Gestiones de las Trade Unions inglesas en favor
de un trato humanitario a los republicanos
asturianos por las fuerzas de Franco
en Octubre de 1937
A las once de la mañana del día
18 de Octubre de 1937, el Secretario General de las Trade
Unions británicas, Sir Walter Citrine, máxima
autoridad de los sindicatos británicos, acompañado
de Eddy Edwards, secretario general de la Federación
Minera de Gran Bretaña, se dirigieron al Foreing
Office para que se discutiera la posibilidad de enviar
una Comisión de mineros de Gran Bretaña
a Gijón. Esta propuesta
la había hecho Julio Alvarez del Vayo, que fuera
ministro de Exteriores en el anterior gobierno republicano,
presidido por Largo Caballero y estaba respaldada por
la ejecutiva de la Federación Minera británica,
cuyos componentes estaban dispuestos a formar parte de
la misma.
Citrine
había sugerido a Del Vayo la conveniencia de que
dicha Comisión incluyera también a dos hombres
de prestigio y renombre internacional. De igual
modo, le propuso que conferenciara con Walter
Shevenels, en París, que era el secretario general
de la Federación Internacional de Sindicatos
(la Internacional de Amsterdam, que tenía unos
15 millones de afiliados en 30 países; W. S. fue
su secretario de 1930 a 1945), para procurar darle un
carácter internacional.
Estaban
también pendientes de las gestiones que con igual
fin realizaba el embajador de España en Londres,
Pablo de Azcárate, el cual quedó
de informarles de los resultados de las mismas al día
siguiente, martes 19 de Octubre, por lo que se decidió
dejar el asunto sobre la mesa hasta el día siguiente.
Mientras tanto, se aprovechó para estudiar la forma
en que dicha Comisión o Delegación podría
llegar a Gijón, toda vez que se consideraba que
la ciudad estaba aislada y las comunicaciones por mar,
interrumpidas.
Esa
tarde del 18 de Octubre, Walter Citrine se pudo entrevistar
con Sir Robert Vansittart, subsecretario del Foreing Office,
al que le presentó la propuesta de enviar una Comisión
a Gijón para vigilar y atenuar en todo lo posible
el trato a los prisioneros, ante el más que probable
fin de la resistencia republicana en el Norte de España.
Vansittart
manifestó su convencimiento de que no creía
que dicha Comisión pudiera ejercer una influencia
restrictiva sobre Franco. Al mismo tiempo, llamaba
la atención sobre la peligrosa situación
en que se podrían ver envueltos los miembros de
la Comisión, toda vez que sería imposible,
tanto para el gobierno inglés como para el francés,
darles protección (Info.: la Royal Navy tenía
varios destructores frente a las costas asturianas, y
Francia, a menos de un día de navegación),
y les informó que desde hacía varios días
no había podido entrar ningún barco en Gijón,
por lo que les sería difícil llegar hasta
allí.
Vansittart
les sugirió, como mejor alternativa, que el gobierno
republicano de Valencia declarase su voluntad de liberar
a un considerable número de prisioneros,
en el convencimiento de que el gobierno de Franco dejaría
en libertad a un número igual de mineros asturianos.
El intercambio podría arreglarse de alguna manera.
Walter Citrine se comprometió a informar y discutir
con las demás personas involucradas esta sugestión
oficiosa del subsecretario.
A
última hora de la tarde de ese mismo día,
Citrine se pudo entrevistar también con el ministro
inglés de Asuntos Exteriores, el conservador Anthony
Eden y discutir este asunto con él. A
pesar de que no le informó de su entrevista con
Vansittart, Citrine se encontró con que Eden era
también muy contrario al viaje de la Delegación
a Gijón. Entre otras cosas, Eden le dijo que, aunque
consiguieran llegar a Gijón, la Delegación
podría encontrarse en una situación humillante
pues, con toda seguridad, Franco no mantendría
ningún trato con ellos. Eden tampoco creía
que su presencia pudiera ejercer ningún papel moderador
o atenuante, y temía mucho por la propia integridad
personal de los componentes de la Comisión.
Este
es el resumen de las gestiones que llevaron a cabo los
máximos dirigentes sindicales británicos
en pro de los republicanos de Asturias ante la inminencia
de su derrota por las fuerzas del general Franco y el
final del Frente Norte. El día 21 de Octubre, por
la tarde, las fuerzas franquistas entraban en Gijón.
Pronto daría comienzo la tan temida represión.