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Oficina de Defensa del Anciano         Asturias Republicana
   
   


Contra el esclavismo y el prestamismo laboral, y por la creación de una empresa o fundación municipal que acoja a las trabajadoras del servicio subcontratado de asistencia a domicilio
En defensa de las trabajadoras de asistencia a domicilio de Gijón

Palabras pronunciadas ante el pleno del ayuntamiento de Gijón celebrado el nueve de Noviembre de 2017.

Sra. alcaldesa de Gijón, sras. y srs. concejales, sr. y sra. secretario e interventor municipales. Señoras y señores:


Mi nombre es Marcelino Laruelo, estoy jubilado y soy el responsable de la Oficina de Defensa del Anciano Inerme por Alzhéimer y otras demencias.

Hace una semana, conocí y me reuní por primera vez con tres trabajadoras cuyo nombre omito no vayan a ser víctimas de represalias empresariales. Estas trabajadoras me informaron de la situación del colectivo de mujeres que trabajan en lo que se conoce como asistencia o ayuda a domicilio de Gijón. Son las que atienden a los ancianos y otras personas con dependencia que, por diversos motivos, precisan de una ayuda en el desempeño de sus tareas habituales. Después de lo que oí durante las dos horas de reunión, puedo decirles que me fui para casa con un profundo malestar y que dormí mal. Me pidieron que acudiera aquí a hablar en pro de su causa. Acepté pese a que nunca fue de mi gusto frecuentar los círculos oficiales así como el saber que tampoco soy bien visto por muchos de los que los conforman. Pero ante tanta explotación, discriminación y desprecio, sí, desprecio, hacia unas trabajadoras que desempeñan una tarea fundamental y digna de toda clase de alabanzas y reconocimientos, no podía negarme colaborar en la defensa de sus derechos y merecimientos, esto es, que el ayuntamiento de Gijón ponga fin a esa situación laboral impresentable y cree una empresa municipal dedicada a la ayuda a domicilio.

Sras. Y Sres. Hace ya mucho tiempo que fue abolida la esclavitud. Pero no está de más recordar aquí que muchas fortunas que perviven en nuestros tiempos, no pocas radicadas en esas regiones que detestan a España, se forjaron con la trata de esclavos, los tristemente conocidos como “cargamentos de ébano” con destino a América.

Tampoco puedo dejar de recordar que hace 40 años, a cien metros de aquí, en la magistratura de trabajo, el juez Del Oro Pulido preguntaba a un mando de los astilleros cómo diferenciaba a los trabajadores propios de la empresa de los de las cías. auxiliares o subcontratas: “Por el color del casco”, le respondió. A consecuencia de aquella demanda contra el prestamismo laboral, en la que los trabajadores de los astilleros contaron con abogados defensores que eran ya destacados dirigentes políticos, muchos de los cuales alcanzarían poco después señalados puestos en las instituciones del estado: Felipe González sería presidente durante casi 14 años. A consecuencia de aquella demanda por prestamismo laboral, digo, las empresas propietarias de los astilleros de Gijón tuvieron que incluir en la plantilla de la empresa a todo el personal de las subcontratas que lo solicitase.

Sra. alcaldesa, sras. y sres. concejales: saben ustedes mejor que yo y están todos ustedes tan convencidos como yo de que hay que atender, cuidar, acompañar y mimar a todos nuestros ancianos, de manera especial a los que por enfermedad no pueden valerse por sí mismos. Los ancianos de hoy son los niños que sufrieron la guerra y padecieron las hambrunas y todo tipo de carencias, escaseces y racionamientos de la cruel posguerra. Son los que con su sacrificio, trabajo y ahorro sacaron a este país de la ruina. Personas que empezaron a trabajar a los doce años, o antes, cotizando o sin que cotizaran por ellos, que nunca tuvieron una beca ni un erasmus ni nada de nada de lo que hoy consideramos normal. Hago hincapié en los ancianos, pero, por supuesto, me refiero también a todas las personas que, independientemente de la edad, precisan una ayuda para desenvolverse en la vida diaria.

Sras. y sres: este que les habla tiene que ir a diario a visitar y darle un suplemento alimenticio y vitamínico a su madre, de 87 años de edad y enferma de alzhéimer desde hace más de 15. Ha visto residencias de ancianos muy modernas, de titularidad privada o del organismo autónomo ERA. En realidad, son hospitales clandestinos, pero marginados y olvidados por el SESPA, donde los ancianos enfermos siguen tomando pastillas sin que ningún facultativo pase a comprobar si mejoran o empeoran de sus dolencias, amarrados a las sillas doce horas sin que nadie les saque a dar una vuelta o al patio para que vean el sol. He visto tantas y tantas cosas que puedo afirmar que, hasta que las enfermedades no lo impongan, como en casa, en ninguna parte. Y aprovecho para pedir encarecidamente a esta corporación y a este ayuntamiento que, en el marco de sus competencias y posibilidades, se impliquen más, se impliquen algo, en la protección y mejora de las condiciones de vida de los ancianos que están internados en las residencias del concejo, desde la inspección de las condiciones de habitabilidad y seguridad, y seguridad, los subrayo, hasta la necesidad de ayudas económicas. Mujeres con 400 euros de pensión a las que el organismo autónomo ERA les quiere cobrar 1.439 euros mensuales (2.878 euros la habitación doble), el doble de caro que si se va de vacaciones con el Imserso a pasarlo bien en hoteles de cuatro estrellas y con pensión completa. ¿Y a eso se atreven a llamarlo bienestar? No, eso se llama estafa e incautación de bienes. Sra. alcaldesa, sras. y sres. concejales, las personas que están internadas en las residencias de ancianos también son ciudadanos y vecinos de Gijón, y desde el ayuntamiento se debería velar por que no sean discriminados por su edad y situación, por que no sufran abuso y maltrato, por que reciban un trato digno en los últimos años de su vida.

Sra. alcaldesa y sras. y sres concejales: Insisto, como en casa, en ninguna parte. Y eso vale para todos: para los afectados y para el Estado y los ayuntamientos. Y para que ningún vecino de Gijón, o los menos posible y lo más tarde posible, se vea obligado a meter todos los recuerdos de toda una vida en una bolsa y marcharse a vivir a una habitación con un desconocido, sin ninguna clase de intimidad. Y para que eso no ocurra o se retrase al máximo, hace falta un servicio de asistencia a domicilio que eche una mano en todas esas tareas cotidianas que con el devenir de la vida se convierten en himalayas.

No soy un fanático de la estatalización, municipalización en este caso. Siempre he sido crítico con la burocracia y la pereza y la desidia funcionarial. Por cierto, se conocía estos días la suspensión del servicio de decenas de trenes de Feve por falta, al parecer, de maquinistas, y no he visto que ni este ayuntamiento ni todos aquellos que se manifiestan como defensores de “lo público” y del transporte colectivo alzasen su voz y elevasen la más enérgica protesta institucional al ministro del ramo ante un hecho tan inadmisible y que, además, se repite con tanta frecuencia que ya nadie se puede fiar de los horarios y frecuencias de Feve.

Sra. Alcaldesa, sras. y srs. concejales: Me dirijo a su corazón y a su conciencia, me da igual del partido que sean y el ideario que tengan. Ustedes representan a la ciudadanía de Gijón, representan a Gijón. Y no se puede permitir, creo yo, que este ayuntamiento practique, permita, promueva o ampare el esclavismo y el prestamismo laboral. Sra. Alcaldesa, sras. y srs. concejales: este ayuntamiento ha aprobado diversas normas en defensa de los derechos de los animales. Este ayuntamiento tiene muchas empresas y fundaciones que se ocupan con aceptable satisfacción del transporte de viajeros, del suministro de agua, del cuidado de los árboles, de la diversión de los vivos y del respeto a los muertos... ¡Cómo a un asunto tan fundamental y delicado a la vez, como es la asistencia a domicilio le va a dar la espalda para desentenderse de él! No puede ser, no es aceptable, y menos en 2017.

Sra. Alcaldesa, sras. y srs. concejales: aquí se han aprobado iniciativas ciudadanas sostenidas por un puñado de firmas. Yo estoy completamente seguro de que la ciudadanía gijonesa recibiría con un aplauso unánime la creación de esa empresa municipal de asistencia a domicilio. Además, no parten ustedes de cero: tienen aquí a 200 mujeres con muchos años de experiencia, con muchos años de caminar bajo la lluvia y el vendaval, de subir escaleras, de entrar en casas de desconocidos, de lavar, fregar, hacer camas..., de hacer las tareas más duras e ingratas con una sonrisa y una palabra amable para tantas personas que están solas. Durante años han demostrado su mérito, capacidad e idoneidad. Detrás de muchos informes técnicos se esconden la conveniencia, la comodidad y la pereza. Todo lo que yo he dicho lo saben ustedes de sobra. Por lo tanto, por favor, den un paso al frente para la creación de la tan necesaria como justa empresa municipal de atención a domicilio. Gijón se lo agradecerá y reconocerá. Porque España todavía es un estado social y democrático de derecho. Estas mujeres trabajadoras de atención a domicilio están en su derecho de formular tan justas reivindicaciones y tienen derecho a que se las concedan porque son de justicia social elemental.