testamento. Poco después, fue trasladado en una camilla en estado gravísimo al Hospital provincial, donde ingresó hacia el 23 de noviembre. Se hallaban presentes a cuanto queda dicho los mismos detenidos que presenciaron el suplicio de Conrado García en los mismos calabozos.

José María Miranda, de Soto de Trubia y David Fosada, de San Claudio (Oviedo). Detenidos y conducidos a Trubia hacia el 24 de octubre. En la prisión de Trubia fueron bárbaramente apaleados por la guardia civil. A Posada se le saltaron los dientes y un ojo. El mismo día, sin tomarles declaración, los sacaron del calabozo. Dos días después, fueron encontrados sus cadáveres en los montes de la Garba, completamente mutilados. Junto a ellos, otro, que no pudo ser identificado.

César Caso Prendes, de Sograndio. Detenido hacia el 28 de octubre. Recluido en los calabozos del cuartel de los guardias de asalto, de Oviedo. Le sacaron del calabozo durante tres noches consecutivas, para pegarle. Una de las veces, como el 1 ó el 2 de noviembre, por la noche, cuando, volvía al calabozo después de ser apaleado por los pasillos, le disparó un tiro un guardia de asalto llamado Patricio (a) "el Madrid", antiguo limpiabotas, de plantilla en una compañía de Oviedo. Fue trasladado al Hospital provincial, donde falleció.

Aquilino López Fombona, de Gijón; minero; subsidiado por invalidez. Durante la primera actuación de Doval en Gijón, en los años de la dictadura, se había distinguido por sus campañas contra los procedimientos que aquél aplicaba. Fue detenido en Teverga. Trasladado a Oviedo y horriblemente atormentado en la prevención de las Adoratrices hacia el 10 ó el 12 de noviembre. Llegó a ser apaleado varias veces durante tres horas seguidas. Ingresó en el Hospital provincial, loco y lleno de heridas hacia el. 15 de noviembre. Ya hospitalizado,
intentó varias veces suicidarse. El día de Nochebuena, a las cinco de
la mañana, se arrojó desde una ventana de la sala 11, situada en el
2º piso, y no se le recogió hasta las 7. Falleció en el Hospital del
6 al 7 de enero.

Fernando González Fernández, "el Moscón", llamado así por ser
natural de Grado; concejal del Ayuntamiento de Mieres.
Detenido a fines de noviembre. Ingresó en la prisión habilitada en el llamado "Colegio Cristiano", de aquella villa, regentada por la guardia civil. Fue apaleado, una de las veces por caracterizados elementos fascistas de Turón, uno de ellos apodado “el Pulguinas". Murió el 7de diciembre a consecuencia de los tormentos sufridos. Existía la sospecha de que sé le había enterrado vivo y se exhumo su cadáver, haciéndosele la autopsia para comprobar este extremo.

Ramón Arias Menéndez, de Trubia, de 19 años. Ingresó en la Cárcel Modelo hacia el 26 de octubre. Recluido primeramente en la celda 41 de la 2ª galería. Venía reventado de dos palizas brutales que decía haber sufrido en Trubia, en el cuartel de la guardia civil, por guardias de este cuerpo y de asalto. Sangraba abundantemente por los oídos, coma si tuviese los tímpanos reventados. Pasó, diez días tirado en el suelo, sin la menor asistencia. Los compañeros de celda pidieron se le trasladase a la enfermería. El 4 de noviembre, como a las 8 de la noche, fue trasladado a la celda 44 de la misma galería en que se hallaban recluidos, José Menéndez González (a) “Cachuza", de la Miranda (Llanera), asmático crónico, y también martirizado en la misma cárcel, y un viejo vagabundo conocido por "el Cabo Huertas”. Al entrar Ramón Arias, les dijo: “Hermanos, me estoy muriendo". A poco de estar allí, los otros, asustados, golpearon la puerta pidiendo a gritos que viniera el practicante. Este acudió, dándole a beber un líquido de una botella; al parecer un purgante. Como a las tres o las cuatro de la mañana, Ramón Arias se levantó delirando, “el Cachuza” le dijo: "Aguarda que amanezca, que ya tengo bastante con lo mío.” A las 7, cuándo se despertaron los dos compañeros de celda. Ramón Arias era ya cadáver. El cuerpo del muerto no fue retirado de allí hasta cerca de las diez.

Manuel Rodríguez Blázquez, Manuel Pérez Díaz, Ramón García García y Amador Menéndez Alonso, todos de Llanera y detenidos hacia el 10 de octubre por el sargento de este puesto. Llegaron a la Cárcel Modelo de Oviedo el 14 de octubre, un domingo, conducidos por dos parejas de la guardia civil y un teniente del Tercio. Venían atados de dos en dos, con flexible de conducción eléctrica. Los metieron en dos celdas de la 3ª galería sin desatarlos. Unos diez minutos después, volvieron y los esposaron. Poco después, los sacaron a un cuarto de la galería de entrada (el primero a la izquierda, destinado a salilla de abogados), donde se encontraba el capitán de la guardia civil don Nilo Tello y un comandante del mismo cuerpo. Pasado un rato los sacaron de allí y los trasladaron a los locutorios, donde les tuvieron aislados de todo, hasta hacia las seis de la tarde. Como a esta hora los llevaron atados de dos en dos y conducidos por las dos parejas de la guardia civil y el Teniente del Tercio, al recinto de la guardia. Y, algunos minutos después, se oyeron desde el interior de la prisión cuatro descargas, seguidas cada una de una detonación (la última, de dos), como si fuese el tiro de gracia. Parece ser que habían intentado fusilarlos en el patio de mujeres, a lo que se opuso la celadora. En el centro de las galerías se hallaban, al ocurrir todo lo reseñado, los ordenanzas Gerardo Alvarez García, Enrique Baragaño y Jesús Martínez del Busto, que oyeron decir al teniente del Tercio en el centro de vigilancia de la prisión: a estos, no se les da entrada en los libros. Un hermano de uno de los cuatro fusilados, José Menendez Alonso, se halla actualmente detenido en esta misma cárcel.

Renunciamos a relatar aquí la muerte del periodista madrileño Luis de Sirval, acaecida el 27 de octubre en el patio de la Comisaria de Vigilancia de Oviedo, en cuyos calabozos se hallaba detenido en unión del también periodista Ovidio Gondi, por haber adquirido ya estado parlamentario y ser del dominio público. Tenemos también entendido que acerca de este asesinato de un detenido indefenso, actúa la justicia.

Benjamín García García; de 35 años; casado, con cinco hijos, carnicero, natural de Sama y vecino de Lada (Langreo). Detenido el 21 de octubre en su domicilio por un sargento y dos números de la guardia civil. Trasladado al convento de monjas de Sama de Langreo, habilitado como prisión preventiva. En la noche del 24 al 25 de octubre fue sacado de la prisión por guardias civiles y de asalto y llevado, con otros varios detenidos, a los montes de Carbayín (lugar denominado Coruxona), donde algunos días después apareció su cadáver en una fosa común.

José Meana Menendez, de 46 años; casado, vecino de La Felguera; trabajaba en los talleres de laminación de la Duro-Felguera. Detenido en su domicilio el 23 de octubre y conducido a la misma prisión que el anterior, fue sacado con él y los siguientes en la noche del 24. Su cadáver apareció en la misma fosa común de los montes de Coruxona (Carbayín de Abajo).

Laurentino Meana Rodríguez, de 18 años, hijo del anterior. Sufrió la misma suerte que su padre. Al exhumar el cadáver de la misma fosa común, se vio que tenía una profunda herida de arma blanca que le abarcaba toda la cara desde el mentón hasta la cabeza.

Eloy Vallina García, minero, de 30 años, soltero; trabajaba en la mina "Fondón”. Fue detenido también el 21 de octubre y su cadáver fue desenterrado asimismo en los montes de Coruxona. En el pecho y hacia abajo, presentaba una herida de arma blanca de mucha profundidad; tenía la boca muy abierta y la mandíbula inferior sin dientes.

Honorio Vallina García, de 22 años, minero, hermano del anterior. Detenido el 21 de octubre, sacado de la cama; llevaba tres días sin trabajar enfermo de una pierna. Le detuvo el mismo sargento de la guardia civil que a los anteriores y, al detenerle, le golpeó con la pistola en la cabeza, diciéndole: “¡bandido, pronto voy a pisotear tu cadáver!” El cadáver de éste, desenterrado también en los montes de Coruxona, tenía los ojos saltados y la nariz arrancada. Le faltaban los dedos de las dos manos. Mechones de su pelo aparecían metidos en su boca. La cabeza hundida a golpes.

Faustino Freigedo Martínez, de 32 años, soltero; natural de Sama de Langreo, cartero. Detenido el 21 de octubre cuando se dirigía al Ayuntamiento de Langreo a solicitar un pase para marchar a Pola de Siero a visitar a. su novia, Emma Camino. Desde el día en que le detuvieron, le estuvieron visitando en la prisión miembros de su familia; cuando el 24 por la noche fueron a llevarle la cena, ya no pudieron verle; el 25 por la mañana les dijeron que ya no estaba allí. También fue desenterrado en Coruxona su cadáver, que presentaba dos heridas de arma blanca, muy profundas, a ambos lados del estómago, la lengua fuera, las manos crispadas y un cordel al cuello y la cabeza hundida, con señales evidentes de haber sido golpeado con un trozo de rail que se encontró al lado de la fosa, manchado de sangre y con pelos pegados.

Gumersindo Yañez Fernández, de 28 años, casado, minero y operador del Teatro Llaneza, en Sama de Langreo, de donde era vecino. Detenido el 21 de octubre. Su cadáver apareció asimismo en la fosa común de Coruxona. Cuando le desenterraron, todavía sangraba por la sien Izquierda; tenía las manos crispadas y pegadas a las sienes.

Agustín Amil Feito, de 24 años, soltero, de oficio barbero; vecino de Torre de Arriba (Langreo). Detenido en su barbería el 20 de octubre por un guardia civil del, puesto de Ciaño, un suboficial y dos soldados del regimiento de infantería nº 32. Su cadáver, desenterrado donde los anteriores, tenía un tiro en la nuca.

Tomás Centeno Moreno, de 28 años, natural de la provincia de León y vecino de Ciaño (Langreo); soltero, maestro nacional de la Güeria de Carrocera; considerado allí como miembro del partido de Acción Popular. Detenido el 21 por la noche por guardias de asalto en la fonda donde se alojaba, por haberse encontrado, al parecer, algunas armas detrás de la escuela que regentaba. Su cadáver apareció también en la fosa de Coruxona.

Manuel Suárez Fernández, de 23 años, minero, vecino de Oviedo y residente accidentalmente en El Entrego, Ciaño-Santa Ana. Detenido el 20 de Octubre por soldados del Regimiento nº 32. Conducido al colegio de monjas de La Oscura, convertido en prisión preventiva, y trasladado de allí a Sama. Su cadáver fue exhumado, al igual que los anteriores, en los montes de Coruxona. Tenía la cabeza partida y el hueso frontal caído sobre la cara.

Josa María Vega Martínez, de 23 años, soltero, chófer. Detenido el 20 de octubre por varios soldador del Regimiento 32. Conducido al citado convento-prisión de La Oscura y trasladado después al de Sama. Su cadáver fue encontrado junto con los anteriores. Tenía la cabeza deshecha a machetazos.

Cándido Díaz Sánchez, de 35 años, soltero, cabo de la guardia municipal de San Martín del Rey Aurelio; prestaba servicio en la barriada de, la Vega. Natural de Cifuentes (Guadalajara). Se hospedaba en casa de David Gutiérrez, vecino de aquel barrio. Conducido al convento-prisión de Sama. Su cadáver, desenterrado también en Coruxona, presentaba varios cortes de machete en la cabeza y de su cartera habían desaparecido 350 pesetas que llevaba encima.

Angel Vallina Menénáez; 16 años, minero, natural de La Vega (San Martín del Rey Aurelio). Detenido el 20 de octubre por soldados del Regimiento 32 y conducido al convento-prisión de La Oscura. Su cadáver descubierto entre los desenterrados en la mencionada fosa común, aparecía enormemente desfigurado.

Gerardo Noriega García, de 29 años, casado, con un niño de 5 años; serrador de madera para la fábrica “Daro-Felguera". Detenido el 20 de octubre cuando venía del médico de curarse, pues estaba enfermo del estómago. Conducido al convento-prisión de Sama, le dieron una patada en la ingle, haciéndole orinar pus. Fue sacado de la prisión en la noche del 26 de octubre y su cadáver apareció en los montes de Rosellón (Carbayín de Arriba); presentaba tres tiros en el pecho.

Antero Valdés Pañeda, de 28 años, casado y con dos hijos; soldador en la fábrica de hidrógeno de La Felguera y vecino del Puente. Detenido el 21 de octubre, por un guardia civil del puesto de La Felguera, cuando volvía de Sama. También fue sacado de la prisión de Sama en la noche del 26 de octubre, y su cadáver se descubrió, como el del anterior, en una fosa en los montes de Rosellón. Tan desfigurado estaba, que un hermano suyo sólo pudo identificarle por la cartilla militar, el reloj y unas fotografías que llevaba en el bolsillo de la chaqueta.

Tenemos datos ciertos de que en estas matanzas en los montes de Carbayín costaron la vida también a Celso Rodríguez Iglesias, de Blimea y a Ernesto Pérez (a) "el Borrajo”, de Sotón. Al lado de la fosa en que fueron desenterrados sus cadáveres se veían cuerdas, un trozo de carril, zapatos y otros objetos. También se desenterró allí el cadáver de Alejandro González, de Felechosa (San Martín del Rey Aurelio). Según nuestras noticias, los cadáveres de los detenidos sacados de la prisión de Sama de Langreo y que aparecieron en los montes de Carbayín por aquellos días, fueron veinticuatro, pero sólo podemos aportar datos ciertos y comprobables de los diez y ocho que dejamos reseñados.

Carlos Fernández Miranda; vecino de Ablaña (Mieres), casado, con dos hijos, comerciante. Al ser detenido en su domicilio y golpeado, como sus hijos, dos muchachos de unos 9 y 10 años, se echasen a llorar, fueron golpeados también "para que se callasen". Se le recluyó en la prevención del llamado "Colegio Cristiano", de Mieres, donde fue bárbaramente maltratado. El 20 del mes actual, apareció estrellado sobre el pavimento de una de las galerías del colegio prisión, muerto. Acaso se suicidase no pudiendo resistir ya los suplicios.

De intento hemos dejado para el final el caso anterior, ocurrido, repetimos, el 20 del mes actual, para que se vea que los tristes procedimientos que denunciamos no han sido abandonados todavía. A esta Cárcel-Modelo de Oviedo siguen llegando detenidos procedentes de distintas prevenciones, donde se les hace objeto de malos tratos y torturas. Citaremos, como ejemplo, el caso de Camilo Alvarez, de Oviedo, cojo y manco, recluido del 10 al 15 de este mes en la prisión de las Adoratrices, donde se le aplicó el "baño maría” y se le apaleo brutalmente.