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Oficina de Defensa del Anciano
¡El «Cervera» a la vista!
Apuntes de las Fuerzas Navales Republicanas en el Cantábrico (IV)


Informe del comandante del destructor "Císcar",
don Juan Antonio Castro Izaguirre, sobre lo sucedido a dicho barco desde... (ilegible) del día 15 de Junio, motivos del viaje... (ilegible) francesas.


El día 14 por la mañana, aproximadamente a once horas, hubo una reunión de comandantes en Bilbao, en la Jefatura de Fuerzas Navales del Cantábrico, en la que el jefe de las mismas, en presencia de su jefe de Estado Mayor, manifestó que siendo la situación insostenible para los barcos de guerra en aguas de Bilbao, se saldría aquella noche con orden de tomar Santander y si esto no fuese posible, cualquier otro puerto del Golfo de Vizcaya. Esta orden comprendía el submarino C-2, los destructores "José Luis Díez" y "Císcar" y el torpedero nº 3. Por la tarde, el señor Navarro manifestó al informante que había recibido órdenes del presidente del gobierno de Euskadi para preparar los barcos para transportar refugiados y tener listo a cero horas del 15 al "Císcar", amarrado al puerto franco de Santurce. Aproximadamente a las 20 horas, el presidente del gobierno de Euskadi dijo al declarante que si iba a llevar a las mujeres, contestando que sí.

El declarante llegó a bordo con el Sr. Navarro y el Sr. Agulló mientras se procedía al embarque, que estaba dirigido por el Sr. Durañón, secretario del director de Marina de Guerra de Euzkadi. Aunque al declarante le sorprendió la cantidad de hombres jóvenes que embarcaban, como así se lo manifestó algún miembro de la dotación, no se preocupó por ello por estar disponiendo la salida del barco. (El capitán de fragata Enrique Navarro Margati era el jefe de las fuerzas navales del Cantábrico y el capitán de corbeta Vicente Agulló su jefe de Estado Mayor; ambos desertarían al llegar a puerto francés).

A una hora del día 15 y a repetidas... (ilegible) del Sr. Navarro se desatracó con la orden de operaciones para abrir en el mar y habiendo salido, se vio que la orden de operaciones ordenaba dirigirse a La Pallice (Francia), como así se hizo, fondeando en dicho puerto a diez horas y treinta minutos del día 15, habiendo tenido repetidas quejas de la tripulación por el hecho de muchos hombres de la edad militar vinieran en el barco.

El jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico dijo al declarante repetidas veces que apenas llegar a puerto procedería a arreglar el asunto de los refugiados y del aprovisionamiento de petróleo, sin necesidad de que el comandante bajase a tierra, por lo que éste, entrando en sospechas ante tanta insistencia, manifestó que debía desembarcar como comandante del barco para cumplimentar a las autoridades.

Los señores Navarro y Agulló, vestidos de paisano, fueron a desembarcar en el bote del práctico, acompañados del comandante, adelantándose en ese momento un cabo de la dotación que, pistola en mano, dijo que únicamente desembarcarían el comandante y el comisario político. Habiéndose adelantado el comandante hacia el cabo, los señores Navarro y Agulló aprovecharon este momento para saltar al bote y huir a tierra. Seguidamente desembarcó el comandante, entrevistándose con el representante del gobierno de Euzkadi, Sr. Tejada, no pudiendo comunicar con el viceconsulado de España en La Rochelle, y habiéndose recibido orden del comisario del puerto para volver a bordo, así lo hizo. Por la tarde llegó a bordo el Sr. Tejada diciendo al comandante que el prefecto de la Charente Inferieur no visitaría el barco por temer por su seguridad personal, pues, según decía, un centinela había apuntado con un fusil a un bote que sacaba fotografías, cosa incierta. Desembarcado el comandante con el Sr. Tejada y dos oficiales, sufrió un verdadero interrogatorio en forma descompuesta por parte del mismo prefecto, al cual se manifestó que solamente se permitiría desembarcar a las mujeres, niños y hombres no comprendidos en la edad militar, por tener sospechas de que las listas de embarque estaban hechas contra las instrucciones del Gobierno Vasco.

A continuación, el comandante habló por teléfono con la embajada en París, relatando hechos y pidiendo órdenes, recibiendo la de no permitir la salida con más de quinientas pesetas a los que saltasen a tierra.

A continuación, se entregó al prefecto la lista de los que iban a ser desembarcados, con exclusión de los hombres comprendidos en la edad militar, quedando el prefecto en enviar un remolcador aquella misma tarde para efectuar el desembarco y no haciéndolo, por lo que a veintiuna horas intentó ir a tierra, manifestándole un gendarme que no podía hacerlo mientras no recibiese instrucciones, que le serían dadas al día siguiente.

El día 16, a las once horas, llegaron a bordo el vicecónsul de España en La Rochelle y el delegado de Evacuación de Euzkadi, diciendo el primero que el prefecto quería que todos los refugiados desembarcaran sin excepción, contra las órdenes recibidas de Valencia, en las que se ordenaba que fueran devueltos a España los militares con graduación, encontrándose uno en este caso. Invitado el comandante a visitar al del destructor francés "L'Audacieuse", así lo hizo, recibiendo la misma petición que la del prefecto y la orden de no utilizar la radio, medida contra la cual se protestó, indicando también que si se quería petrolear y hacer agua, debíase efectuarlo estando fondeados y no habiendo ni petrolera ni aljibes.

Se recibió a bordo la visita del comisario especial, el cual dijo que las instrucciones de su gobierno eran precisas que "todos o ninguno", y al pedir instrucción por escrito contestó que ya la traería. A continuación llegó el delegado de Euzkadi con un telegrama en el que señalaba como desertores a un cierto número de individuos y a dos de ellos como desfalcadores. Reunidos estos individuos, se les retiró su documentación y su dinero, así como ya se había hecho el registro de los demás, dándoles recibo de las cantidades entregadas y levantando acta de ellas.

Llegó el comisario especial con la instrucción escrita y habiendo ya desembarcado a un remolcador todos los hombres y yendo a hacerlo las mujeres, se recibió un parte de Valencia en el que se ordenaba la vuelta a España de los hombres sometidos al llamamiento de las armas, lo cual no se podía ya cumplimentar.

El 17 por la mañana, el comandante del destructor francés puso al declarante tantas dificultades para hacer petróleo, que éste desistió de ello sobre todo al no tener ninguna clase de apoyo del vicecónsul de España, que era quien se había encargado de darlos.

Recibidas órdenes de Valencia y teniendo en cuenta las averías que se producían en la máquina y, en particular, en los condensadores debido a la obturación de las circulaciones producidas por la enorme cantidad de medusas existentes en las aguas de La Pallice, se decidió salir.

El 16, a las nueve de la noche, estando el comandante en el muelle, llegó el Sr. Cónsul de España en Burdeos, quien recibió la relación verbal de todo lo ocurrido hasta aquel momento.

El 18, a las ocho de la mañana, se salió de La Pallice, siendo preguntado por el destructor francés: "¿A qué puerte se dirige Vd.?", contestando que se recibirían órdenes en el mar.

Verificadas pruebas de velocidad, se vio que existían recalentamientos en la chumacera del condensador de babor, teniendo que moderar a quince nudos y decidiendo entrar en la ría de Burdeos, cosa que se verificó, fondeando a las veintiún horas y cincuenta y cinco minutos en Le Verdón, hablando acto seguido por teléfono con el cónsul de España en Burdeos, interesándole que hiciese gestiones para poder petrolear y hacer agua.

El 19 por la mañana, llegó "L'Audacieuse", diciendo su comandante que debíamos tener cubiertos los torpedos y la artillería mientras él llevaba descubierto el cañón nº 2 y con su dotación al pié del montaje.

Recibida orden de ir a petrolear a Pauillac, así se hizo, recibiendo la visita de un alférez de navío francés que advirtió de parte de su comandante que mientras el comandante de "L'Audacieuse" no enviara piloto, éste no llegaría a bordo para sacar al barco del río, manifestando a dicho alférez de navío que la salida del barco sería probablemente el día 20 a las diez horas.

En la noche del 19, el comandante del "Císcar" se puso de acuerdo con el Sr. Cónsul de España en Burdeos, después de haber hecho el petróleo y el agua del barco, y por la mañana del día 20 llegó a bordo el representante de dicho cónsul, manifestando que el destructor "José Luis Díez" estaba fondeado en Le Verdón con alguna avería ligera en el condensador.

A las 10,45 de dicha mañana se levó ancla, bajando la ría y fondeando al lado del "Díez", pasando a su bordo el comandante, segundo comandante y delegado político del "Císcar", poniéndose de acuerdo con el comandante y delegado político del "Díez" acerca de la derrota a seguir para entrar en Santander. Acto seguido, se levó y se salió a la mar, haciendo rumbo a un punto situado a cincuenta millas al Norte de la Tina Mayor, al cual se llegó a las veintiún horas del día 20, metiendo acto seguido al Sur, proa a la costa y no siendo seguido el "Císcar" por el "Díez", por lo cual se llamó por scot, no recibiendo contestación, haciendo por él sin conseguir establecerlo, en cuya vista se rumbó decididamente hacia el Sur, recalando sobre San Vicente de la Barquera y Tina Mayor, metiendo después hacia el Este, navegando cerca de la costa y avistando al "Star" a once millas de la costa de la farola de Cabo Mayor, al bou pirata "Galerna", el cual metió hacia afuera, entrando en el puerto de Santander y fondeando a una hora cincuenta minutos del día veintiuno.

Santander, 21 de Junio de 1937.
El comandante del "Císcar",
Juan Antonio Castro Izaguirre.