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Crítica republicana a la II República
Las torturas de Octubre de 1934 (II)


Historia negra
Once casos de represión criminal en Asturias


Del escrito redactado por los presos de la cárcel de Oviedo entresacamos estos casos, ni más ni menos sangrientos que los otros que se relatan en él. El odio que su lectura despierta en nosotros no podrá satisfacerse más que con la vida de los asesinos de hoy. De los verdugos que con una ferocidad increíble realizaron los crímenes, y de los criminales que, a sabiendas, los protegen desde arriba.

Juan López, de Ablaña. Recluido en los calabozos de las Adoratrices, donde ingresó del 18 al 19 de Noviembre. Estuvieron torturándole por espacio de tres días, sin dejarle comer, beber ni dormir, y teniéndole de pie cara a la pared y brutalmente esposado. Al tercer día pidió permiso para beber de bruces en un cubo de agua situado al lado de una ventana, que estaba abierta para la ventilación, y no pudiendo soportar más martirio, se tiró de cabeza desde una altura de unos doce metros. Le subieron entre unos guardias civiles, gritando de dolores, y le colocaron sobre una colchoneta, comenzando a golpearle bárbaramente con las culatas de los fusiles, mientras un capitán del mismo cuerpo, pistola en mano, pedía a voces tres voluntarios vecinos de Oviedo para que sirviesen de testigos a su testamento. Poco después fue trasladado en una camilla en estado gravísimo, al Hospital Provincial, donde ingresó hacia el veintitrés de Noviembre. Se hallaban presentes a cuanto queda descrito los mismos detenidos que presenciaron el suplicio de Conrado García, en los mismos calabozos.

Manuel Rodríguez Vázquez, Manuel Pérez Díaz, Ramón García García y Amador Menéndez Alonso, todos de Llanera y detenidos hacia el diez de Octubre por el sargento de este puesto. Llegaron a la Cárcel Modelo de Oviedo el catorce de Octubre, un domingo, conducidos por dos parejas de la Guardia Civil y un teniente del Tercio. Venían atados de dos en dos con flexible de conducción eléctrica. Los metieron en dos celdas de la tercera galería sin desatarlos. Como a las dos horas entraron a desatarlos. Unos diez minutos después volvieron y los esposaron. Poco después, los sacaron a un cuarto de la galería de entrada, el primero a la izquierda, destinado a salilla de abogados, donde se encontraba el capitán de la Guardia Civil D. Nilo Tello y un comandante del mismo cuerpo. Pasado un rato, los sacaron de allí y los trasladaron a los locutorios, donde los tuvieron, aislados de todo, hasta las seis de la tarde. Como a esta hora, los llevaron atados de dos en dos y conducidos por las dos parejas de la Guardia Civil y el teniente del Tercio, al recinto de la guardia. Y algunos minutos después, se oyeron desde el interior de la prisión cuatro descargas, seguidas cada una de una detonación (la última, de dos), como si fuese el tiro de gracia. Parece ser que habían intentado fusilarlos en el patio de mujeres, a lo que se opuso una celadora. En el centro de las galerías se hallaban al ocurrir todo lo reseñado los ordenanzas Gerardo Alvarez García, Enrique Baragaño yJesús Martínez del Busto, que oyeron decir al teniente del Tercio, en el Centro de Vigilancia de la prisión: "A éstos no se les da entrada en los libros." Un hermano de uno de los cuatro fusilados, José Menéndez Alonso, se halla actualmente detenido en la misma cárcel.

Eloy Vallina García, minero de treinta años, soltero. Trabajaba en la mina Fondón. Fue detenido también el veintiuno de Octubre, y su cadáver fue desenterrado así mismo en los montes de la Coruxona. En el pecho, y hacia abajo, presentaba una herida de arma blanca, de mucha profundidad; tenía la boca muy abierta y la mandíbula inferior sin dientes.

Honorio Vallina García, de veintidós años, minero, hermano del anterior. Detenido el veintiuno de Octubre; sacado de la cama; llevaba tres días sin trabajar, enfermo de una pierna. Le detuvo el mismo sargento de la Guardia Civil que a los anteriores y, al detenerle, le golpeó con la pistola en la cabeza, diciéndole: "¡Bandido, pronto voy a pisotear tu cadáver!" El cadáver de éste, desenterrado también en los montes de Coruxona, tenía los ojos saltados y la nariz arrancada. Le faltaban los dedos de las dos manos. Mechones de su pelo aparecía metidos en su boca. La cabeza, hundida a golpes.

Faustino Freigedo Martínez, de treinta y dos años, soltero, natural de Sama de Langreo, cartero. Detenido el veintiuno de Octubre cuando se dirigía al Ayuntamiento de Langreo a solicitar un pase para marchar a Pola de Siero para visitar a su novia, Emma Camino. Desde el día que le detuvieron le estuvieron visitando en la prisión miembros de su familia; cuando el veinticuatro por la noche, fueron a llevarle la cena, ya no pudieron verle; el veinticinco por la mañana les dijeron que ya no estaba allí. También fue desenterrado en Coruxona su cadáver, que presentaba dos heridas de arma blanca muy profundas a ambos lados del estómago; la lengua, fuera; las manos, crispadas, y un cordel al cuello y la cabeza hundida, con señales evidentes de haber sido golpeado con un trozo de rail que se encontró al lado de la fosa, manchado de sangre y con pelos pegados.

Agustín Amil Feito, de veinticuatro años, soltero, de oficio barbero, vecino de Torre de Arriba (Langreo). Detenido en su barbería el veinte de Octubre por un guardia civil del puesto de Ciaño, un suboficial y varios soldados del regimiento de infantería número 32. Su cadáver, desenterrado donde los anteriores, tenía un tiro en la nuca.

Manuel Suárez Fernández, de veintitrés años, minero, vecino de Oviedo y residente accidentalmente en El Entrego (Ciaño Santa Ana). Detenido el veinte de Octubre por soldados del regimiento número 32. Conducido al citado convento prisión de Oscura y trasladado después al de Sama. Su cadáver fue encontrado junto con los anteriores. Tenía la cabeza deshecha a machetazos.

Cándido Díaz Sánchez, de treinta y cinco años, soltero, cabo de la guardia municipal de San Martín del Rey Aurelio. Prestaba servicio en la barriada de La Vega. Natural de Cifuentes (Guadalajara), se hospedaba en casa de David Gutiérrez, vecino de aquel barrio. Conducido al convento prisión de Sama. Su cadáver, desenterrado también en Coruxona, presentaba varios cortes machete en la cabeza, y de su cartera habían desaparecido 350 pesetas que llevaba encima.

Angel Vallina Menéndez, de dieciséis años, minero natural de La Vega (San Martín del Rey Aurelio). Detenido el 20 de Octubre por soldados del regimiento número 32 y conducido al convento prisión de Oscura. Su cadáver, descubierto entre los desenterrados en la mencionada fosa común, aparecía enormemente desfigurado.

Gerardo Noriega García, de veintinueve años, casado, con un niño de cinco años, aserrador de madera para la fábrica Duro-Felguera. Detenido el veinte de Octubre, cuando venía del médico de curarse, pues estaba enfermo del estómago. Conducido al convento prisión de Sama, le dieron una patada en la ingle, haciéndole orinar pus. Fue sacado de la prisión en la noche del veintiséis de Octubre y su cadáver apareció en los montes de Rosellón (Carbayín de Arriba). Presentaba tres tiros en el pecho.

Octubre
Organo de las Juventudes Socialistas de España

Marzo de 1935. (Hemeroteca Municipal de Madrid)