Historia negra
Once casos de represión criminal en Asturias
Del escrito redactado por los presos de la cárcel
de Oviedo entresacamos estos casos, ni más ni menos
sangrientos que los otros que se relatan en él.
El odio que su lectura despierta en nosotros no podrá
satisfacerse más que con la vida de los asesinos
de hoy. De los verdugos que con una ferocidad increíble
realizaron los crímenes, y de los criminales que,
a sabiendas, los protegen desde arriba.
Juan
López, de Ablaña. Recluido en los calabozos
de las Adoratrices, donde ingresó del 18 al 19
de Noviembre. Estuvieron torturándole por espacio
de tres días, sin dejarle comer, beber ni dormir,
y teniéndole de pie cara a la pared y brutalmente
esposado. Al tercer día pidió permiso
para beber de bruces en un cubo de agua situado al lado
de una ventana, que estaba abierta para la ventilación,
y no pudiendo soportar más martirio, se tiró
de cabeza desde una altura de unos doce metros. Le
subieron entre unos guardias civiles, gritando de dolores,
y le colocaron sobre una colchoneta, comenzando a golpearle
bárbaramente con las culatas de los fusiles, mientras
un capitán del mismo cuerpo, pistola en mano, pedía
a voces tres voluntarios vecinos de Oviedo para que sirviesen
de testigos a su testamento. Poco después fue trasladado
en una camilla en estado gravísimo, al Hospital
Provincial, donde ingresó hacia el veintitrés
de Noviembre. Se hallaban presentes a cuanto queda descrito
los mismos detenidos que presenciaron el suplicio de Conrado
García, en los mismos calabozos.
Manuel
Rodríguez Vázquez, Manuel Pérez Díaz,
Ramón García García y Amador Menéndez
Alonso, todos de Llanera y detenidos hacia el diez de
Octubre por el sargento de este puesto. Llegaron a
la Cárcel Modelo de Oviedo el catorce de Octubre,
un domingo, conducidos por dos parejas de la Guardia Civil
y un teniente del Tercio. Venían atados de dos
en dos con flexible de conducción eléctrica.
Los metieron en dos celdas de la tercera galería
sin desatarlos. Como a las dos horas entraron a desatarlos.
Unos diez minutos después volvieron y los esposaron.
Poco después, los sacaron a un cuarto de la galería
de entrada, el primero a la izquierda, destinado a salilla
de abogados, donde se encontraba el capitán de
la Guardia Civil D. Nilo Tello y un comandante del mismo
cuerpo. Pasado un rato, los sacaron de allí y los
trasladaron a los locutorios, donde los tuvieron, aislados
de todo, hasta las seis de la tarde. Como a esta hora,
los llevaron atados de dos en dos y conducidos por las
dos parejas de la Guardia Civil y el teniente del Tercio,
al recinto de la guardia. Y algunos minutos después,
se oyeron desde el interior de la prisión cuatro
descargas, seguidas cada una de una detonación
(la última, de dos), como si fuese el tiro de gracia.
Parece ser que habían intentado fusilarlos en el
patio de mujeres, a lo que se opuso una celadora. En el
centro de las galerías se hallaban al ocurrir todo
lo reseñado los ordenanzas Gerardo Alvarez García,
Enrique Baragaño yJesús Martínez
del Busto, que oyeron decir al teniente del Tercio, en
el Centro de Vigilancia de la prisión: "A
éstos no se les da entrada en los libros."
Un hermano de uno de los cuatro fusilados, José
Menéndez Alonso, se halla actualmente detenido
en la misma cárcel.
Eloy
Vallina García, minero de treinta años,
soltero. Trabajaba en la mina Fondón. Fue detenido
también el veintiuno de Octubre, y su cadáver
fue desenterrado así mismo en los montes de la
Coruxona. En el pecho, y hacia abajo, presentaba una herida
de arma blanca, de mucha profundidad; tenía la
boca muy abierta y la mandíbula inferior sin dientes.
Honorio
Vallina García, de veintidós años,
minero, hermano del anterior. Detenido el veintiuno
de Octubre; sacado de la cama; llevaba tres días
sin trabajar, enfermo de una pierna. Le detuvo el mismo
sargento de la Guardia Civil que a los anteriores y, al
detenerle, le golpeó con la pistola en la cabeza,
diciéndole: "¡Bandido, pronto voy a
pisotear tu cadáver!" El cadáver de
éste, desenterrado también en los montes
de Coruxona, tenía los ojos saltados y la nariz
arrancada. Le faltaban los dedos de las dos manos. Mechones
de su pelo aparecía metidos en su boca. La cabeza,
hundida a golpes.
Faustino
Freigedo Martínez, de treinta y dos años,
soltero, natural de Sama de Langreo, cartero. Detenido
el veintiuno de Octubre cuando se dirigía al Ayuntamiento
de Langreo a solicitar un pase para marchar a Pola de
Siero para visitar a su novia, Emma Camino. Desde el día
que le detuvieron le estuvieron visitando en la prisión
miembros de su familia; cuando el veinticuatro por la
noche, fueron a llevarle la cena, ya no pudieron verle;
el veinticinco por la mañana les dijeron que ya
no estaba allí. También fue desenterrado
en Coruxona su cadáver, que presentaba dos heridas
de arma blanca muy profundas a ambos lados del estómago;
la lengua, fuera; las manos, crispadas, y un cordel al
cuello y la cabeza hundida, con señales evidentes
de haber sido golpeado con un trozo de rail que se encontró
al lado de la fosa, manchado de sangre y con pelos pegados.
Agustín
Amil Feito, de veinticuatro años, soltero, de oficio
barbero, vecino de Torre de Arriba (Langreo). Detenido
en su barbería el veinte de Octubre por un guardia
civil del puesto de Ciaño, un suboficial y varios
soldados del regimiento de infantería número
32. Su cadáver, desenterrado donde los anteriores,
tenía un tiro en la nuca.
Manuel
Suárez Fernández, de veintitrés años,
minero, vecino de Oviedo y residente accidentalmente en
El Entrego (Ciaño Santa Ana). Detenido el veinte
de Octubre por soldados del regimiento número 32.
Conducido al citado convento prisión de Oscura
y trasladado después al de Sama. Su cadáver
fue encontrado junto con los anteriores. Tenía
la cabeza deshecha a machetazos.
Cándido
Díaz Sánchez, de treinta y cinco años,
soltero, cabo de la guardia municipal de San Martín
del Rey Aurelio. Prestaba servicio en la barriada
de La Vega. Natural de Cifuentes (Guadalajara), se hospedaba
en casa de David Gutiérrez, vecino de aquel barrio.
Conducido al convento prisión de Sama. Su cadáver,
desenterrado también en Coruxona, presentaba varios
cortes machete en la cabeza, y de su cartera habían
desaparecido 350 pesetas que llevaba encima.
Angel
Vallina Menéndez, de dieciséis años,
minero natural de La Vega (San Martín del Rey Aurelio).
Detenido el 20 de Octubre por soldados del regimiento
número 32 y conducido al convento prisión
de Oscura. Su cadáver, descubierto entre los desenterrados
en la mencionada fosa común, aparecía enormemente
desfigurado.
Gerardo
Noriega García, de veintinueve años, casado,
con un niño de cinco años, aserrador de
madera para la fábrica Duro-Felguera. Detenido
el veinte de Octubre, cuando venía del médico
de curarse, pues estaba enfermo del estómago. Conducido
al convento prisión de Sama, le dieron una patada
en la ingle, haciéndole orinar pus. Fue sacado
de la prisión en la noche del veintiséis
de Octubre y su cadáver apareció en los
montes de Rosellón (Carbayín de Arriba).
Presentaba tres tiros en el pecho.
Octubre
Organo de las Juventudes Socialistas de España
Marzo de 1935. (Hemeroteca Municipal de Madrid)