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Oficina de Defensa del Anciano         Asturias Republicana
   
   

La iniquidad creciente en el mundo y la obtusidad de las clases dirigentes nos puede acabar arrastrando a una III GM
Con lo bien que podíamos vivir...

Por Marcelino Laruelo.


¡Todo el mundo! Sí, todos los miles de millones de humanos y hasta, también, todas las especies animales. Todo el mundo podría vivir bien, sino fuera por toda esa pila de infernales que mangonean los países y el planeta, y que con su avaricia, su inmoralidad y su obtusidad nos van a acabar llevando a una III Guerra Mundial.

Allá dónde a lo largo de los siglos el ser humano habitó es porque se podía vivir: agua, comida y lo demás que garantiza la vida y la reproducción. Un lugar se puede volver inhabitable por cambios en la climatología o porque el ser humano lo destruya. Es esa avaricia, inmoralidad y obtusidad de unos miles de humanos las que provocan las injusticias, las hambrunas y la miseria que padecen otros miles, pero de millones, de seres humanos hoy en el mundo. Innecesariamente. Injustificadamente. Inaceptablemente.

Para celebrar el veinticinco aniversario de la demolición del Muro de Berlín y de la desaparición de la República Democrática Alemana, se ha descubierto que San Volkswagen y asociados llevaban años tangando al mundo con los humos de los tubos de escape de sus coches y limusinas. No es que nos vendan humo, es que ya hasta nos engañan en el peso del humo que nos venden. Ahí llegamos: el capitalismo, en su camino hacia su autodestrucción, ha evolucionado de la explotación (del trabajador) a la estafa (de todo el mundo). Es el imperio del caradurismo.

Vas a pasar la ITV y sólo les falta mirarte a ver si llevas los calzoncillos limpios y echarte el perro por si hay droga en las llantas. Durante muchos años vivimos sin itv’s que velasen por “nuestra seguridad”… ¡Hay que ver! Nos guiábamos por el oído y por el ojo para ir o no ir al taller, para cambiar o no cambiar las cubiertas… No ha sido la ITV asturiana, ni ninguna otra, la que descubrió el escándalo contaminante de la Volkswagen: ¡cómo iban a dudar de la seriedad y la profesionalidad germanas! ¡Sería el propietario del coche que es un “matao” y un “pringao” y anda trucando el software!

La Agencia Americana del Medio Ambiente (EPA) les va a meter un “paquete” que se van a enterar. “Ye poco”, que diría uno de Cimadevilla. Asoman delitos penales que exigen extradición y cárcel. Fueron unos muchachos de la Universidad West Virginia que investigaban sobre las emisiones de los motores diésel, los que alquilaron unos VW, hicieron mediciones, descubrieron el pastel y presentaron sus conclusiones en un forum público en San Diego, en la primavera de 2014. Miembros de la EPA estaban allí y tomaron nota: ¿alguien se imagina a los de la farándula medioambiental asturiana y gijonesa actuando así con los envenenadores mayores del Reino asentados en esta sufrida comarca? ¡Amos anda!

El 23 de Septiembre es Santa Tecla, de la que siempre fui muy devoto. Muchas veces subí andando hasta la cima para ofrecerle cien folios en holocausto y hacerle promesas de ascetismo literario y de perseverar en la lucha contra el caradurismo. Nunca subió Salman Ruhsdie a Santa Tecla, pero cuando a la dictadura del Shah le sucedió aquel ser oscuro y tenebroso que dictó orden de asesinato internacional contra el escritor por un libro que ni se había traducido al iraní ni habían leído, todos los teclistas y plumillas del mundo se deberían de haber alzado en letras contra esa dictadura y, quizás, nos y les hubiéramos evitado todo lo que vino después allí y alrededores.

Los mangoneadores del mundo van destruyendo países y sembrando odio en nombre de la paz, como prominentes caraduras que son. España ha pasado de la “tradicional amistad hispano-árabe”, al tradicional bombardeo de los árabes. ¡Ojo con las avalanchas humanas! Con la Marcha Verde, Marruecos se apropió del Sáhara español. Cuando Hungría abrió sus fronteras con Austria para que pasaran miles de “turistas” de la RDA, se produjo un cataclismo que llevó a las fuerzas de la OTAN de Berlín a Kiev sin pegar un tiro. ¡Y pensar lo fácil que sería que todo el mundo viviera bien y en paz! Haya salud.