Informe
de los hechos acaecidos en varios pueblos de Aragón
a partir del día 11 de Agosto de 1937 y que el
Comité Regional
de la C.N.T. eleva a las autoridades del Gobierno de la
República
para su inmediata comprobación y sanción.
Las
actuales circunstancias por las que la Región Aragonesa
atraviesa, nos obligan a dirigirnos en un razonado relato
de todos los atropellos que contra el pueblo aragonés
se han cometido, a las autoridades de la República,
para que en todo momento éstas puedan juzgar
de la actuación de ciertas fuerzas del Ejército
Popular recientemente llegadas a la retaguardia de Aragón
y para que sean sustanciadas enérgicamente
por medio de una información amplia, todas las
responsabilidades que los atropellos cometidos contra
los sufridos campesinos de nuestra tierra y contra la
Confederación Nacional del Trabajo y su Comité
Regional especialmente, merecen quienes han sido los conquistadores
de nuestra Región.
Hacía ya tiempo que una política
desleal, demasiado sectaria cifraba sus esperanzas no
en mantener la cordialidad más imprescindible entre
todos los sectores antifascistas para acelerar el triunfo
de la guerra, sino que supeditaba a esta necesidad imperiosa
el interés de un partido, que forzosamente
había de repercutir en detrimento de aquellos a
quienes una diferencia táctica convertía
en adversarios. Campo de experimentación de esta
maniobra ha sido Aragón. Y como no queremos suscitar
enconos ni aumentar divergencias que repetimos son improcedentes
en los actuales momentos, nos referiremos escuetamente
a los hechos que desde el día 11 de agosto de 1937
han ocurrido en varios pueblos de nuestra Región.
No entra en nuestro ánimo discutir ni calificar
la determinación del Gobierno al disolver el Consejo
de Aragón y nombrar un Gobernador General para
sustituirlo. Simplemente nos ocuparemos de las
consecuencias posteriores que ha originado tal medida.
A la llegada de las fuerzas de la 11 División
a Caspe, sin la menor comunicación se procedió
a ocupar todos los centros políticos y sindicales,
excepción hecha de los del Partido Comunista.
Como quiera que esto ya suponía una diferencia
en los deberes que el pueblo tiene para con el Ejército,
forzosamente hubo de creerse que estas fuerzas realizaban
con sus actos una política partidista, no precisamente
la que tiene asignada el Ejército que es la de
compenetración con el pueblo al que se debe y al
que nunca puede esquilmar ni menos hacerle objeto de un
trato desigual.
Al posesionarse del local de las Juventudes Libertarias,
uno de los oficiales que mandaba las fuerzas, al ver fijada
sobre la pared una oleografía del héroe
popular Buenaventura Durruti, sin mediar palabra ni existir
causa alguna que motivase o justificase tal actitud, puesto
que no puede ser justificada, ya que la vida de nuestro
malogrado compañero fue entregada en aras de la
Libertad de todo el pueblo español, con un palo
que llevaba dicho oficial, golpeó la efigie
del camarada Durruti, acompañando esta acción
con unas palabras soeces que no pudieron entenderse.
Este hecho produjo una lógica indignación
en los que se hallaban entonces en el local, hasta el
extremo de que un soldado de la misma División,
temerosamente le hizo observar que su proceder no estaba
acorde con las esperanzas que el pueblo español
ha forjado en su Ejército. En ese momento, el Conserje
de las Juventudes Libertarias, quiso penetrar en el local,
impidiéndoselo las fuerzas referidas que se lo
llevaron en un coche por la carretera de Bujaraloz, regresando
más tarde el coche y sus ocupantes pero no así
el compañero mencionado.
Como este mismo compañero tuvo ocasión de
percatarse de la acción incivil del oficial de
referencia, le hizo ver que su actitud era poco digna
y que dejaba muy por bajo el concepto que de la 11 División
podían formarse. Por toda contestación,
el oficial replicó que igual que hacía con
la estampa de referencia, haría con todos los hombres
de la F.A.I. y de la C.N.T.
Asimismo en Caspe, se han sucedido una serie de
detenciones que siguen manteniéndose todavía.
Entre éstas, figuran las del personal del periódico
"NUEVO ARAGÓN". Buena parte
de los operarios de este diario están incluidos
en los llamamientos a filas hechos por el Ministro de
Defensa Nacional. La C.N.T. que no ahorra medios para
cumplir estas y otras disposiciones emanadas del Gobierno,
puesto que comprende que sin ellas no sería posible
mantener la contienda contra el fascismo, nada tiene que
objetar a estas detenciones. Ahora bien, en Caspe, se
publica otro periódico afecto al Frente Popular.
Este periódico - "El Día" - se
encuentra en condiciones, por lo menos iguales a las del
antes mencionado. Su propio Director está afectado
por la movilización, debiéndose haber presentado
ya en las Cajas de recluta, y gran parte de los trabajadores
del mismo deben ser también movilizados. Todos
ellos están colocados en ese diario por mediación
del Partidlo Comunista, puesto que están movilizados
por éste y figuran en una de las Brigadas mandadas
por el Teniente Coronel Galán, que opera en el
frente de Teruel.
Los coches de la línea de correos, establecida
por el Departamento de Transporte del Consejo de Defensa
de Aragón, entre Caspe y Binéfar, han sido
incautados también por la 11 División.
La compañera Josefina Salavera que se hallaba
en cinta, fue detenida y maltratada por las fuerzas de
Orden Público, simplemente por el hecho de no querer
afirmar lo que su compañero, que se hallaba detenido
anteriormente, había negado con insistencia.
Al unísono de esta actuación, otras
fuerzas, también de la 11 División se personaron
en Alcañiz, con gran aparato de máquinas
de guerra. Conocemos por referencias que el mismo
día de la llegada fue cursado un telegrama al Ministro
de Defensa Nacional, por los responsables de dicha División,
en el que se le hacía constar que por no haber
encontrado ayuda en la ciudad de Alcañiz, sus fuerzas
se habían visto obligadas a acampar en las afueras
de ésta, en unos olivares situados a un kilómetro
escaso
El
cerco de la población se acentuaba cada día
más, hasta el extremo de que en el recorrido citado
han sido colocadas hasta tres guardias de las mencionadas
fuerzas. Ni el Consejo Municipal, ni ninguna
de las autoridades de Alcañiz, conocen la menor
indicación de los Jefes de la 11 División
en el sentido expresado. Nadie recibió petición
alguna de alojamiento, lo que prueba que se pretendía
realizar un hecho de fuerzas, como después ha sucedido.
El Comité Regional de la C.N.T., organismo legal,
responsable y representativo de una gran mayoría.
de opinión y fuerza en los pueblos aragoneses,
ante las contingencias alarmantes que ofrecía la
presencia de la División 11 en Caspe y las inmediaciones
de Alcañiz, y ante el nombramiento del nuevo Gobernador
General de Aragón, se decidió a enviar a
Caspe, lugar de residencia de la autoridad máxima
de Aragón, una delegación para recabar del
señor Mantecón autorización para
enviar otras delegaciones a los pueblos de toda la Región,
que se encontraban aislados del Comité Regional
y que no podían seguir los acontecimientos al momento.
Este deseo del Comité Regional, se comprenderá
que estaba informado por la necesidad de llevar las precisas
consignas a los pueblos, con el fin de que en ellos no
se produjeran hechos de fuerza, que todos habríamos
tenido que lamentar. El Gobernador General se
adelantó a estos deseos del Comité Regional
y llamó a sus representantes a una entrevista en
su despacho de la Presidencia en Caspe. A ella acudieron
los compañeros Francisco Muñoz, Miguel Vallejo
y Manuel López, los que después de haber
permanecido durante cinco días detenidos y habiendo
sido objeto de las mayores vejaciones, que en informe
detallado presentamos más abajo, han sido puestos
en libertad y reintegrados a sus puestos en este Comité
Regional. A pesar de esto, será necesario
destacar la gravedad e importancia de este hecho y el
abuso de autoridad que supone la retención de nuestros
compañeros, de los que durante cuatro días
no hemos sabido nada en absoluto. Este Comité Regional
hizo insistentes reclamaciones para que se averiguara
el paradero de estos compañeros, además
del chauffeur que los conducía y del coche, que
fue requisado por las fuerzas de esa División que
nos ocupa. A tal extremo, este Comité Regional
se dirigió al Jefe del Estado, al Gobierno y a
las autoridades militares del frente de Aragón,
por medio de telegramas, solicitando una intervención
rápida para lograr averiguar el paradero de estos
compañeros. Hasta el pasado día 15 por la
tarde no se supieron noticias exactas del lugar en que
se hallaban, que fue comunicado por el Gobernador de Aragón
ante las conminaciones que se le venían haciendo,
pero de nuevo nos fue comunicado que dichos compañeros
se hallaban retenidos por la 11 División, la que
negaba toda autoridad al Gobernador General de las provincias
aragonesas.
La gravedad e importancia de este hecho no puede escapar
a nadie. Si se procede de forma tan ilegal contra la representación
máxima Confederal en Aragón, y se la tiene
ignorada para todos los compañeros durante tantos
días es posible comprender que los pueblos hubiesen
podido llegar a adoptar medidas de violencia ante estos
atropellos incalificables. Evitar esto y lograrlo como
así ha sido, fue el principal objetivo de este
Comité Regional.
Aún sin saber el resultado de la entrevista tenida
por la antedicha delegación con el Gobernador General,
fueron cursadas inmediatamente las oportunas órdenes
de que por ningún concepto de que los compañeros
de las Comarcas se decidiesen a actuar en ningún
sentido, sino que esperasen indicaciones de los miembros
que restábamos en libertad del Comité Regional.