El
primer embajador de la URSS en España,
Marcel Rosemberg, presenta sus cartas credenciales.
Ministerio de Estado. Protocolo.
A las doce y media de la tarde del día 29 del actual
(agosto de 1936), S. E. el señor Presidente de
la República, acompañado del Excmo. señor
ministro de Estado, recibió en audiencia de presentación
de credenciales, con las formalidades de costumbre, al
Excmo. señor Marcel Rosemberg,
quien, previamente anunciado por el introductor de embajadores,
tuvo la honra de entregar las Cartas que le acreditan
en calidad de embajador extraordinario y plenipotenciario
de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
El señor embajador, con este motivo, pronunció
el siguiente discurso:
Señor Presidente:
Tengo el honor de poner en sus manos las Cartas por las
que el Comité Central Ejecutivo de la Unión
de las Repúblicas Socialistas Soviéticas
me acredita cerca de V.E. en calidad de embajador extraordinario
y ministro plenipotenciario.
Al acreditarme cerca de V. E., señor Presidente,
que encarnáis la voluntad libremente expresada
por el pueblo español de vivir dentro del honor
y la dignidad de sus instituciones democráticas
constitucionales; el Gobierno de la Unión Soviética
ha deseado que se establezcan lazos de perfecta cordialidad
entre nuestros países para contribuir así
al fortalecimiento de la paz, tan necesaria en todas las
naciones y para consolidar las bases de una colaboración
pacífica entre nuestros pueblos.
Sé perfectamente que el Gobierno de la República
española no quiere imponer a otro su propia concepción
política y social, actitud que corresponde completamente
con la de mi Gobierno.
Al expresar a V. E., Sr. Presidente, los sentimientos
que reflejan la voluntad de paz y de buena relación
entre todas las naciones en que se inspira mi Gobierno,
deseo vivamente que, en el ejercicio de la alta misión
de que estoy encargado, me sea concedida la confianza
de V. E., así como el apoyo del Gobierno de la
República española.
Su
Excelencia el Sr. Presidente de la República contestó
en los siguientes términos:
Sr. Embajador:
Tengo a gran honor y satisfacción ser yo quien
reciba de las manos del primer Embajador extraordinario
y plenipotenciario de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas, las Cartas credenciales
que le acreditan como tal ante la República española,
y considero la iniciación de las relaciones
oficiales entre nuestros dos pueblos como un hecho de
los más trascendentales entre los que
me hace presidir la libre voluntad del pueblo español,
que me elevó a la primera Magistratura de sus instituciones
democráticas y constitucionales.
Decís bien, Sr. Embajador, cuando subrayáis
en vuestro discurso el criterio de la República
española de no pretender imponer a otros pueblos
sus propias concepciones políticas y sociales,
y me sirve de viva satisfacción comprobar en vuestras
palabras la coincidencia que en ese concepto liga a la
Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas,
a esa misma doctrina única que puede respetar la
dignidad de todos los pueblos y hacer posible la paz fecunda
entre ellos y su libre y cordial convivencia.
Al recibir las Cartas por las que el Comité Central
Ejecutivo de la Unión de las Repúblicas
Socialistas Soviéticas os acredita ante mí
y el Gobierno de la República española como
su Embajador extraordinario y plenipotenciario, me es
muy grato corresponder a vuestro saludo, ofreciéndoos
mi colaboración y la suya para el desarrollo fecundo
de vuestra tarea de paz y buena inteligencia.
Terminada
la ceremonia, el representante de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas se retiró, tributándosele,
como a su ida al Palacio Nacional, los honores correspondientes
a su alta categoría